Recuperar el contacto físico
Luis Wertman

Construcción Ciudadana

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Tocar a otros con respeto y afecto es una acción que nos une y nos identifica. No por nada un apretón de manos sigue siendo uno de los sellos que…

Foto: La Vanguardia.
Foto: La Vanguardia.

Lectura: ( Palabras)

Somos una sociedad de contacto físico. Uno de nuestros rasgos más conocidos como latinos y norteamericanos más al sur, es precisamente el de demostrarnos afecto por medio de abrazos, besos y apretones de manos de diferentes intensidades. Esa calidez nos da sentido y al mismo tiempo una identidad de la cual nos sentimos orgullosos.

Llevamos casi un año y medio de confinamiento o de rutinas en las que ese contacto se ha distorsionado a niveles que no habríamos pensado nunca, al menos yo no. Si bien el evitar saludar cuando tenía un resfriado y avisar a mis interlocutores, traer una botellita de gel antibacterial a la mano por si no había un baño cerca eran costumbre, ninguna representaba cualquiera de las medidas de prevención que, espero, ahora hemos hecho hábito.

Tan sólo pensar en despedirse de lejos batiendo las manos o cruzándolas se podía convertir en un gesto excesivo de distancia. Hoy es nuestra nueva realidad y lo será durante varios meses hacia delante.

Hemos tenido que aprender a expresar nuestro cariño y aprecio con los ojos, a través de las manos y los brazos, muchas veces con la voz o gracias a los ángulos de las cámaras presentes en teléfonos y computadoras. No ha sido sencillo y la razón está en que la expresión de emociones positivas siempre es mejor si se da de manera cercana.

abrazo entre abuelas
Foto: GettyImages.

Si tiene alguna duda, en cuanto podamos hacerlo regresemos a las salas de espera de los aeropuertos, a las terminales de autobuses y a las entradas de las escuelas, que apenas hace unas horas volvieron a recibir a sus estudiantes. Pocas personas dicen “hola” o “adiós” con simples palabras, es necesario tocar a la persona para poder transmitirle nuestro sentimiento.

Uno de los rasgos de nuestra salud mental al que le tendremos que poner mucha atención es el contacto físico. A lo largo de nuestras vidas pasamos por diferentes etapas de acercamiento y de alejamiento, sobre todo en la adolescencia donde la cercanía de los adultos se vuelve extraña y hasta incómoda. 

Todos hemos presenciado a los abuelos correr ya vacunados hacia sus nietos y a éstos fundirse en un abrazo con ellos. Nada comunica mejor ese amor que rodear a una niña o a un niño que siente a flor de piel lo que es volver a ver a una o a dos de las personas que mayor alegría le provocan. Lo digo porque también soy un orgulloso abuelo.

Pero el intercambio de emociones es mucho más importante de lo que pensamos, incluso si esa demostración es con personas que no son tan familiares. Tocar a otros con respeto y afecto es una acción que nos une y nos identifica. No por nada un apretón de manos sigue siendo uno de los sellos que da sustento a un compromiso, ya sea económico o social.

abuelos conociendo a un nieto
Imagen: Uppers.

Juntar los codos o chocar el puño (este último usual en quienes practican algún deporte de conjunto) no ha sido lo mismo en estos meses, aunque ha permitido que recordemos esa conexión que tenemos con los demás. 

No sé cuándo estaremos en condiciones de regresar a esas muestras de aprecio o cortesía, sin embargo, muchos estudios psicológicos señalan que el contacto físico forma parte de nuestra naturaleza desde que iniciamos el camino para convertirnos en la especie que más altera su entorno y cuya inteligencia sólo rivaliza con su capacidad de destrucción o de inacción. 

Lo mismo que con la falta de luz solar, dejar de entrar en contacto con otras personas por medio del tacto tiene sus consecuencias emocionales y se extienden a daños en la convivencia que tendremos que recuperar y ayudar a que otros recuperen. No por nada, la piel, es el órgano más extenso que tenemos en el cuerpo humano.

sana distancia pandemia
Foto: El País.
contacto físico en la pandemia
Imagen: Unicef.

Nuestras relaciones afectivas, en distintos grados, incluyendo las sexuales, atraviesan por el contacto físico. Según la ciencia también “hablamos” con la piel y mandamos mensajes que no es posible enviar con ningún otro de los sentidos. 

Falta tiempo, no obstante. Necesitamos estar seguros de que no podremos a nadie en riesgo cuando demos un abrazo, demos un beso y sostengamos un brazo y una mano en señal de respeto y admiración. Es difícil porque significa estar conscientes de que somos portadores de un virus que provoca una enfermedad, la cual puede costarle la vida a alguien y a nosotros mismos. 

Pero regresaremos a encontrarnos de nuevo con las manos, con las mejillas, con los labios y con los brazos. Es uno de los instintos más antiguos que nos definen como humanos y nosotros, entre muchas culturas, hemos perfeccionado de muchas maneras el lenguaje del cuerpo, uno que extrañamos en estos tiempos tan complejos.

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