Conoce a tu enemigo
Shulamit Graber Dubovoy

Nada humano me es ajeno

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Cada uno de nosotros siente y expresa el estrés de manera distinta. Por eso es importante observar que síntomas tienes y cómo te están afectando.

Imagen: ESAN.
Imagen: ESAN.

Lectura: ( Palabras)

Cuando hablamos de estrés nos viene de inmediato la idea de algo negativo que tenemos que eliminar o prevenir. Es como cuando escuchamos: “Déjalo está enojado”; “Pobrecito está triste”; “Cálmate que estás muy ansiosito, nerviosito, miedosito”. Estamos muy acostumbrados a clasificar en malo o bueno, sin embargo, debemos recordar que donde hay armonía, hay salud y donde no hay armonía, surgirá la enfermedad física o emocional,  más allá de lo malo o bueno.

Por ello evita generalizar: trata de quitar de tu vocabulario las palabras todo, nada, siempre, nunca, malo, bueno.  Te ayudará a eliminar juicios y prejuicios, que a su vez, generan estrés.

El estrés es una respuesta natural del cuerpo, que en moderación nos ayuda a tomar acción. Emociones como el miedo, enojo y tristeza son experiencias emocionales de supervivencia, el enojo nos ayuda a definir límites, el miedo a protegernos del peligro, y la tristeza a lidiar con nuestras pérdidas. 

Solemos identificar al estrés como un estado de tensión física y emocional causado por la presencia de un elemento perturbador, conocido como factor estresante. Este factor estresante es percibido como un reto, ataque o daño por nuestro organismo, que responde de forma acorde para poder superarlo.

Es, por tanto, una reacción natural que nos permite enfrentarnos con éxito a situaciones difíciles, peligrosas o desconocidas. Sin embargo, este lado bueno del estrés es a menudo olvidado y casi siempre se habla de los efectos negativos del estrés.

control de las emociones
Imagen: SGame.

¿Te has preguntado cuáles son los efectos emocionales, mentales y de comportamiento a causa del estrés?

El estrés emocional aparece ante una situación o cambio en nuestras vidas que no podemos controlar o que creemos que no vamos a poder salvar. Este tipo de estrés conlleva una percepción negativa de nuestras capacidades para afrontar los problemas, por ejemplo, ante una ruptura de pareja o ante la muerte de un familiar. El estrés emocional también puede estar relacionado con el trabajo, aunque no hay que confundirlo con el estrés laboral. El estrés emocional, en estos casos, puede deberse a tener que realizar tareas que no nos gustan.

El estrés emocional suele provocar ansiedad, incapacidad para relajarse, mal humor, irritabilidad, falta de motivación y, en estados más avanzados, depresión que puede llegar a ser severa.

Hay que distinguir entre un episodio pasajero de ansiedad o de cansancio, y que puede remitir de forma espontánea, por ejemplo, los preparativos de una boda o un cambio de casa o de trabajo, con una situación permanente que, progresivamente, afecta tanto a la calidad física y psíquica como al desarrollo de los actos cotidianos de nuestra vida.

Cuando estamos estresados, es frecuente que se alternen episodios en los que se duerme mucho con episodios de dormir muy poco. El estado de nerviosismo suele hacer que se coma más, aunque generalmente también peor. Puede llevar a que se descuiden las responsabilidades, entrar en un aislamiento social e incluso comenzar o aumentar el uso de alcohol, tabaco o medicación para conseguir relajarse. El estrés debilita nuestro tanto nuestro sistema inmune físico como emocional.

estrés emocional
Imagen: Diario Femenino.

El estado de irritabilidad y tristeza, junto a estos cambios de comportamiento, pueden tener consecuencias negativas en las relaciones sociales y familiares.

En el plano mental/cognitivo, hay incapacidad para concentrarse y pueden aparecer problemas de memoria. Puede llegar a producir un detrimento en la capacidad de juicio y generar un estado constante de preocupación y negatividad.

El estrés es una patología cada vez más presente en nuestra sociedad y sobre todo en esta época de una pandemia prolongada con varios efectos disruptivos, por lo que  según estadísticas recientes en varias publicaciones, el estrés afecta a una de cada seis personas.

Sin embargo, hay mucho que sí podemos hacer para manejar nuestro estrés de forma asertiva, recordando que “prevenir es salud”,una máxima que en el caso del estrés adquiere todo su sentido.

Cada uno de nosotros siente y expresa el estrés de manera distinta. Por eso es importante observar que síntomas tienes y cómo te están afectando. Uno de los principales problemas es que con frecuencia ni siquiera nos damos cuenta de nuestro nivel de estrés. ¿Por qué?

    1. Nos acostumbramos a la vida que llevamos y ya no le prestamos atención a lo que sentimos.
    2. Le quitamos importancia porque creemos que no podemos hacer nada para cambiar lo que está pasando.

Así que no te acostumbres a vivir estresado y crea experiencias que te ayuden a vivir mas relajado. Aquí algunas recomendaciones:

 –Trabajar con nuestra conciencia, con darnos cuenta: una vez que aprendas a observarte, va a ser más fácil que te des cuenta en qué momento el estrés positivo que te ayuda a actuar se está convirtiendo en estrés negativo. Va a ser muy fácil observarlo: cuando te sientas irritable, frustrado, impaciente, ansioso o hasta deprimido. Falta de energía, sueño variable, etc.

–Intentar crear experiencias positivas hacia la paz mental, como sería meditar, hacer espacios de silencio, caminar al aire libre. Conéctate más con la naturaleza, desde tener una mascota hasta sembrar plantas en tu casa.

–Ser flexibles y fluir versus control y rigidez. La flexibilidad es de las competencias más importantes que debemos desarrollar.

–Amplía tu percepción y cómo te relacionas con el mundo exterior. Si estás rodeado de un ambiente estresante, va a ser difícil que esto no influya en ti.

–Evitar excesos o deficiencias, incluso mucho de lo bueno, no es bueno. En ocasiones “menos es mas”.

–Nada es correcto para todos y siempre algo es correcto para alguien, cada quien es único.

–Las emociones muchas veces son contagiosas, júntate con gente positiva o que tenga actividades que te inviten a estar más cerca de la naturaleza o que se interesen también por su crecimiento personal.

–¡Ríete! La sonrisa además de equilibrar nuestro ser, nos conecta con nuestros órganos internos y los lleva a su grado óptimo de funcionamiento; en pocas palabras, ¡ellos sonríen también! Recuerda que solemos imitar las conductas de nuestros semejantes, las que más nos atraen. Hagamos que nos atraiga una de las facetas más edificantes del ser humano, la de la sonrisa, como una eterna fotografía.

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