Orozco Park
Avelina Lésper

Arte y Dinero

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Las limitaciones son una ventaja, carecer de obra monumental, escultórica y pictórica, designar como arte chicles masticados y lo que encuentra en la calle, no implica que esté incapacitado para llevar a cabo la extraordinaria tarea…

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Lectura: ( Palabras)


CATEGORÍA: Arte y Dinero | Opinión


Las limitaciones son una ventaja, carecer de obra monumental, escultórica y pictórica, designar como arte chicles masticados y lo que encuentra en la calle, no implica que esté incapacitado para llevar a cabo la extraordinaria tarea de crear un espacio artístico en 800 hectáreas del Bosque de Chapultepec. Diego Rivera, hace más de cincuenta años pintó el mural El Agua, origen de la vida, en el Cárcamo de Dolores y diseñó la fuente a Tláloc, eso no intimida al artista readymade, que tiene una propuesta “que invita a descifrar cierta filosofía”. En exclusiva aquí describiré el plan de la intervención artística comisionada a Gabriel Orozco. Situar espacios de reflexión y deleite con la masiva presencia de Oroxxos, las tiendas de comida chatarra que llevan sus emblemas. Los sindicatos de miles de vendedores ambulantes que planean invadir el parque con sus puestos de comida serán desplazados por la competencia desleal de los conceptuales Oroxxos, lo cual no importa porque las papas fritas de Orozco son arte y las de los ambulantes no.

Chicle, Gabriel Orozco

La basura que generen los visitantes, que depredarán esta zona hasta ahora conservada, se integrará como acervo nacional, en los “contenedores de arte”, botes estratégicamente distribuidos en el área. Los desperdicios de comida que dejen en el piso, como elotes mordidos y vasos de esquites, serán catalogados y clasificados por los curadores-pepenadores. Se reciclará y se integrará en una obra en constante proceso, “las clasificaciones taxonómicas” tendrán cédulas explicativas escritas por Ann Temkin, curadora-pepenadora oficial. Vasos, botellas, todo el plástico, bolsas, latas, serán cuidadosamente acomodados en mesas que bordearán las calzadas para que el público observe detenidamente las obras.

Los anuncios de la valla publicitaria que se apropiará el artista serán el “nuevo muralismo”. En el piso, como sucedió en la Bienal de La Habana, los becarios del FONCA barrerán en círculos, dibujando “estructuras efímeras” que “hablarán de la fugacidad de la forma”. Los camiones de basura estarán pintados con círculos azules y rojos, interactuarán con el entorno como esculturas móviles. En servicios adicionales, en lugar de oficina de objetos perdidos, tendrán “Oficina de objeto encontrado”, aquí podrán dejar los curadores y artistas los objetos que encuentren y sean susceptibles de convertirse en arte. La Guardia Nacional estará capacitada por el Instituto de Enfermedades Estéticas de la UNAM para dar visitas guiadas y explicaciones teóricas sobre las obras expuestas.

Meme Gabriel Orozco.

Las cajas vacías de cartón para empacar refrescos, comida, y demás dispositivos artísticos de los Oroxxos, se apilarán en una monumental escultura que modificará su morfología en cada instante. Impulsando la interconectividad con el público se hará un “ponchódromo”, una cancha de futbol donde los jugadores ponchen pelotas, y se acomodarán, recuerden que la especialidad de Orozco es “acomodar cositas”, en un espacio escultórico. Los chicles masticados se pegarán juntos en una gran bola que un artista itinerante rodará por el espacio para adherir más basura, esta acción se turnará en residencias artísticas. En la rotonda en homenaje a Duchamp, inspiración de todos los artistas VIP, se pondrán mingitorios al aire libre, el orinadero será un performance colectivo de meditación. Los visitantes “quedarán aturdidos de tanta belleza” como se prometió en la presentación del proyecto, por fin llegó el momento de reconocer que la mediocridad tiene derecho a existir y triunfar en el arte.

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Gaston Melo

Avelina; gracias por esta nota ilustrada, seria muy bueno monitorear avances, escuchar voces detonar una nueva crítica y ciudadanizar el bosque de Chapul con un ombudsperson como tu.

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Avelina Lésper
Avelina Lésper

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( Palabras)

No son un lujo, no son un privilegio, son un derecho ciudadano. El primer museo fue un logro de la Revolución francesa. Convirtieron el Palacio de las Tullerías en un museo, y se fundó el concepto del espacio público para que los ciudadanos tuvieran acceso a los tesoros del arte y la cultura. Es hoy el Museo de Louvre.

La Historia se escribe y documenta para que aprendemos de ella, no para desechar con arrogancia sus lecciones. El presupuesto asignado a la Secretaría de Cultura para el año 2022 vuelve a dejar a los museos en el desamparo económico. Desde hace tres años, con la excusa de la cuarentena por la pandemia, se dejó a los museos sin presupuesto para operar, no tenían ni para pagar la vigilancia o la luz, nada. Al regreso a las actividades, la situación es la misma. El deterioro de la infraestructura cultural es evidente y, de seguir así, será irreversible.

Desde mi experiencia, los directores de varios museos me responden que “en el museo no tenemos ni para hacer fotocopias”. La Biblioteca Palafoxiana de Puebla, que conserva los primeros libros que se imprimieron durante la Colonia, no tiene presupuesto para abrir al público, ni para vigilancia o restaurar un libro, nada. En el resto de los museos de todo el país la situación es crítica: las exposiciones, actividades culturales, eventos, todo cancelado.

El presupuesto de la Secretaría de Cultura está dedicado casi por completo al proyecto del Orozco Park, con sus puentes, y al museo de Gabriel Orozco, cuya obra maestra será destruir el Jardín Botánico de Chapultepec. Concentra toda la inversión en la Ciudad de México, dejando al resto de los museos de los estados y de la capital sin dinero. Es un proyecto de obra pública, no es un proyecto cultural.

Ante esta crisis, recordemos para qué son los museos:

‒Son recintos que albergan conocimiento y motivan el diálogo a partir de ese conocimiento. 

‒Incentivan la creación de arte.

‒Ponen al alcance de todos los ciudadanos obras de arte y culturales que de otra forma no podrían conocer. El arte tiene un elevado valor histórico, económico y social, por eso el Estado patrocina los museos y espacios públicos con los impuestos y, en muchos casos, en alianza con la sociedad civil, empresas, etc.

‒El acervo de los museos es parte de la riqueza nacional, deben protegerse y administrarse.

‒Los museos generan convivencia ciudadana alrededor de las obras y las actividades culturales. Incluso la cafetería y la tienda, que ofrecen productos relacionados con el arte, incentivan el amor por las ciudades y su cultura.

‒Los museos no son un gasto, los grandes museos y el turismo cultural son máquinas de hacer dinero.

Castigar a los museos con presupuestos que les impiden trabajar, está despojando a la ciudadanía del derecho de adquirir y crear arte y conocimiento.

No hay ahorro, no hay ganancia, esta “austeridad” daña gravemente un logro de la sociedad que desea pensar en libertad, en paz, y compartir conocimiento.  

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Avelina Lésper
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( Palabras)

“Los dioses nos atemorizan cuando cumplen nuestras necias plegarias”, dice Nietzsche que ésa es su venganza. El terror es porque significa que nos escuchan y es preocupante pensar que algo tan grande se ocupe de nuestras humanas obsesiones. Los dioses escuchan al poder, le consienten sus caprichos, lo hemos comprobado, iniciamos con la austeridad como guía redentora de los pecados del despilfarro, y eso se prolongó al concepto de “cultura y arte para el pueblo” o los creyentes, entonces la cultura se empobreció: se acabaron las exposiciones con obras de otros museos del mundo; se cancelaron los ballets, conciertos y las funciones de ópera con artistas internacionales de la música clásica; el Festival Internacional Cervantino se redujo a un festival de cine y talleres de reggaetón y graffiti, se debería llamar “Festival Popular Cervantino”.

Llegaron a la conclusión de que el pueblo no merece los lujos de grandes exposiciones ni espectáculos artísticos, no, el pueblo merece pobreza cultural, que eso purifica el alma, nos hace más sencillos y menos pretenciosos. La pandemia consagra esas decisiones, y cumple el sueño de esta administración cultural, todos los museos, los teatros, las actividades, todo está detenido. El ahorro es fenomenal, el pueblo no está recibiendo las malas influencias del arte y la cultura que lo vuelven contestario y lo orillan a cuestionar la realidad. El virus de la austeridad se unió al virus de la pandemia, una pareja perfecta.

Zdzisław Beksiński
“Sin título” del pintor polaco Zdzisław Beksiński (1929-2005).

Pensemos en el día después, cuando la emergencia sanitaria termine, ¿van a volver a abrir los teatros, escuelas de arte y museos? ¿La cultura va a entrar en un grado de pauperización más grave? ¿Los museos serán centros de proselitismo? Ahorran en el arte y cultura porque los consideran no esenciales, son gastos superfluos, vanidad que nos aleja de la senda de la bondad. Los dioses que cuidan del poder han sido muy hábiles, la crisis económica por la pandemia va a hacer más daño que la enfermedad, a los Jinetes del Apocalipsis se unirá uno más, que cabalgará junto del hambre y la peste, será la ignorancia, que triunfante mostrará su estandarte. Los recintos abandonados pueden tener usos más “populares”, como en el Museo del Barroco en Puebla, que montaron un tianguis, cancelaron exposiciones, y llevaron un ring de lucha libre con luchadores y demás, porque eso le “gusta al pueblo”.

En un derroche de incongruencia se gastan 1,000 millones en el “Orozco Park”, que servirá sólo a la Ciudad de México, y por supuesto en el agujero negro que es PEMEX, es decir, farolazos y nada de cultura. El arte “elitista” se cambia por acciones proselitistas, la fe es más importante que el conocimiento. Revelen la verdad, el último mandamiento será: la ignorancia los hará felices. El amor que el poder tiene por el pueblo es peor que el odio por sus enemigos. El pueblo ignorante es más leal que el sabio.

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( Palabras)

La fe construye al arte sacro, es la fuerza que levanta las cúpulas y que hace interminables las columnas que las sostiene. Ken Follett escribió un pequeño libro sobre Notre Dame, basado en su novela Los Pilares de la Tierra, con la finalidad de donar las regalías para su reconstrucción. En la investigación para escribir este libro conoció las grandes catedrales de Europa, en todas recuerda cómo los trabajadores dejaban en el interior de sus torres, basura, restos de materiales de reparación y colillas de cigarros, y pensaba que esos desperdicios un día provocarían una desgracia.

Las catedrales antiguas son obras de arte en sí mismas, cada fragmento está realizado por artistas y artesanos, las esculturas y capiteles, los murales y pinturas de los altares. La obra no concluye con el edificio, le mandan escribir música coral y conciertos, por eso en su corazón habita un órgano que se fabrica especialmente para cada recinto, la atmósfera es una obra de arte, lo que se escucha y vemos, la luz del sol que se filtra por los vitrales de colores, y entendemos que el camino del misticismo inicia en los sentidos. La Catedral de Notre Dame fue incendiada por la negligencia y la irresponsabilidad humana, es una pérdida irreparable para la Historia del Arte, hoy no existe esa decisión de construir la devoción en la Tierra, y la devoción al arte.

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México está esperando su propia tragedia, no vivimos tiempos de fe, el revanchismo no da espacio ni para el arte ni para la protección de obras maestras irrepetibles. Desde la plaza del Zócalo se ven las grandes ramas que crecen encima de las cúpulas, que están rompiendo las estructuras, el despedazamiento de las piedras de sus torres, las ventanas arqueológicas del piso están invadidas por vegetación. ¿Qué están esperando para reparar ese daño? Si esto está así es porque el interior debe ser más grave. La pérdida de Notre Dame le enseñó al mundo que el arte verdadero es insustituible, que no se hace con tecnología, se hace con la voluntad humana, cuando hicieron estas catedrales había voluntad de hacer arte, ahora hay voluntad de hacer dinero, de pagar arquitectos estrambóticos que no piensan en la misión del recinto, piensan en hacer negocio con materiales y constructoras.

Las cúpulas, ese milagro de la arquitectura, fueron verdaderos experimentos científicos, los antiguos arquitectos se arriesgaban con un ejército de trabajadores, para levantar aún más alto esas bóvedas que concentrarían un fragmento de la divinidad. Es inconcebible que una obra como nuestra catedral padezca ese deterioro y ese abandono. Si en esta época no pueden hacer bien un centro comercial y las obras públicas quedan a la medida de la mediocridad imperante, qué van a hacer si esta catedral se viene abajo, no hay elementos humanos ni tecnológicos para reconstruirla.

El abandono de estas obras es consecuencia del desprecio generalizado que hay por el arte y la cultura, creen que son un lujo prescindible y quedan fuera de la agenda política. De esos miles de millones que van a gastar en el Orozco Park, podrían destinar un poco para reparar la Catedral Metropolitana, que es más valiosa que todo ese proyecto.

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