No te lleves tus órganos al cielo, seguro alguien los necesita
Antonio M. Prida

De Frente y Derecho

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Todos los días, hay mucha gente que necesita un órgano y muere esperándolo ya que no puede esperar dos años o más en la fila.

Lectura: ( Palabras)

En esta ocasión comparto con mis lectores un artículo preparado por mi más cercana colaboradora, quien de manera valiente da a conocer una entrañable historia personal con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia vital de la donación de órganos.


Por Beatriz Prieto Rivera

Para Kika, la mejor mamá del mundo
y mi mejor ejemplo de fortaleza.

Muchas veces creemos que tenemos la vida comprada, que somos invencibles, que nada nos va a pasar, que estamos bien y que llegaremos a viejitos con buena salud, pero la realidad es que nunca sabremos cuando llegará ni de qué manera nuestro momento, por eso debemos estar preparados para ayudar a quien lo necesite.

Mi mamá Beatriz Rivera May, mejor conocida como Kika, q.e.p.d., fue diabética desde los 9 años, toda su vida luchó con diferentes problemas relacionados con esta enfermedad y, aunque siempre se cuidó mucho, llegó un momento en que sus riñones ya no funcionaban más, al grado que ya sólo servían al 7%; comenzó con diálisis, pero después de un tiempo ya tampoco funcionaba, por lo que la única opción era un trasplante de riñón.

Fue una verdadera locura, cuando nos avisaron que necesitaba el trasplante ya íbamos contra reloj, la registramos en la lista de trasplantes del Seguro y había una fila de por lo menos dos años. Imposible. Mi mamá no aguantaría dos años esperando el riñón, por lo que nos pusimos a buscar por nuestra cuenta. Mi papá no era compatible y mi hermano y yo éramos muy jóvenes para donarlo, no le duraría tanto tiempo por la diferencia de edades. La hermana menor de mi mamá, Diana, ofreció darle su riñón pero se embarazó al poco tiempo y ya no pudo ser la donadora.

Mientras buscábamos nuevamente un donador, realizamos, con la ayuda de familiares y amigos, múltiples bazares, kermeses, “toquines”, eventos para juntar el dinero y poder operarla en el Hospital Instituto Mexicano del Trasplante (IMT) que se encuentra en Cuernavaca, Morelos. Fue una época muy difícil porque mi mamá ya estaba muy mal, ya no se podía parar, se estaba intoxicando lentamente y no es fácil conseguir un órgano, no es algo que se pueda encontrar de la noche a la mañana o a la vuelta de la esquina, y tampoco es fácil que alguien done un órgano estando vivo porque surgen muchas dudas y el miedo al ¿qué va a pasar?, ¿y si después yo lo necesito?, ¿no me enfermaré?

En esos momentos de estrés nos dimos cuenta que aquí en México no se tiene esa costumbre sobre la donación de órganos. Actualmente ya hay más campañas y más información en Internet donde nos podemos informar, pero aun así sigue siendo un tema muy complicado.

Mi mamá ya había perdido las esperanzas, ya se estaba dejando, pero un día, gracias a Dios, mi tía Irene, la penúltima hermana de mi mamá, le dijo que le donaría el riñón, algo que agradecimos con el alma y que siempre le agradeceremos. Fue como si le inyectaran un poco de vida a Kika, esa pequeña esperanza de “sí voy a lograrlo”. Tomó fuerza de donde pudo y nos pusimos en marcha. Fuimos al IMT para que les hicieran todos los estudios necesarios y al ver que sí eran compatibles, les explicaron todo el procedimiento y todos los cuidados que debían tener antes y después de la cirugía. No es algo sencillo, como toda cirugía requiere muchos cuidados, mucha atención, paciencia, tiempo, dinero, pero vale totalmente la pena. Seguramente mi tía estaba asustada, pero creo que el amor por su hermana y el querer verla bien fue más grande que el miedo.

No te lleves tus órganos al cielo, seguro alguien los necesita
Kika y su hija Beatriz en febrero de 2014.

Finalmente, el 22 de febrero de 2006 gracias a mi tía Irene, al doctor Guillermo Mondragón Ramírez y a su equipo pudo recibir ese riñón tan esperado que le dio la oportunidad de vivir 13 años más. No recuerdo cuánto tiempo duró la cirugía, pero todo salió muy bien. Cuando pudimos ver a mi mamá, ya tenía otro semblante, el color le había regresado al rostro, le brillaban los ojos, estaba feliz, volvió a nacer. Mi tía también salió muy bien y hasta hoy, 17 años después, va a sus revisiones y todo está perfecto, no ha tenido ninguna complicación por vivir con un solo riñón.

Fueron muchos meses de recuperación para mi mamá y muchos cuidados, de ir constantemente con el doctor, desvelos, tomar cortisona para que el cuerpo no rechazara el nuevo órgano, alimentación especial, muchos medicamentos que iban disminuyendo con el tiempo, entre otras cosas, pero todo eso valió la pena al cien por ciento. Pocas veces he visto que alguien se cuide tanto como ella lo hizo, ese riñón era su tesoro más preciado y se notaba. Fueron trece años en los que disfrutó la vida, a su familia y amigos, vio a sus hijos casarse, viajó, pudo conocer a sus dos primeros nietos, Adolfo y Fernando, a quienes amaba con todo el corazón. Tristemente, el tener un riñón en perfecto estado no garantizó que se quedaría para siempre y falleció, a causa de otras complicaciones, el 11 de febrero de 2019, día de Nuestra Señora de Lourdes, Patrona de los enfermos. Lo más curioso fue que, al momento de su muerte, el riñón seguía en perfecto estado, lo que significaba que, de no ser por lo demás, podría haber vivido varios años más.

¿Por qué les cuento todo esto? Porque con este ejemplo quiero hacer un llamado para crear conciencia de la donación de órganos. Debemos quitarnos ese tabú de que es algo malo o nos vamos a morir también; si nos informamos bien podemos ver que no pasa nada y al contrario, podemos ayudar a más personas. En México ya se empieza a adoptar un poco más esta costumbre de donar, sin embargo, todavía nos falta mucho camino por recorrer. Todos los días, hay mucha gente que necesita un órgano y muere esperándolo ya que no puede esperar dos años o más en la fila, porque no tienen familiares o amigos que puedan donar o porque no tienen los recursos suficientes para hacerlo fuera del Seguro.

Según la página estadunidense https://donaciondeorganos.gov/, cada donante puede salvar hasta 8 vidas y mejorar 75 más. En México, podemos encontrar información acerca de la donación de órganos y tejidos en la página del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) de la Secretaría de Salud https://www.gob.mx/cenatra, donde mencionan que los órganos y tejidos que se pueden donar son corazón, pulmones, válvulas cardíacas, hígado, riñón, páncreas, intestino, tendones, córneas, huesos, cartílagos y piel. Si tiene la autorización, el médico será quien verifique qué órgano o tejido se puede donar dependiendo cada caso.

Si te interesa donar tus órganos o tejidos cuando fallezcas, puedes hacérselo saber a tus familiares y amigos, ya hay muchas instituciones donde te puedes registrar y así tener la información a la mano para que tus familiares sepan y notifiquen a los médicos el deseo de salvar o mejorar la calidad de vida de alguien más. En la página del IMSS (http://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/salud/tarjeta_donacion.pdf) o en la página de CENATRA (https://www.gob.mx/cenatra/documentos/27209) puedes imprimir tu Tarjeta de Donador y traerla contigo o dársela a una persona de confianza para que sea quien apoye tu decisión.

Espero que esta pequeña historia ayude un poco para que los que necesitan un trasplante sepan que sí se puede, que no pierdan la fe y le echen muchas ganas, siempre hay un camino para lograrlo, y si tú estás bien y no necesitas un trasplante, por favor “no te lleves tus órganos al cielo, seguramente alguien aquí los necesita”.

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