Decía Balzac que detrás de cada gran fortuna, existe un delito, no obstante que Don Honorato era de filiación monárquica y su sueño era ser célebre y ser amado, aunque toda su vida se vio acosado por sus acreedores y las urgencias de sus editores para la entrega de sus escritos. Finalmente consiguió casar con una dama de la nobleza, tener amor de las mujeres y de la celebridad ya ni hablar, pues su vasta obra de La Comedia humana, sustenta su genio al retratar fielmente la burguesía de su tiempo. Carlos Marx, sin tapujo alguno, confesó que había aprendido más del ilustre francés que de todos los economistas de su época para escribir la satanizada obra El Capital, que mereció figurar en los libros prohibidos por el Vaticano y su condena no sé si aún prevalezca o ya sea un escrito de ciencia ficción.
Me imagino a ambos hombres que perturbaron al mundo de la literatura y la economía en el siglo XIX, leyendo la revista Forbes en su edición de abril de 2021, detenerse en la sección correspondiente a México y ver su configuración económica, social y política de este país que jamás conocieron, aunque Marx dijo que mejor se uniera a Estados Unidos, para que cayera más pronto en las trampas del capitalismo; se sorprendieran que un país con grandes riquezas naturales, océanos al oriente y poniente, mano de obra excelente (esto lo comprueban nuestros compatriotas en Estados Unidos) y que, aún siendo una joven nación, se significa por estar en un nivel aceptable en las economías del mundo, se irían de espaldas al saber que es un país donde impera la pobreza y concentra la riqueza en sólo trece conspicuas familias.
Y si aún de espaldas en el suelo tuvieran un respiro para enterarse que dentro de la pandemia global y de crisis económica generalizada, los clanes de las poderosas familias, sus fortunas crecieron en el año 2020, a 35 mil millones de dólares y ahora el monto acumulado es de 136 mil 300 millones de dólares, se quedarían estupefactos y, tal vez, pensarían seriamente en reescribir sus obras frente a este nuevo “milagro” mexicano. Probablemente este fenómeno tendría una explicación más sencilla si atendemos al capitalista Paul Getty, quien afirmó que las crisis son los mejores ciclos para hacer negocios, siempre que se siguiera su código personal: “comprar barato y vender caro, beneficiarse del trabajo de los demás y no tener escrúpulos”. Él también brilló en la portada de Forbes, en el siglo XX, como el hombre más rico del planeta.
El desfile de los compatriotas opulentos lo encabezan Carlos Slim, Germán Larrea Mota Velasco, Ricardo Salinas Pliego y Alberto Bailleres González. Los cuatro magníficos de algún thriller actual. Juan Francisco Beckmann, María Asunción Aramburuzabala –única mujer en el elenco–, Antonio del Valle Ruiz y Carlos Hank Rohn. ¿Le suena el nombrecito con aroma político? Roberto Hernández Ramírez, que quedó a deber 10 mil millones de dólares al SAT en el traspaso de Banamex a Citi Bank; Rufino Vigil González, Fernando Chico Pardo y Alfredo Harp Helú, completan la docena de acomodados. Y el último “pobrecito”, David Peñaloza Alanís, con mil millones de dólares. Para dar una idea de lo anterior, el selecto grupo posee en moneda nacional aproximadamente dos billones de pesos, que equivale a una tercera parte de los seis billones de pesos que representa el ingreso de 35 millones de familias mexicanas.
Todo ello contrasta con el desplome de la economía nacional de 8.5 por ciento, el más bajo en México por muchas décadas debido a la pandemia que marcha de la mano con la crisis económica. Randall Lane, presidente de contenidos de la revista, dijo “Los muy, muy ricos se volvieron mucho, mucho más ricos”, lo cual es una verdad incontrovertible que choca de frente con el decir de Gabriel García Márquez que, con el genio irónico que lo caracterizó, afirmaba: “el día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”.
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