Existir representa todo un reto que a veces parece excesivo y asusta o genera la sensación de ser mucho mayor a las fuerzas con las que se cuentan. Ciertamente los seres humanos llegan a este mundo sin manual de operación, sin instinto funcionando al 100%, sin instrucciones para hacerle frente; sin embargo, eso no impide que se pueda resolver adecuadamente.
Efectivamente, en potencia ya existe dentro de cada persona todo aquello que necesita para enfrentar la vida. Más que manual, se requiere considerar 8 principios que favorecen una vida plena y significativa, a saber: despertar, abrir los sentidos, percibir con claridad la realidad, soltar las fantasías, confiar en la intuición, aplicar la inteligencia, buscar analogías que permitan plantear opciones e imaginar todos los escenarios posibles para enfrentar las diferentes situaciones que se presentan y salir adelante exitosamente.
I. Despertar
En muchas tradiciones se emplea la palabra despertar la cual corresponde a la correcta interpretación de la realidad más allá de los condicionamientos o las fantasías que dominan la historia humana en los primeros años de existencia. En efecto, al nacer todo ser humano está rodeado por un entorno que tiene una manera específica de comprender el mundo y las interacciones humana. Esta elaboración es producto de los condicionamientos socio-culturales vigentes que si bien, son la mejor explicación posible en ese momento, están lejos de corresponder a un entendimiento perfecto y último. La persona internaliza parte de esta información, la idealiza y la asume como la única versión independientemente de los efectos que produzca en su vida y en la de los demás. Despertar implica reconocer que la identidad es una construcción que se hace alrededor del núcleo verdadero y por lo mismo puede cuestionarse y modificarse cuando la ocasión así lo amerite.
II. Abrir nuestros sentidos
Para despertar es necesario estar presente tanto temporal como existencialmente. Es decir, tanto dejar atrás el pasado y el futuro para mantenerse en el aquí y ahora, así como soltar las fantasías y los pensamientos para reconocer qué está sucediendo. En este sentido, es necesario valerse de los sentidos y perfeccionarlos para mirar y no solo ver; escuchar además de oír; advertir más que oler; apreciar más allá del sentir; paladear y no solamente gustar. Abrir los sentidos obliga la actuación de la consciencia inmediata para que ésta a su vez active la consciencia reflexiva y se llegue a un mejor desempeño de la conciencia moral.
III. Percibir
Percibir con claridad la realidad no sólo implica reconocer aquello que se manifiesta en sí mismo y no desde los prejuicios, fantasías y condicionamientos que se tienen pre-establecido, sino también desarrollar una habilidad especial para interpretar qué se está mostrando más allá de la apariencia, como en el llanto de un bebé, lo cual incluye tomar consciencia del efecto que genera en la propia persona aquello que se percibe en el entorno. Es ser participante y testigo al mismo tiempo.
IV. Soltar las fantasías
Soltar las fantasías es reconocer que en la vida se tienen expectativas propias o inculcadas especialmente por los medios masivos de comunicación mismas que hay que identificar para evitar que afecten la existencia. Es aceptar que el beneficio que dan por vivir en el mundo alterno es limitado, efímero y provocan incapacidad para lidiar con la realidad además de reconocer que modifican o afectan la percepción de la realidad, limitan la objetividad y nos hacen esclavos de ellas.
V. Confiar en la intuición
Confiar en la intuición es ir entrando en contacto cada vez más profundamente con la propia sabiduría que ya nos habita y que es capaz de cuestionar los condicionamientos con los que hemos crecido; es validar que se percibe más allá de los cinco sentidos o que en algunos momentos el cerebro relaciona e interpreta datos a tal velocidad que es imposible identificar la secuencia y establecer un análisis racional, pero es indispensable limpiarla de temores y/o expectativas para impedir que alteren la percepción y produzcan una falsa intuición.
VI. Aplicar nuestra inteligencia
Aplicar nuestra inteligencia es explotar la habilidad con la que ya hemos sido dotados y que espera ser desarrollada. Implica integrar todos los datos que proporciona el ambiente y articularlos adecuadamente con las experiencias pasadas y de otras personas para obtener el mejor resultado posible.
VII. Buscar analogías en el entorno
Buscar analogías es observar el comportamiento instintivo de los animales, ponderarlo adecuadamente y pensar en el efecto que puede tener en la propia existencia si se pone en práctica. Es encontrar formas pertinentes para enfrentar los retos de la existencia.
VIII. Imaginar todos los escenarios
Imaginar todos los escenarios ayuda a descubrir que hay más que una sola opción en cada situación. Facilita descubrir las consecuencias de las diferentes alternativas y entrena la mente para romper los límites de comprensión con los que ha crecido. Además, permite reconocer los puntos débiles, las amenazas a las que uno puede estar expuesto y las fortalezas que están latentes en la propia existencia.
Imaginar los escenarios posibles ayuda a emplear el miedo y el enojo funcionalmente para hacer de la vida ¡una experiencia que valga la pena ser vivida!
*Este texto fue tomado del curso de “existenciología” de Jutta Battenberg Galindo.
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