Espacio
Avelina Lésper

Arte y Dinero

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La construcción de ese presente, la sucesión de acontecimientos, la fatalidad del dolor o el espejismo de la felicidad, todo eso, carece de razonamiento, es aceptación y decisión.

Lectura: ( Palabras)

Hemos venido a ocupar un espacio. Le damos sentido, lo saturamos, es nuestro cuerpo en ese momento, en el área que ocupa. Estamos, es algo que nos pertenece y sin embargo es nada. Camino por la calle, en ese trayecto ocupo un espacio que se desvanece, lo dejo vacío al instante. Estar vivo es la obligación de hacer algo en ese espacio. Me rodea el éter, siento el aire, el clima, soy yo y creo saber qué hago ahí, cualquier acto es darle justificación a la existencia.

Un hilo nos une a esa justificación. Cada día, cada instante debemos darle sentido, razón de ser. Cuando es hilo se rompe no queda nada, nada. La vida es encontrar más razones para mantenernos unidos a ese hilo, que miedos para cortarlo. Es un trabajo cotidiano, humilde, silencioso, heroico. Va más allá del trabajo servil que satisface a la necesidad, es un trabajo existencial.

Miro alrededor, el tiempo pasa en ese espacio, las leyes de la física saben más del espíritu que la psiquiatría. La justificación, el hacer de ese espacio y tiempo no es una confesión en el trance de un medicamento. Es valor. Es gozo, es la humildad de saber que somos prescindibles y que debemos vivir como si fuéramos extraordinarios. Vivo, trato de que esa acción, esa resolución, sea la más limpia y sutil que haya tomado. Vivo y no le doy explicación a mi vida, no la tiene.

Es el azar, no hay otra razón. En la biología y la fisiología, en la carrera por la vida, cada uno de los seres humanos están aquí por el accidente emocional de dos desconocidos. No hay un motivo real, ni predestinado, sólo hay presente. La construcción de ese presente, la sucesión de acontecimientos, la fatalidad del dolor o el espejismo de la felicidad, todo eso, carece de razonamiento, es aceptación y decisión.

Aprender a tomar mejores decisiones, si el karma hace que regresemos, la misión será tomar mejores decisiones, las que sean. La vida se presenta con sus accidentes, reaccionamos, esa reacción es la decisión. Son milésimas de segundos, intuiciones y saberes, pero es la ignorancia la que nos arroja, el no saber nos protege de la cobardía de una prevención que se traducirá en arrepentimiento, en frustración. Se pierde más por cobardía que por arrojo. El tiempo pasa, el espacio se acaba. Es la espléndida sensación de que se ha ido, nada va a regresar, ni lo positivo, ni lo negativo, cada instante es una incertidumbre nueva, es el regalo de la efímera presencia.

El mundo, el todo, la realidad, el espacio, el éter, la inhalación y la exhalación, nada es nuestro, estoy tomando algo y lo suelto. No puedo retenerlo, nada retengo, y la memoria me trae recuerdos y sé que, aunque los sienta, no existen, nada existe más. La fluidez del espacio y el tiempo, bajo mis pies, en mi mirada, en lo que hice hace unas horas y que ya no está. Nada es mío. La Yoga es mía unos instantes, la cargo en el cuerpo y debo regresar a ella cada día. Para retener repetimos el mismo gesto, así creemos que somos eternos, y no, eso nos llevará al final.

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