Recientemente, António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, declaró que es necesario evitar la hambruna y el colapso del sistema alimentario mundial. Cientos de millones de personas más pueden caer en la pobreza, los niños verán afectado su desarrollo y la gente sufrirá o morirá de hambre.
Esta grave situación, disparada por la invasión rusa a Ucrania, viene a agravar la ya muy compleja problemática global, la cual se deterioró profundamente por la pandemia del COVID-19, el escaso avance internacional frente al cambio climático y el persistente deterioro y degradación de la naturaleza y los ecosistemas.
Los nuevos problemas globales que estamos enfrentando retrasan el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París de 2015, y el logro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Como lo señaló recientemente The Economist la agresión rusa a Ucrania está golpeando un sistema alimentario global debilitado por el COVI-19, el cambio climático y el shock energético. Las exportaciones de cereales y semillas oleaginosas de Ucrania se han detenido y las de Rusia están amenazadas. Rusia y Ucrania suministran el 12% de las calorías comercializadas. Los precios del trigo continúan subiendo, después de que India anunciara que suspendería las exportaciones debido a una alarmante ola de calor. Las Naciones Unidas alertan sobre el espectro de una escasez mundial de alimentos que podría durar años.
Rusia y Ucrania suministran el 28% del trigo comercializado a nivel mundial, el 29% de la cebada, el 15% del maíz y el 75% del aceite de girasol. Solo las exportaciones de alimentos de Ucrania proporcionan las calorías para alimentar a 400 millones de personas.
Desde antes de la invasión rusa, el Programa Mundial de Alimentos advirtió que 2022 sería un año terrible. China, el mayor productor de trigo, había advertido que la lluvia retrasó la cosecha del año pasado, por lo que podría ser la peor de su historia. Además de las temperaturas extremas en India, el segundo mayor productor mundial de trigo, la escasez de lluvia amenaza a otras regiones productoras como el cinturón de trigo de Estados Unidos y la región de Beaucé en Francia. El Cuerno de África está siendo devastado por su peor sequía en cuatro décadas.
Por otra parte, a pesar del aumento de los precios de los cereales, es posible que los agricultores de otras regiones del mundo no puedan compensar ese déficit. Los márgenes de beneficio se están reduciendo debido al aumento de los precios de los fertilizantes y de la energía. Si se reduce el uso de fertilizantes, los rendimientos globales serán más bajos.
Asimismo, desde que comenzó la guerra 23 países han restringido las exportaciones de alimentos. Más de una quinta parte de todas las exportaciones de fertilizantes están restringidas. Si el comercio de estos bienes se sigue deteniendo se producirá la hambruna.
Hay otros aspectos críticos, alrededor del 10% de todos los granos se utilizan para producir biocombustibles y el 18% de los aceites vegetales se destinan al biodiésel. De igual forma, una enorme cantidad de cereales se utilizan para alimentar a los animales. En 2021, China importó 28 millones de toneladas de maíz para alimentar a sus cerdos.
En suma, la invasión rusa a Ucrania complicó severamente el esquema alimentario mundial, que ya estaba en crisis. El Programa Alimentario Mundial de Naciones Unidas establece que el número de personas con escaso acceso a alimentos al nivel de que sus vidas están en riesgo aumentó de 108 millones a 193 millones en los últimos cinco años. El aumento de esta inseguridad alimentaria aguda se debió, en buena medida, a la pandemia de COVID-19 que interrumpió el trabajo agrícola como las cadenas de suministro, elevó el precio de la energía y el transporte marítimo. También afecto la gripe porcina en China y a malas cosechas en algunos países exportadores, algunos relacionadas con regiones afectadas por fenómenos meteorológicos como la Niña y el Niño.
Los efectos de la pandemia del COVID-19 aún se perciben. Asimismo, ha habido el resurgimiento de algunas variantes de esta pandemia y actualmente en varios países en el mundo se enfrenta un posible resurgimiento.
Para una importante corriente de opinión científica esta y otras pandemias están directamente relacionadas con la degradación y la destrucción de los ecosistemas. Como es ya claramente aceptado estamos rebasando los nueve límites naturales del planeta, lo cual nos lleva a una cada vez más acelerado riesgo para la sustentabilidad y la sobrevivencia de la sociedad global. Una de las expresiones más claras de esta problemática es el cambio climático. Los recientes informes del Panel Intergubernamental sobre el cambio climático son los análisis más importantes del futuro de la humanidad en la Tierra hasta la fecha. Como señala Sir David King: ‘Nunca antes habíamos tenido tanta evidencia científica que demostrara que estamos en medio de una emergencia climática global’.
Hay cada vez más testimonios y análisis que alertan sobre este problema y que conlleva que se deben tomar medidas en diferentes ámbitos económicos y sociales. Pero un aspecto fundamental es la reducción de la emisión de Gases de Efecto Invernadero, (GEI). Pero los gobiernos se están tardando en actuar, muchos de ellos atrapados por los intereses de las energías fósiles y de otros grupos de presión que imponen sus intereses económicos y políticos particulares sobre el interés general a nivel nacional, e imponen la más profunda irresponsabilidad ética a nivel global.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó en mayo que cuatro indicadores clave del cambio climático batieron récords en 2021, entre ellos, concentraciones de gases de efecto invernadero, subida del nivel del mar, contenido calorífico de los océanos y acidificación de los océanos, los cuales registraron valores sin precedentes en 2021. Para la OMM se trata de un nuevo ejemplo de que las actividades humanas están provocando cambios a escala planetaria en la Tierra, el océano y la atmosfera y de que estas alteraciones provocan repercusiones nocivas y duraderas para el desarrollo sostenible y los ecosistemas. Este informe de la OMM también señala que las condiciones meteorológicas extremas dejan ver en nuestra vida cotidiana los efectos del cambio climático. Señala que provocaron pérdidas económicas por cientos de miles de millones de dólares, costaron muchas vidas humanas, redujeron gravemente el bienestar de las personas y están alterando la seguridad alimentaria e hídrica, así como los desplazamientos. El informe señala que en 2022 todas estas consecuencias se han agudizado.
Al comentar este informe, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres aprovechó para reclamar la adopción de medidas urgentes para la transición energética y alejarnos del callejón sin salida que representan los combustibles fósiles.
Es necesario divulgar y difundir la solución de esta problemática a nivel global para evitar el colapso gradual de los sistemas naturales en el planeta, que están generando sufrimiento y muerte, en particular en los sectores sociales más pobres.
La guerra en Ucrania tiene un desenlace impredecible, pero puede continuar escalando, generando daños que van más allá de la zona del conflicto. Evitar la hambruna en diversas regiones del mundo, tanto por razones humanitarias, como por el riesgo de estallidos sociales, requiere de acciones claras por parte de Naciones Unidas y de la comunidad internacional. De igual forma, es fundamental fortalecer la lucha por proteger la naturaleza, los ecosistemas y tomar medidas drásticas conta el cambio climático.
Es importante retomar el planteamiento de la economista Kate Raworth, de Oxford, autora de la economía de la dona, en la que en un círculo estarían los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, en tanto que, en el otro, los límites naturales del planeta. Debemos detener este acelerado proceso de destrucción de la naturaleza.
La solución de estos problemas, con frecuencia conlleva la toma de decisiones drásticas de la autoridad, lo cual, si bien en algunos casos es necesario, no deja de preocupar ante el surgimiento de nuevos autoritarismos aunados a la sobrevivencia de antiguos despotismos y totalitarismos. Todo esto se da en el contexto del ataque y el debilitamiento de los sistemas democráticos en varias regiones en el mundo, con el agravamiento de que los gobiernos cuentan con avances tecnológicos que les permiten ser crecientemente invasivos. Desde mi perspectiva, debemos luchar por la solución de los graves problemas que enfrenta la humanidad, protegiendo el interés general, pero con respeto a los derechos y las libertades fundamentales, en el marco del Estado de Derecho y de la democracia. Es sin duda un equilibrio difícil.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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