Tome las fiestas de fin de año y revise con calma y perspectiva si quiere participar.

Seleccione la culpa y el deber ser y resérvelos en un mortero.  Tome unos gramos de luces navideñas, el árbol natural o artificial, seleccione las guirnaldas y los adornos y dispóngalos, si quiere, en un lugar destacado de su casa o déjelos en sus respectivas cajas hasta que se le antoje utilizarlos. Escriba en un papel, con letra grande, la lista de todas las personas con las que no quiere pasar las fiestas y déjelas en un lugar destacado para que no vaya a cometer el error de incluirlos en alguna cena o aceptar alguna invitación de ellos. Compre regalos en forma consciente y selectiva y si se le da la gana de no regalarle nada a nadie, alégrese por no ser cínico.  Busque la culpa y el deber ser que había dejado en el mortero y muélalos hasta que queden hechos polvo y luego espolvoree con ellos a todos quienes lo llamen o busquen para quejarse por la conducta que ha decidido tener en esta ocasión.

Para la noche de año nuevo seleccione películas, series, libros o música de su agrado y prepárelos para pasar una noche inolvidable solo, con su pareja o amigos muy bien seleccionados.  Puede acompañar lo anterior con un buen vino, un espumante extra brut, un destilado de selección o con lo que se le de la gana.  Prepare su plato favorito, ordene comida rápida o ayune, lo que elija hacer estará perfectamente bien. Si quiere preparar su cama temprano y echarse a dormir o a hacer el amor hasta el hartazgo, hágalo a su antojo.  Los abrazos y saludos son opcionales, utilícelos sólo si en verdad le gustan (siempre es un buen momento para iniciar una dieta détox de muestras de afecto forzado).

Desde luego, si quiere preparar o participar de una cena navideña apoteósica u organizar o asistir a una fiesta que le parezca inolvidable, hágalo. Disfrute, baile, cante, grite, coma y emborráchese si le place, pero no obligue a nadie a hacerlo. 

Viva las fiestas como mejor le parezca, si bebe no conduzca, dese permiso para hacer lo que quiera durante las obligaciones de fin de año y pídale a Papá Noel, Santa Claus, Los Reyes Magos, Dios o, idealmente a la ciencia, que el próximo año ya no haya Covid, en eso creo que sí todos podemos estar de acuerdo.

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