¿Es posible que el fenómeno de relocalización industrial “nearshoring” favorezca al Sureste de México?
Octaviano Couttolenc

Cambio y fuera

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El objetivo del proyecto es mejorar la logística y el comercio en México, así como fortalecer la posición del país como puente entre América del Norte y el resto del mundo.

Lectura: ( Palabras)

Hace unos días asistí a la Cumbre Amexcap en Ciudad de México, y sin duda uno de los temas que generaron mayor interés es aquel relacionado con las grandes oportunidades para México derivadas del “Nearshoring”. Esto es, México puede beneficiarse de movimientos de capital e inversión muy relevantes ya sea de empresas chinas, europeas o inclusive norteamericanas que quieren reubicar capacidades de producción para establecerse más cerca del mercado más grande de consumo del mundo y México es una fantástica alternativa por su cercanía, buena capacidad industrial e infraestructura, tratados comerciales y mano de obra calificada y de precio adecuado, entre muchas otras.

Mucho se discutió en el foro, sobre el efecto que esto puede tener para la economía mexicana, y donde se escuchan cifras muy alentadoras; Se estima que el PIB de México podría crecer incrementalmente entre 1.5-2.5% más por año, como resultado de un crecimiento en las exportaciones hacia EE. UU. del 20-25%; asimismo la inversión extranjera directa podría llegar a los 50,000 millones de dólares por año.

Para todos es evidente el gran potencial que significa esto para México y coinciden en la oportunidad histórica que representa y donde México debe aprovecharla, para lo cual deberá asegurar exista infraestructura, acceso a electricidad limpia y agua, acceso a mano de obra abundante y calificada, seguridad física y jurídica, además de ofrecer incentivos para la inversión, como condiciones necesarias.

La capacidad industrial y manufacturera que se ha desarrollado en México en una gran variedad de sectores (aviación, automotriz, electrónica, farmacéutica, etc.) y en múltiples corredores y zonas industriales a lo largo del centro y norte del país, son evidencia de políticas adecuadas implementadas durante varias décadas. El gobierno actual ha sido ambivalente y errático en estos temas, ya que en ocasiones parece favorecerlos pero en otros momentos ha bloqueado o dificultado inversiones privadas nacionales y/o extranjeras. El mismo gobierno ha cuestionado que el desarrollo no esté llegando a zonas del país más pobres y necesitadas como es el Sursureste, donde paradójicamente existe disponibilidad de tierra, agua y mano de obra, aunque dado su bajo grado de desarrollo, existen retos relevantes para integrarlo.  

En el gobierno de Enrique Peña Nieto en 2016 se lanzó la iniciativa de Zonas Económicas Especiales (ZEE), buscando impulsar el desarrollo económico y social de estas regiones, a través de la inversión y generación de empleo mediante incentivos fiscales, aduaneros y laborales, pero pareciera que se avanzó muy poco. Con la llegada del gobierno actual se dejó de impulsar esta iniciativa para cambiarla por al menos 3 proyectos relevantes en la zona; el Tren Maya, la refinería de Dos bocas y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).

Yo no soy muy partidario de los 2 primeros, pero me da la impresión de que el último proyecto podría ser útil para buscar detonar el proceso de desarrollo de la zona y quizá dar un impulso a la actividad industrial, comercial y logística de los estados cercanos; Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Tabasco.

fenómeno de relocalización industrial “nearshoring” favorezca al Sureste de México

Curiosamente este proyecto de infraestructura data del siglo XIX, cuando Porfirio Diaz buscó conectar el Océano Pacífico con el Golfo de México a través del Istmo de Tehuantepec, y así lograr el transporte de mercancías entre ambos océanos, uniendo por vía terrestre los puertos de Coatzacoalcos en Veracruz y Salina Cruz en Oaxaca. Dichas instalaciones fueron inauguradas en enero de 1907 y así nació el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Según cronistas de la época la bonanza que trajo el tren duró pocos años ya que en 1914 se abrió el Canal de Panamá, y la actividad del tren y los puertos se vio muy disminuida. Aunque la zona tomó nuevos bríos en la época de Lázaro Cárdenas, donde se renovó el puerto y el ferrocarril e inclusive se construyó una refinería en Coatzacoalcos, la actividad económica logró cierta recuperación, pero nunca se detonó el desarrollo esperado.

En pleno siglo XXI el gobierno actual retoma este antiguo proyecto bajo el nombre de Corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, y se plantea llevar a cabo:

  • ● Modernización del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT).
  • ● Modernización y fortalecimiento de los puertos comerciales de Salina Cruz y Coatzacoalcos
  • ● Modernización y complementación de la red de carreteras primarias y secundarias 
  • ● Construcción de un gasoducto para abastecer de gas a la industria

El objetivo del proyecto es mejorar la logística y el comercio en México, así como fortalecer la posición del país como puente entre América del Norte y el resto del mundo. Adicionalmente se espera que el proyecto fomente el desarrollo económico en la región y mejore la calidad de vida de las personas que viven en el Istmo. Es difícil saber a ciencia cierta el grado de avance que lleva el proyecto, así como los recursos invertidos, sin embargo, en entrevistas con el responsable del mismo se habla de un cumplimiento del 67%, incluyendo la rehabilitación de la red ferroviaria principal, de cerca de 300kms, así como trabajos importantes en ambos puertos para incrementar su capacidad, darles mayor calado y así permitir el ingreso de los buques de contenedores más grandes del mundo.

Se señala que este proyecto podría llegar a manejar cerca de 1.4 millones de contenedores al año, lo que lo colocaría a la par de la carga que hoy manejan puertos relevantes como el de Veracruz (3º a nivel nacional, después de Manzanillo y Lázaro Cárdenas) y representaría cerca del 30% de los contenedores que cruzan por el canal de Panamá.

México se encuentra ante la gran encrucijada de aprovechar al máximo esta oportunidad histórica de relocalización industrial y de paso darle una oportunidad de desarrollo a la zona Sursureste que tanto lo necesita. El reto sin duda está en lograr una adecuada instrumentación de este magno proyecto, y que verdaderamente logre ofrecer condiciones competitivas vs otras alternativas de logística y comercio. Para esto no es suficiente sólo la buena voluntad política del gobierno, que parece existir, sino sobre todo de tener la capacidad de atraer y aglutinar a los grandes inversionistas industriales, logísticos y comerciales de México y el extranjero, para volver este proyecto una gran realidad.

México debe aprovechar al máximo esta oportunidad de ser el beneficiario natural de esta relocalización industrial, y el gobierno debe anteponer este objetivo a cualquier miramiento de tipo político o ideológico. El Sursureste del país merece ser parte del desarrollo de México, y el gobernante en turno, extraído de esta zona, debe promover con fuerza la inclusión de sus coterráneos en el desarrollo. La historia ofrece una segunda oportunidad al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, y confiamos que esta vez sí sea exitosa.

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Una respuesta a “¿Es posible que el fenómeno de relocalización industrial “nearshoring” favorezca al Sureste de México?”

  1. Respecto al proyecto del transistmico ne gustaria hacer dos apuntes uno economico y otro logistico, para dar una luz a lo que para todos a simple vista parece una buena idea. Bajar un contenedor en Salina Cruz cuesta 200 US, subirlo en Coatzacoalcos 200 US, total 400 dolares vs alternativa de mandarlo por el Canal de Panama 80 US.
    El Amsterdam puede cargar 10,000 contenedores, requeriria un tren con una longitud de 60 kms. casi 1/3 parte de lo que mide el istmo.
    Era mucho mejor idea las zonas francas del gobierno de Peña Nieto.
    Vamos a terminar el sexenio con 3 proyectos inconclusos. Ni habra, tren Maya, ni corredor transistmico ni refineria que refine.

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