Todos los jefes que participaron en la Revolución Mexicana tienen claroscuros. La contienda fue muy compleja, muy complicada, no sólo por tratarse de una guerra civil, si no que venía a desmontar al porfiriato, un régimen largamente establecido, que se había establecido como una tiranía unipersonal, una dictadura totalitaria, pero que acarreo grandes beneficios a una parte, muy minoritaria, de la población; además que su líder Porfirio Díaz, a pesar de todo, gozaba de prestigio en el extranjero y no pocas simpatías en México. Después de muerto Madero, todo se convirtió en una lucha por el poder en la que de una manera u otra, todos participaron.
Felipe Ángeles no podía ser la excepción entre los grandes caudillos que formó y que condujeron la Revolución. A pesar que es una figura brillante entre los dirigentes militares, hay cosas que parecen no muy claras, no por ser necesariamente incorrectas, sino porque no tienen una explicación sencilla.
Al nuevo aeropuerto construido en Tizayuca Hidalgo, en la base militar de santa Lucia, le fue asignado su nombre, me parece que con toda justicia, además que fue un distinguido participante en la lucha revolucionaria, nació en el estado de Hidalgo, en Zacualtipán (hoy de Ángeles) en 1868; muy pronto, a los 15 años ingresó al Colegio Militar, donde se distinguió por su disciplina, dedicación y aprovechamiento; a su egreso pronto se convirtió en uno de los distinguidos artilleros del ejercito porfirista, un poco protegido por Manuel Mondragón, distinguido artillero, aunque los separaba una honestidad a toda prueba de Ángeles y una solo relativa de Mondragón, éste fue uno de los partícipes y generadores del derrocamiento y muerte de Madero en la Decena Trágica.
En 1908, como uno de los distinguidos miembros del ejercito del porfiriano, fue enviado en viaje de estudios a Francia donde permaneció hasta 1912, pasó la primera fase de la lucha revolucionaria en París, a su regreso el presidente Madero lo incorporó a su lado nombrándolo director del Colegio Militar, con el propósito de crear desde las bases un ejercito profesional y acorde a las nuevas épocas, obtuvo un ascenso a General Brigadier, que el senado no alcanzó a ratificar; tuvo durante su gestión dos desacuerdos: uno con la parte más conservadora del ejercito que propuso crear una escuela militar de aspirantes, una especie de fuerza paramilitar, al final se instaló y Ángeles tuvo razón, los alumnos aspirantes formaron parte de las fuerzas del cuartelazo de la Decena Trágica, el otro lo tuvo con el presidente Madero, que le pidió que además de sus funciones coordinara un programa de entrenamiento para fuerzas policiacas, él no estaba de acuerdo pero cedió, parece que no alcanzó a desarrollarlo; por presiones de otros jefes militares lo retiró del Colegio y lo transfirió a coordinar las fuerzas en el estado de Morelos, donde desarrolló una labor encomiable al desplegar una contención de las fuerzas zapatistas, Zapata no estaba de acuerdo en que la reforma agraria que se había prometido no se concretara; al final desarrolló tareas más de conciliación y convencimiento que de batallas bélicas.
Al iniciarse el levantamiento de Mondragón, Reyes, Díaz y Blanquet, Huerta permanecía entonces agazapado, al resultar, en los primeros escarceos muerto Bernardo Reyes y herido el general Lauro Villar, jefe militar de la plaza, que defendió Palacio Nacional brillantemente del primer ataque, Madero se trasladó a Cuernavaca con el general Ángeles quien le hizo notar que deberían estar en la Ciudad de México pero se trasladó con él y trajo a sus fuerzas, más de 2,000 efectivos; el presidente Madero intentó hacerlo responsable militar de la plaza pero diversos generales se opusieron a ello argumentando su reciente ascenso a general y que este aun no estaba ratificado, el presidente cedió, lo puso a las órdenes de Huerta quien lo colocó en un sitio donde sus ataques no podían hacer daño a la Ciudadela, donde estaban guarecido los rebeldes.
Conocemos la traición de Huerta y la participación de los embajadores, que terminaron con la detención de Don Francisco I Madero y de Don José María Pino Suárez, quienes permanecieron detenidos un par de días en las dependencias de Palacio Nacional al lado del general Felipe Ángeles, cuando llegaron los que finalmente fueron los asesinos del Presidente y del Vicepresidente dejaron al general Ángeles, quien a los pocos días fue dejado en libertad, aunque después permaneció un par de meses preso acusado de asesinato de un civil, finalmente quedó libre y pudo irse al exilio con su familia a Francia. ¿Por qué no fue conducido con Madero y Pino Suárez a la trampa que los llevaría a la muerte?, ¿Por qué fue dejado en libertad posteriormente?, son preguntas difíciles de responder, probablemente su gran prestigio militar pesó en Huerta y Mondragón e impidió que Blanquet lo matara, que sí que lo quería hacer.
Ángeles se trasladó a París, quizá con ayuda económica del gobierno espurio de Huerta, y se estableció rápidamente, como consecuencia de su amplia cultura, sus conocimientos militares y dominio pleno del francés y muy avanzado del inglés, consiguió trabajo como traductor, profesor en una escuela militar y maestro en una de idiomas, tan bien estaba que llevó a uno de sus hijos a estudiar a una escuela en Londres donde logró inscribirlo.
Recibió visitas de León de la Barra en representación del gobierno golpista, a las que por supuesto no atendió, pero no sabemos quién le transmitió la invitación de Venustiano Carranza, quien ya había organizado y encabezaba el ejercito constitucionalista; este llamado sí fue atendido por el general y el 15 de octubre de 1913 ya estaba instalado en Nogales entrevistándose con Carranza, se le había ofrecido la titularidad del Ministerio de Guerra; pareciera que los primeros encuentros no fueron gratos, el caso es que Carranza decidió, después de haberlo ya nombrado, no hacerlo ministro de la guerra, sino subsecretario, el general Ángeles no aceptó y pidió su trasladado al mando de fuerzas, el ejército constitucionalista, además de pequeños contingentes, tenía dos grandes grupos armados, el ejercito del noroeste, mandado por Álvaro Obregón y la división del norte encabezada por el emblemático Francisco Villa, con este último fue asignado, quizá con el deseo o la esperanza que no se entendieran, pero formaron un equipo extraordinario, que terminó en grandes triunfos en batallas que resultaron emblemáticas, pero además en una admiración profesional y amistad mutua.
Aunque tuvieron grandes triunfos, como la batalla de Zacatecas, no eran bien vistos por Obregón y Carranza, porque en más de una ocasión se adelantaron a los tiempos marcados, lo que fue interpretado como un deseo de adelantarse en la entrada a la Ciudad de México; Ángeles y Villa tuvieron una brillante participación en la Convención de Aguascalientes, lo que también les acarreó una mayor animadversión del jefe del ejercito constitucionalista y la fracción del noroeste. Las diferencias y desavenencias entre Carranza y Villa se incrementaron conforme se avizoraba la posibilidad de llegar al centro del país, Obregón triunfaba en Guadalajara y se acercaba, Pablo González no triunfaba pero también se acercaba, mientras la División del Norte era regresada hacía el norte, hasta que Carranza quitó el mando de su división a Villa, sus oficiales entre inconformes y rebelados siguieron; Ángeles se pasa a El Paso donde se establece trabajando en un rancho, sin mucho éxito, se traslada después a Nueva York donde tampoco se acomoda ni tiene bonanza económica.
Finalmente en diciembre de 1918 regresa a Chihuahua a unirse con Villa a un un ejército ya entonces empobrecido y con más visos de guerrilla, va de un lado a otro peregrinando sin triunfos ni satisfacciones hasta que en noviembre del 1919 es capturado, solo, en Valle de los Olivos y trasladado primero a Parral y luego a Chihuahua donde se le hace un juicio sumario, sumarísimo, y condenado a ser fusilado, lo que acontece el 29 de noviembre, los generales y jefes instalados en la plaza se retiran todos la noche anterior para evitar ser testigos de tal aberración, el jefe del batallón de fusilamiento le propone al general Ángeles huir juntos y salvar su vida, a lo que renuncia, porque no quiere peregrinar más.
Una enorme figura testigo y ejemplo de la Revolución Mexicana, con todos los contrastes posibles, su vida es quizá un aguafuerte de la contienda.
Mucho se ha dicho que el general Felipe Ángeles no ha sido suficientemente estudiado y nunca bien apreciada su figura. Seguramente no ha sido justipreciada su participación en el complejo fenómeno de la Revolución como no lo es tampoco la figura de muchos otros revolucionarios; seguramente personajes tan poderosos como Carranza, Obregón, Villa, Zapata opacan a todos los demás. Pero si puede uno acercarse a Felipe Ángeles con lo que de él se ha escrito hasta ahora; en la obra de Roberto Blanco Moheno Crónica de la Revolución Mexicana, tengo en mis manos la octava edición de 1958; se encuentra muy clara la participación del general en la crisis de la Ciudadela y después su participación en la División del Norte; la obra de Blanco Moheno, que creo que no se publica más, me gusta porque ya a principios de los años 50 desmitifica, desacraliza a muchos de los héroes revolucionarios, siempre fue muy criticada.
En la obra clásica de Jesús Silva Herzog Breve Historia de la Revolución Mexicana, puede uno muy bien encontrar gran parte de la actuación del general. Adolfo Gilly ha sido un estudioso profundo y dedicado de Felipe Ángeles, además de muchos escritos sueltos Gilly en 2005 coordino un libro en el que varios autores escribieron sobre Felipe Ángeles, digno de resaltar es el ensayo de Friedrich Katz Felipe Ángeles y la Decena Trágica, Katz fue un distinguido historiador austriaco, avecindado en México durante una época, en la que hizo parte de sus estudios, se volvió un estudioso y experto en la Revolución Mexicana, su obra Pancho Villa, es quizá la mejor obra sobre el centauro del norte.
Finalmente Gilly en el 2019, seguramente conmemorando el centenario del fusilamiento de Ángeles, publicó Felipe Ángeles El estratega; una obra magnifica, minuciosa casi exhaustiva en la que consigue mostrarnos a nuestro héroe a detalle. Dos obras de ficción pueden ser también útiles para revisar la vida y actuación del general; Temporada de zopilotes de Paco Ignacio Taibo II y La noche de Ángeles de Ignacio Solares, Solares nos hace notar que todas las biografías incluidas las autobiografías son obras de ficción.
Hola Ramiro como siempre un placer leer tus participaciones, tan interesantes y tratando de ser siempre equilibradas, te felicito y espero sigas ilustrandonos, un pregunta cuando las fuerzas armadas se corrompen y pierden ése espíritu de servicio y amor a la patria, aclar
Ando que no se debe de generalizar a todo el ejército