Crecimiento espiritual
Jutta Battenberg

Espiritualidad Sin Fronteras

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El crecimiento espiritual está relacionado también con el desarrollo de la inteligencia y la fuerza interna que impiden ser abusados, explotados y controlados por ideologías…

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Lectura: ( Palabras)

El ser humano nace como una criatura libre con la capacidad para desarrollar sus facultades más allá de las limitaciones del instinto que actúa en los animales. En efecto, todas las posibilidades con las cuales ha sido dotada la persona se encuentran en potencia y su vida es reflejo del perfeccionamiento de cada una de ellas.

El desarrollo de estas potencialidades humanas es un proceso que dura toda la existencia, el cual está enmarcado entre las posibilidades que le proporciona el ambiente y las elecciones propias de cada persona. Algunas toman prioridad por ser propias de las edades que atraviesa y se suspenden al llegar a determinados objetivos, porque lograron su máxima expresión o por modificaciones de la realidad; otras se mantienen como constantes a lo largo de toda la existencia.

El perfeccionamiento de estas habilidades tiene dos vertientes complementarias: la especialización y la moralidad. La primera está relacionada con las áreas concretas en las cuales se va a desplegar la persona. La segunda, con la valoración moral que permite integrar el interés propio con una realidad mucho mayor: el bien común.

En ese sentido, la capacidad moral del ser humano, más que un medio de control, es la facultad que le permite sensibilizarse hacia todo lo existente para que le dé presencia en su realidad personal, reconozca su valor intrínseco, se comprometa con su bienestar y adquiera una visión ampliada de la vida.

crecimiento espiritual
Imagen: aboutespanol.

El desarrollo específico de la capacidad espiritual de la persona inicia con el nacimiento y en condiciones ideales dura toda la existencia pues nunca se logra su perfección absoluta. Esta disposición implica reconocer, contener y superar el egoísmo y la violencia característica del ser humano para disminuirla procesualmente, sin por ello perder la habilidad de estar y fluir en el mundo.

Así, el crecimiento espiritual está relacionado con el ser para los demás. Es decir, con aceptar libre y conscientemente la propia vida como una condición de posibilidad indispensable para que el entorno y las demás personas existan sin que esto fomente la dependencia, la pereza, la manipulación ni el egoísmo de los demás; por el contrario, colabora para que los otros logren por sí mismos el máximo desarrollo de sus capacidades por su propio esfuerzo.

El crecimiento espiritual está relacionado también con el desarrollo de la inteligencia y la fuerza interna que impiden ser abusados, explotados y controlados por ideologías, creencias y actitudes tendenciosas, nocivas y perjudiciales que van en contra de la plenitud personal y comunitaria.

El crecimiento espiritual proporciona en la persona paz interior que le permite enfrentar las vicisitudes de la vida sin perder su equilibrio, paciencia para esperar con tranquilidad que cada cosa inicie y termine a su tiempo y confianza absoluta en que todo trabaja para el bien, incluyendo el mal.

cosechar espiritualmente
Imagen: The Voice of Healing Church.

El crecimiento espiritual incrementa la facultad para disfrutar la vida, experimentando a profundidad todas las situaciones tanto las afortunadas como las desafortunadas, sin apegarse enfermizamente a las agradables ni huyendo obsesivamente de las dolorosas.

El crecimiento espiritual capacita para vivir el presente conscientemente, asumiendo el pasado sin permitir que arreste la existencia y proyectando el futuro sin expectativas irrealizables.

El crecimiento espiritual incrementa la bondad sincera que brota del corazón, la alegría serena que contagia el entorno y la responsabilidad pertinente que asume solo la parte que le corresponde.

El crecimiento espiritual está relacionado con el proceso de humanización que, si bien se nace humano, requiere del proceso existencial para aprender a ser persona.

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( Palabras)

*Del curso de Existenciología de Jutta Battenberg

Todos los tiempo han tenido sus propios mitos y retos a resolver. Los mitos ayudan a explicar la realidad que se está viviendo con los elementos e ideas que rodean ese ambiente. Lo retos son los obstáculos que aparecen en el camino y que requieren ser superados para fluir en la existencia. Este fenómeno sucede tanto a nivel personal como comunitario.

Así, la humanidad ha ido evolucionando a lo largo de la historia, pero esta no ha sido solo cuestión de desarrollo de la inteligencia y el conocimiento, también ha intervenido el corazón, es decir, la parte afectiva del ser humano así como el reconocimiento del bien y del mal. A este movimiento, individual y comunitario le llamamos expansión de la conciencia y/o crecimiento espiritual, dos términos que si bien parecen casi sinónimos, son diferentes y conviene precisar.

La expansión de la conciencia corresponde a la parte moral, es decir, está relacionada con una comprensión cada vez más profunda e integral de la realidad que permite superar los límites egoístas establecidos por una persona o una cultura que suelen manifestarse como argumentos del bien o del mal independientemente de su veracidad objetiva.

Ciertamente la conciencia humana necesita partir de su entorno, del cual aprende lo correcto, lo pertinente, lo deseable. Sin embargo, este discurso siempre es limitado, pues se construye a partir de intereses personales o del grupo de referencia. Algunos son deliberadamente mal intencionados, otros simplemente son producto de la reducida comprensión que se tiene de la realidad y de una asociación perturbada con el bien.

La expansión de la conciencia, si bien es un movimiento natural, requiere romper constantemente las estructuras ideológicas que la conforman, pues siempre son limitadas, limitantes y preliminares. Sirven en su momento para dar estabilidad, pero requieren modificarse constantemente con la nueva información que se aprecia personal y comunitariamente.

El crecimiento espiritual, por su parte, está relacionado con el amor, es decir, con la capacidad de vincularse y relacionarse con el entorno. Ciertamente para comprenderlo a profundidad es necesario poner entre paréntesis el imaginario amoroso idealizado de nuestro tiempo que lo enmarca entre la pasión y el idealismo.

La capacidad de vinculación no se queda simplemente en una relación hedonista, donde ambas partes la pasan bien, sino que debe ampliar su comprensión para enfocarse en la responsabilidad que se tiene con el verdadero bienestar ajeno.

Así el crecimiento espiritual va reconociendo el funcionamiento armónico y perfecto de la creación, en donde cada especie existe para darle existencia al resto; en donde la forma que toma en un momento dado solo es temporal y que los elementos que le conforman toman una nueva apariencia cuando muere simbólicamente (a sus formas previas de entender el mundo) y cuando lo hace materialmente en esta dimensión.

El crecimiento espiritual también impulsa a una mayor la responsabilidad con la existencia, oportunidades y destino de su entorno físico (medio ambiente), simbólico (cultura), relacional (personas).

Tanto la expansión de la conciencia como el desarrollo espiritual depende del uso intencional de la libertad con la intencionalidad única de humanizarse cada día más.

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