La llamada Generación Z que comprende a los jóvenes nacidos entre 1996 y 2012, se ha gestado bajo la convicción de que nuestro planeta en cualquier momento puede colapsar, debido a la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento global o la simple contaminación ambiental, entre otras calamidades, lo que ha cambiado su visión del mundo y sus prioridades respecto de generaciones anteriores. En efecto, para la Generación Z lo primordial es el bienestar, tanto físico como mental y espiritual, así como el disfrute intenso del aquí y el ahora. Consideran que el trabajo y la acumulación de bienes materiales no es lo prioritario en la vida, ello porque ante la fragilidad del planeta, tarde que temprano dichos bienes pueden desaparecer o perder su utilidad. Es así que no tiene sentido para ellos dedicar la vida al trabajo para adquirir, por ejemplo, una casa en la playa que en cualquier momento puede quedar inundada por la alta de las mareas, o contar con un jardín grande que quizá no se pueda utilizar ante una contaminación abrumadora. Por ello, privilegian las nuevas experiencias, las amistades y los viajes.
Esa misma incertidumbre que les presenta la vida y que les provoca miedo, les ha hecho cuestionar la lógica y las imposiciones imperantes en generaciones anteriores de tomar las decisiones, consideradas entonces como más importantes de la vida, con base en elementos inciertos que quizá nunca se presenten, como es la posibilidad de casarse y de tener hijos para establecer una familia. Los de la Generación Z no escogen sus carreras en función de hacer un patrimonio para mantener una supuesta familia, sino en función de ese bienestar inmediato que persiguen y, por eso, las universidades crean cada vez más carreras creativas a las que los hombres acceden en igual número que las mujeres, tales como diversas carreras relacionadas con el diseño, las nuevas tecnologías, el medio ambiente e incluso la poesía y el canto. Ello debido a que los hombres han sido ya despojados de la tradicional carga de ser el principal proveedor económico de la familia. Asimismo, las mujeres de la Generación Z se suman con pasión a carreras antes consideradas masculinas como las ingenierías. Otra característica fundamental de esta nueva generación, es su obsesión por la inclusión de todo tipo de personas y de cualquier ideología. El que rechaza es rechazado. No hay excusa para ser racista, machista o clasista.
Con ese afán de disfrutar y vivir cada día al máximo posible, como si se tratara del último día, los de la Generación Z también le han quitado peso a los estudios y al trabajo. Trabajan para ser felices sin que el ingreso sea lo prioritario, en ese sentido son más libres que los de las generaciones anteriores. Importa más ayudar al prójimo y a contribuir a crear un mundo mejor, que lograr el éxito y el reconocimiento individual. Por regla general, los de la Generación Z no estudian las carreras ni se dedican a las actividades tradicionales de la familia, salvo que éstas sean de su agrado. Lo que importa es que el trabajo apasione y no necesariamente que sea económicamente el más redituable. Hay un interés de romper con lo tradicional, incluso con la moda de vestir. El propósito es hacer “lo que te gusta”, “lo que se te antoje” y “vestir como te gusta”.
Estos jóvenes tienen un punto de vista fuerte y lo expresan y defienden aunque generen polémica. Por eso no tienen empacho en señalar que algunos no se quieren casar ni tener hijos, ni aún vivir en México. Quieren evitar que los estereotipos creados por otras generaciones los detengan en sus planes. No quieren vivir una vida moldeada por otros. El propósito de generar polémica no es convencer al otro del pensamiento propio, sino entender el argumento del otro y que el argumento propio sea entendido por el otro. Son implacables al exigir las fuentes y los datos duros que sustentan las argumentaciones. Su enfoque del éxito es individual y la prioridad son ellos mismos, aunque paradójicamente están comprometidos con un cambio social que reduzca la injusticia y están decididos a terminar con la cultura machista imperante. Sin duda dan importancia a la espiritualidad, pero no la constriñen a la religión. Cada vez más practican la meditación y el yoga. Los que son creyentes lo son a su manera y casi nunca son practicantes conforme a la tradición. Estos últimos lo son por las enseñanzas recibidas en casa, más que por enseñanzas escolares, consideran que los religiosos de tiempo completo, tales como sacerdotes y monjas, están en el camino de la extinción y se pronuncian en favor de una mayor flexibilidad en las reglas que los rigen. Rechazan el estilo de vida ascético que hoy se les impone. Reclaman, asimismo, un aggiornamento de las iglesias.
Se sienten satisfechos por haber removido tabúes que han implicado la redefinición de valores como el de la virginidad. Les molesta que el color blanco del vestido de las novias pretenda simbolizar la pureza de la novia, porque el hombre no tiene derecho a exigírsela a la mujer. En todo caso, se trata de un valor individual que no debe tener consecuencias sociales. Se rechaza por completo al homófobo y a la gente que no acepta al otro tal y como es. A todo mundo se le respeta y cada quien puede tener su opinión sobre cualquier cosa. No cabe la falta de respeto, fundamentalmente porque “la forma de vida del otro no me afecta”. Se ve peor al que hace “bullying” que al que es “bulleado”. Como los de la Generación Z prácticamente nacieron con un smartphone en la mano, los medios de comunicación y fundamentalmente las redes sociales les sirven para instruirse y, así, Instagram, Tik Tok y más aún los “influencers”, complementan de manera fundamental la educación recibida de los padres y de las escuelas. Sin embargo, el exceso de uso de estas redes provocan en los jóvenes “querer pretender” una vida perfecta, lo que los obliga a mostrar en las redes lo que los demás quieren ver en ellos. Como toda información está a un “clic” de distancia, la ignorancia ya no es admitida, pues cada uno es responsable de informarse. Tal es el caso del feminismo, cuyas tendencias actuales están siempre disponibles a un “tweet” de distancia; desde luego les preocupa el uso excesivo de las redes que fomentan la adicción y dañan la comunicación personal presencial. También les preocupa la peligrosa efectividad de las fake news, aunque reconocen la utilidad de la transparencia que las redes fomentan, lo que permite difundir oportunamente denuncias en temas tan graves como el acoso o la violación.
Aunque el tema de la muerte asistida y aun el de la eutanasia no les es cercano ni prioritario, se pronuncian a favor de ellas en los casos de una muerte inminente que genere dolor, pero les son mucho más preocupantes y cercanos los fenómenos del simple suicidio o los desórdenes alimenticios, problemas que enfrenta la Generación Z derivados del deterioro de la salud mental. Es por eso que comúnmente se asisten de especialistas como una herramienta de apoyo y para resolver problemas psicológicos como los de la ansiedad y la depresión, que a diferencia de otras generaciones son verbalizados entre ellos y reconocen la importancia de no ignorarlos. Consideran la salud mental tan importante como la física. Reconocen también la importancia del apoyo emocional a los hombres y el poder de la mujer para ayudarlos en su fragilidad humana. Aunque quizá por su corta edad aún no están interesados en la política activa, les preocupa que gente con malas ideas estén en posiciones de poder y están conscientes de que el mundo y México necesitan construir las sociedades que queremos dejar a las futuras generaciones. En ese sentido ven con preocupación la fuga de talentos que se quedan en el extranjero luego de terminar sus estudios de especialización. Consideran que falta inculcar en la sociedad ansias por darle a México lo que necesita y cuestionan la legitimidad de solamente criticar sin comprometerse para cambiarlo. Tienen esperanza de que el cambio de manera de pensar que están provocando, permita dar el brinco necesario para generar un pensamiento diferente que favorezca la creación de ese mundo mejor. A final de cuentas lo que pretenden es un cambio de perspectiva para observar el mundo y para vivir en él, pretensión que resulta claramente persuasiva para mí y que espero lo sea para mis lectores.
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muy buen artículo! Gracias
Muy representativo de la generación Z. Felicidades.
Con esa descripción BIEN VENIDA LA GENERACION Z
Desde luego la Generación Z padece problemas y riesgos, fundamentalmente su dificultad para asumir compromisos. Tienen tiempo para asumirlos, pero la irresponsabilidad los podrá descarrilar. Ojalá no sea el caso.
EXTRAORDINARIO ARTÍCULO que refleja la realidad de los jóvenes,….nos gustaría hacer como la continuación de este “artículo” con una propuesta de que es preciso que las personas que integramos generaciones más grandes…..les plateemos retos desde la familia, desde la educación, desde la responsabilidad social etc…..nosotros tenemos un cursos en línea que pretenden justo llegar a estos jóvenes con una propuesta de generar en ellos una nueva cultura de la participación en y desde la familia para formar competencias en la participación familiar, que los lleven a participar activa y propositivamente como ciudadanos….. nuestro correo edacdigital@gmail.com nos gustaría colaborar con este artículo mi jefa es presidenta y fundadora de EDAC institución educativa http://www.edacdigital.com.mx gracias por su atención!