Educación Escolar durante la pandemia. Conversación con David Calderón
Antonio M. Prida

De Frente y Derecho

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David Calderón nos explica que en México dejamos perder las diferentes unidades del aprendizaje, quedándonos sólo con escuelas rotas. En efecto, antes se contaba con muchas otras comunidades de aprendizaje, como la proveída en casa por parte de padre y madre…

Imagen: El Telégrafo.
Imagen: El Telégrafo.

Lectura: ( Palabras)

Como parte de la serie de conversaciones entre amigos que he llevado a cabo en estas mismas páginas, en esta ocasión relataré la que tuve recientemente con David Calderón, Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero, una de las personas más conocedoras de la educación pública de nuestro país. David nos explicó que el mundo enfrenta la crisis mundial del sistema escolar más grande de la historia. En efecto, desde mediados del siglo XIX en que estos sistemas comenzaron a surgir en el mundo, aunque en el caso mexicano no fue sino hasta 1921 con Vasconcelos, nunca tantas escuelas estuvieron cerradas por tan largo tiempo, provocando un alto costo personal y social, empeorando el panorama por las alternativas gubernamentales inadecuadas que han sido adoptadas. El signo de los tiempos implica replantear esas formas inadecuadas para sacudirnos el rendimiento decreciente de los alumnos que ya se avizoraba desde antes de la pandemia.

Nuestro país ha estado ajeno al realismo, comenzando por los gobernantes, quienes han señalado falsamente que en materia educativa los niños están contentos, las familias han encontrado alternativas eficientes y que los maestros se han mantenido en contacto con sus alumnos; incluso el Secretario de Educación saliente, Esteban Moctezuma, llegó a señalar que no ha habido pérdida alguna en materia de aprendizaje. Todo esto ha provocado que los efectos de la pandemia hayan sido más negativos todavía. Esta actitud negacionista de nuestras autoridades, contrasta con las reacciones realistas de otros ministros de educación en el mundo, como el de Estonia, quien recientemente declaró que “hemos fracasado”, pese a que en ese país cuentan con uno de los más altos estándares educativos del mundo y en donde todos sus alumnos cuentan con conectividad, tanto oficial como privada.  

David Calderón
David Calderón.

David Calderón nos explica que en México dejamos perder las diferentes unidades del aprendizaje, quedándonos sólo con escuelas rotas. En efecto, antes se contaba con muchas otras comunidades de aprendizaje, como la proveída en casa por parte de padre y madre, los aprendizajes a través de los gremios, el aprendizaje vecinal o el aprendizaje religioso sistemático a través de las iglesias. En muchas casas de México ya ni siquiera se enseñan las maneras para comer en la mesa. La crisis de la pandemia ha irrumpido en casa para poner de manifiesto dichas ausencias. La pésima decisión gubernamental de haber limitado el esfuerzo educativo de la escuela pública a la educación impartida por televisión ha venido provocando una mayor inequidad entre los educandos. En la escuela pública al alumnado se le ha aislado incluso del contacto de sus compañeros y se ha quedado sin maestro.

Por otro lado, esta limitada reacción del Estado ha humillado al maestro convirtiéndolo en una especie de notario y verdugo, obligándolo a limitar su actuación a dar fe de que los alumnos atienden la programación televisiva y calificando exámenes memorísticos. No es exagerado decir que el gobierno rompió el pacto educativo en México y que ya no existe la relación entre el profesor y su grupo. En contraste, parte de la educación privada y casos excepcionales de profesores rebeldes que forman parte de la educación pública que se han decidido a desafiar las reglas oficiales, han construido espacios para visitar presencialmente a sus alumnos, lo que ha marcado la gran diferencia. La educación a través de la televisión ha demostrado su irrelevancia y su impertinencia ante la grave problemática que los alumnos enfrentan en sus vidas.

Aunque se han visto casos excepcionales en Jalisco y Yucatán, por ejemplo, en donde los maestros han convertido las cocinas de las casas de sus alumnos en verdaderos laboratorios para aprovechar la realidad que presenta el mundo actual a fin de explicar el plan de estudios a su cargo, en términos generales el sistema educativo nacional ha desperdiciado la oportunidad de haber impartido una educación humanista durante la pandemia. Frente a una escuela básica pasiva basada en la recepción de conocimientos por parte de los alumnos, en la que basta atender y obedecer, hoy se hace necesaria una educación activa que fomente la proactividad y la expresividad del alumno, haciéndolo buscar la información y dibujar la realidad para expresar lo que siente y piensa. Ha hecho falta un cambio de sistema que revalore el dibujo y la escritura, que involucre a las familias, especialmente a los padres en la educación inicial, y fomentar la educación autodidacta en los niveles medios y superiores, así como fomentar la resolución de problemas prácticos con base en los conocimientos teóricos aprendidos.

educación en pandemia
Imagen: Animal Político.

La inequidad provocada por la ausencia magisterial y el abandono de los alumnos es una tragedia que ya ha causado que al menos 5.2 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años no se inscribieran en el ciclo escolar 2020-2021, según reportó el INEGI, lo que sin duda tendrá un efecto negativo en el maltrato en el hogar, la violencia intrafamiliar, la desnutrición, el embarazo precoz, la trata de personas y la delincuencia. Se hace urgente e indispensable reconectar a los alumnos con sus maestros, a efecto de que no cunda el desánimo, las afectaciones socioemocionales y daños a la salud mental. No nos podemos dar el lujo de que los alumnos continúen sin la disciplina y sin la actividad física que provocaría mayor obesidad en la juventud, ni la falta de formación específica para los maestros.  

Sorprende que, a la fecha, México no haya desarrollado protocolos suficientemente detallados para el regreso a clases. Resulta lamentable que no se les haya brindado a los maestros ninguna preferencia en el programa nacional de vacunación. Hay que prever el regreso voluntario a clases, para lo cual sería necesario distribuir cubrebocas suficientes, cancelar los bebederos que son fuente obvia de contagio y dotar de agua potable a las 43 mil escuelas públicas que carecen de ella, entre muchas otras medidas que se antojan indispensables. Resulta indispensable la interlocución de la sociedad civil y de los padres de familia con la Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, quien desafortunadamente brilla por su ausencia.  

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