La pandemia no se acaba y este virus seguirá jugando con la incertidumbre del ser humano por varios años más. El Covid movió el punto de equilibrio de nuestras vidas logrando que nos adaptáramos a nuevas formas de interactuar, trabajar y relacionarnos con los demás. Trajo con esto nuevas formas de vivir y enfrentamientos con nuestros miedos más profundos.
Es fundamental hacernos conscientes de que todo lo que ha sucedido nos dice que no íbamos en el camino correcto. Por lo tanto, hoy nos encontramos frente a la oportunidad de descubrir y construir un nuevo camino que nos permita reconciliar a la humanidad y equilibrar la vida en el planeta. Debe quedarnos claro que, si no cambiamos el juego, entonces perderemos todos.
Tuvimos que reaccionar para enfrentar esta crisis; re-inventando reglas y formas para interactuar con el exterior. Es momento de empezar a movernos desde un nuevo punto de equilibrio que no nos mantenga en la cuerda floja, sino que nos posicione en una plataforma que nos permita reconstruirnos.
Los seres humanos tenemos en nuestro interior, una fuerza que nos ha permitido levantarnos de las peores catástrofes. El reto ahora es poder hacerlo de forma consciente aprovechando todos nuestros potenciales para construir ese camino y centrarnos en algo nuevo y mejor para la vida en este planeta. Seguro vendrán nuevas cosas que tendremos que sortear, de manera que si dejamos de enfocamos estaremos sólo viviendo en modo supervivencia en vez de comenzar a escribir un nuevo capítulo.
El Covid ha venido a recordarnos que todos estamos conectados, aunque nosotros no decidamos experimentarlo así. Vivimos en un planeta que es para todos, por lo que tenemos la oportunidad de iniciar una transformación consciente hacia lo colectivo. Un nuevo paradigma de colaboración; donde si en lo individual se tiene éxito, no se quede únicamente en un acto egocéntrico sino que se incluya a otros más.
Este nuevo despertar tiene su fuerza en la colaboración para crecer juntos, resolver unidos y evolucionar la vida del planeta. El modo individualista va en decadencia, así que si fallamos en compartir y seguimos compitiendo entre nosotros, fallaremos como humanidad. No poder lograrlo significa que vendrán nuevos aprendizajes y estos serán más fuertes para así despertarnos finalmente.
El nuevo equilibrio tiene su origen en el interior personal. Viene en búsqueda de la plenitud del ser en vez de la felicidad del individuo. Es seguir creciendo y construyendo desde otro significado para obtener mejores resultados colectivos. Es sembrar consciencia para que podamos transferirla a toda una nueva generación; así como aprender a soltar nuestro ego para caminar de la mano de todos y empezar a vivir la vida en vez de quedarnos sólo en el deseo de vivirla.
Nos hemos llenado de tantas necesidades que la vida se ha convertido en una carga sin poder disfrutarla. Es claro que ya sabemos muchas cosas y tenemos tecnologías que pueden ayudarnos a caminar un siglo más sin actualizaciones. Así que ahora le toca a nuestro interior sacar una voluntad consciente para lograr la transformación con sentido que requiere nuestro planeta y, por ende, la humanidad.
Comencemos incluyendo a una persona en nuestro camino. Compartamos nuestros éxitos con aquellos que requieren un nuevo espacio de oportunidades. Estemos presentes con cada persona, animal o planta que se nos cruce en el camino. Transitemos la vida de forma equilibrada sin dejar de hacer lo que requerimos para crear prosperidad, sólo que ahora de forma colectiva. Alejémonos de las distracciones que nos desequilibran y nos sacan del camino correcto. No dejemos que lo ordinario nos distraiga de lo extraordinario. La vida sigue, y tú ¿qué vas a hacer para construir un nuevo equilibrio en donde incluyas a los demás?
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