Este 23 de julio bajo el lema “Unidos por la ilusión” se ha inaugurado oficialmente los Juegos Olímpicos 2020 de Tokio, Japón, a pesar de las reticencias internas y externas –el caso de Guinea que en algún momento desistió de participar, pero que al final sí lo hará– para desarrollar los mismos debido a la crisis sanitaria generada por la COVID-19. El evento cuatrienal se extenderá hasta el 8 de agosto. Estos cónclaves deportivos han sido motivados desde sus inicios para fomentar la fraternidad y se refleja en el logotipo diseñado para la ocasión por Asao Tokolo, mismo que forma un círculo armonioso para fomentar la diversidad cultural y la inclusión a través del deporte.
En un principio creo que el desarrollo de actividades multidisciplinarias de esta naturaleza remarca la necesidad humana de interactuar con “el otro”, aunque sea en competiciones como éstas en donde cada atleta busca la “gloria” del triunfo en sus respectivas disciplinas. No obstante, a mi parecer, lo realmente importante es proporcionar a la humanidad horizontes de convergencia como estos, en un mundo sumido en el caos y la desesperación como se ha visto últimamente a raíz de las dantescas inundaciones de proporciones apocalípticas en –por citar tres–Alemania, Bélgica y China.
En ese sentido, pienso que es destacable la operatividad organizativa de las Olimpiadas durante la pandemia, y al imprimir un “espíritu ecológico” convergente al desarrollo de las diversas actividades deportivas. Veamos algunas lógicas o enfoques al respecto: reutilizar o reciclar el 99% de los artículos adquiridos; reutilizar o reciclar el 65% de los residuos generados por los juegos; promoción del uso de recursos renovables a través de la “Operación BATON –construcción de la villa olímpica con madera de la nación–”; fomentar la participación universal a través del “Proyecto Medalla Tokio 2020: hacia un futuro innovador para todos” y “el proyecto de plástico reciclado para construir los podios de la ceremonia de la victoria”.

No cabe duda de que, competiciones de alcance global como éstas, deben servir como plataformas para comunicar la necesidad de reorientar de forma gradual nuestras relaciones con la naturaleza para afrontar la afectación climática. Podemos señalar que los valores deportivos, complementados con los culturales, contribuyen significativamente a replantear nuestras relaciones de un sojuzgamiento destructor de la flora y fauna de nuestro universo, en tanto cada ser humano es un potencial deportista –ya sea por practicar cualquier deporte o por ser simpatizante de alguna disciplina–, y a través de sus hábitos y costumbres geoculturales incluir en el debate deportivo la ejemplificación de buenas prácticas de sostenibilidad medioambiental.
En conclusión, estos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 quedan en la historia por haberse celebrado un año después y sin presencia de aficionados en la observancia de los distintos eventos desarrollados por 11,000 deportistas de 205 países –entre ellos México y Honduras–, aunque los casos de detección del SARS-CoV-2 no cesan y hasta la fecha, de acuerdo con reportes médicos, hay unos 100 casos positivos en la Villa Olímpica.

P.D. Es interesante destacar el exitoso inicio de la escuadra mexicana en el “deporte rey” del futbol varonil al apabullar a la selección francesa 4 x 1. No obstante, siempre hay algunos detalles “humanos” que escapan en la “efervescencia” de momentos como estos, por ejemplo, el caso de la bandera tricolor bordada al revés en la camiseta de los mexicanos seleccionados.
Por otra parte, es importante recordar que los Juegos Olímpicos modernos tomaron como ejemplo los Juegos Olímpicos realizados a partir del siglo VIII a.C., llevados a cabo en la ciudad griega de Olimpia –de ahí su nombre–. En ese orden de ideas, desde 1894 con la creación del Comité Olímpico Internacional (COI), se organiza luego en 1896 la primera edición moderna de este torneo en Atenas, Grecia.
Es de hacer notar que los Juegos Olímpicos de 1916, 1940 y 1944 fueron cancelados a raíz de los conflictos bélicos relacionados a la Primera y Segunda Guerra Mundial. Mientras que esta XXXII edición fue postergada debido a la afectación global causada por la crisis sanitaria de la COVID-19.