Empiezo este artículo agradeciendo mucho las muestras de solidaridad, retroalimentación y comentarios a mi pasado artículo sobre mi incidente en Ucrania… y no, siguen sin dar respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores de por qué no me dieron la Visa. Los mantendré informados.
No quiero hacer de este artículo una monografía de Rumania. Lo que quiero es motivarlos a que visiten este espectacular país del que en realidad sabemos muy poco y es una joya en materia turística, historia, paisajes naturales, cultura, y tierra de buenos vinos.
Nuestro viaje fue de siete días y para ello contratamos un guía y conductor en español que nos acompañó en prácticamente todo el recorrido. Nuestro magnífico guía trabajó para el servicio exterior rumano en diversas posiciones, entre ellas en el consulado de la Embajada de Rumania en España, por lo que su español era de primer nivel. Un tipo culto, con mucha información valiosa y que supera, por mucho, a los típicos guías. Fue realmente muy grata su compañía.

El recorrido por Rumania implicó casi dos mil kilómetros y muchas horas en auto, lo que nos permitió tener una visión mucho más completa del país que la que puede tener alguien que visita la capital y viaja en avión a dos o tres lugares de interés. Además de más de 150 kilómetros andados a pie… y no, no tenía ninguna manda, así me gusta viajar. Conociendo a detalle.
Nosotros pernoctamos la primera noche en Suceava, porque “veníamos” de Ucrania y queríamos empezar el viaje con lógica, visitando los monasterios de Bucovina. En Suceava hay un pequeño aeropuerto con limitados vuelos, muchos de ellos de la línea local Tarom Airlines, la línea aérea más antigua de Rumania (1954), que es miembro de SkyTeam, así que si vuelas con ellos acreditas millas en Aeromexico. Seguimos hacia Gura, luego a Baia Mare, Sibiu, Brasov y Bucarest.
Rumania tiene 238,391 kilómetros cuadrados de territorio, y limita geográficamente con Ucrania, Moldavia, Hungría, Serbia, Bulgaria y con el mar negro.
Su población es cercana a los 20 millones de habitantes y tiene más de dos millones de rumanos viviendo fuera de su territorio, principalmente en España, Inglaterra e Italia de forma permanente y decenas de miles viajan anualmente a Alemania, con contratos de tres a seis meses. Las remesas que recibe Rumania por esta migración son de aproximadamente 5 mil millones de euros anuales. La mayor parte de los rumanos que emigran van a trabajar a dos sectores: construcción y agricultura.

Rumania es un país muy diverso en materia demográfica y se siente a medida que se recorre el país. Hay húngaros y/o descendientes de ellos (6%), de igual forma hay alemanes sajones (-1%), ucranianos (-1%) y gitanos (3% oficialmente, pero se estima que puede haber hasta el triple).
El idioma oficial es el rumano, aunque, otra vez, en ciertas zonas y ciudades del país se habla con toda naturalidad húngaro o alemán y en menor escala el romaní.
La presencia religiosa es muy notable en todo Rumania, hay más de 18,000 monasterios, iglesias o centros de culto sólo de la iglesia ortodoxa. Ocho de esos monasterios son reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nosotros visitamos cuatro de ellos. Según nuestro guía, los de mayor valor artístico y cultural y los mejor conservados son: Voronet (1488), Sucevita (1585), Moldovita (1532) y Humor (1530). Los cuatro son espectaculares. Yo nunca había visto algo así. Las iglesias fortificadas de Transilvania y las iglesias de madera de Maramures también son patrimonio de la humanidad y se lo tienen bien ganado.
Se reconoce como ortodoxo 84% de la población, 6% protestantes, 5% católicos y el 5% restante de otras religiones: judíos, musulmanes o quienes no predican ningún culto.

Como sucede en muchos lugares del mundo, y ante la falta de muy buenas carreteras, me refiero a autopistas, en Rumania apenas hay 1,000 kilómetros construidos de súper carreteras. Hay que cruzar muchos pueblos y por ello se puede ver siempre una iglesia y un panteón a la orilla de la carretera de cada uno de ellos; inclusive fue interesante ver las costumbres de visitar a los muertos los sábados o domingos y la gente yendo a sus ritos. La estrella de la corona es el panteón de Sapantza, que es llamado el “cementerio alegre” por las inscripciones que se le ponen en las cruces de los difuntos. Por lo general, con una ilustración del fallecido y una historia irónica de su vida. Es bellísimo y un imperdible si se visita Rumania.
Siguiendo con las carreteras, debo decir que me dio una envidia enorme lo bien que están señaladas todas, en buena medida como contribución y exigencia de la Unión Europea a Rumania, de la que es miembro con excepción del tema del euro y de lo que hay un gran debate en el país. Rumania se tiene que incorporar al euro en 2025 como plazo máximo.
Como dato anecdótico o trágico, debo decir que tres compañías extranjeras, de tres nacionalidades diferentes, han quedado muy mal en la entrega de las autopistas: una norteamericana, una griega y una israelí.

La moneda de curso legal es el León o Leu o Lei en plural, moneda que existe desde la época medieval. Su equivalencia es de 1 león o Leu por USD$0.23 y un Leu se divide en 100 Banis.
Rumania es una república con sus tres poderes. Hay 330 diputados y 135 senadores. Entre los diputados hay 18 que son diputados de minorías étnicas nacionales, asignados directamente por ellas. La división administrativa es de 42 Departamentos o Estados. En cada seis a ocho pueblos, hay una “comuna” donde se concentran los servicios: escuelas, oficinas de gobierno, etc.

La belleza natural del país la originan, por un lado, los Cárpatos, que cruzan dos terceras partes del territorio y por ello hay montañas de hasta 2,544 metros (el pico Moldoveanu) que tienen vistas impresionantes; mesetas y colinas; el Danubio, el Mar Negro y muchos ríos como el Mures, Olt, Prut, Siret, Arges, y otros tantos que frecuentemente los cruzas en las carreteras.
En Rumania se cultiva mucho trigo, maíz (muy amarillo), centeno, remolacha o betabel, papas, y frutas. Hay un fenómeno de minifundio que se arraigó mucho en los 24 años de gobierno del dictador Ceaucescu, así que tanto la gente del campo como la de las ciudades, tienen una parcela que les permite el autocultivo y poco más, pero obviamente es muy ineficiente en términos productivos.

Los grandes clientes y socios de Rumania son: Alemania, Austria, Italia, Francia, Reino Unido, España, Holanda y Hungría. Es raro que, siendo Rumania, junto a Polonia, un gran aliado de Estados Unidos en Europa del este, haya poco interés de los norteamericanos por estar presentes aquí, como sí lo están en Polonia.
La empresa petrolera, propiedad del gobierno rumano, se asoció con un consorcio austríaco y hoy opera con las dos marcas Petrom y OMV. Este consorcio tiene presencia en varios países vecinos vendiendo el petróleo rumano que se explota desde 1860. En Pioiesti, la capital rumana del petróleo, hay dos inmensas refinerías, entre ellas, la más grande de Europa Oriental. Por cierto, si viajan en auto, aquí es donde hay que cargar gasolina, ir al baño, usar WIFI gratis y hacerse de algo de comer en las maravillosas tiendas “VIVA”. Oxxo, 7 Eleven, K Mart y demás tiendas que hay en las gasolineras, tienen mucho que aprender de estas tiendas.
La segunda petrolera rumana también fue vendida a la sociedad estatal de Kazajistán “KazMunaiGaz” en el año 2007.
La empresa estatal de autos “Dacia” está asociada con la francesa Renault. Tanto Renault como Ford tienen instaladas sendas plantas en Rumania.

Si tuviera que corregir algo del viaje, me hubiese quedado más tiempo en Cluj Napolca y en el Triángulo alemán de Sibiu, para ver los museos, en Sighisoara, que su centro histórico data de hace más de 800 años, y en Brasov.
Bucarest es una ciudad de poco atractivo turístico y puede visitarse en un día; un día y medio si te gusta el arte y le quieres dedicar algunas horas al Museo Nacional de Arte de Rumania, el cual tiene impresionantes piezas de arte sacro, mucho arte rumano de los siglos XVIII al XX, incluso algo del XXI, y algunas muy buenas piezas de arte europeo de las escuelas italiana, española, francesa y flamenca, con obras de Rubens, El Greco, Monet, Rodin, entre otros… Si te gustan los íconos, éste es tu museo.

Si andan pensado en un “Sky Resort” de clase mundial y mucho menos conocido, les recomiendo ampliamente Poiana Brasov, a unos cuantos kilómetros de la espléndida ciudad de Brasov, que es el destino de fin de semana de muchos habitantes de Bucarest. Pere si lo suyo es el senderismo, visiten Borsa.
En Sinaia está el Castillo de Pelés, palacio construido para la familia real rumana en el siglo XIX, y al que Karl I dedicó buena parte de su vida (40 años). Cuenta con una colección inmensa de armas medievales originales y vale muchísimo la pena visitarlo porque da una idea bastante contemporánea de cómo vive una familia real. En Sinaia hay otro centro de sky muy reconocido y un importante monasterio.


En muchos de los platillos de la comida rumana hay pimientos, berenjenas, cerdo, res y pollo, en ese orden, polenta (mamaliga), col, y obviamente mucho pan. Los “sarmales” (rollitos de carne envueltos en hojas de col) es el platillo nacional. El chicharrón con cebollas moradas, los quesos de oveja; los “lángosi” y el “Strudel cu mere” son deliciosos. Hay muy buenos embutidos y muy ricos encurtidos.
Nos sorprendieron muchísimo, para bien, los vinos tintos y blancos rumanos. Rumania abastece a los tres grandes productores de vinos europeos para la elaboración de sus vinos y los propios, insisto, están muy bien. También vale la pena probar la Pálinka, un aguardiente elaborado mediante fermentación de frutas.

El famoso Castillo de Bran que está relacionado con Drácula, pues en realidad no es lo que se dice, ya que está bastante distorsionada la historia, “gracias” al conocido libro del irlandés Bram Stoker.
Bran no es un castillo, en realidad es la zona habitable de una fortaleza que fue donada a la familia real, después de la Primera Guerra Mundial y en la que la reina Maria vivió largos períodos. Hoy es propiedad de su nieto, el hijo de su hija Elena, el archiduque austríaco Dominico que vive cerca de NYC… Y honestamente se lo pueden evitar.
La verdadera historia del personaje de donde se origina la historia de “Drácula” es mucho más interesante que la inventada por Stoker. Les recomiendo mucho leer sobre Vlad Tepes, “El Empalador”.

La hotelería, en general, aún no está muy desarrollada, salvo en algunas ciudades, por lo que no hay que esperar hoteles muy sofisticados por todo el país.
Termino diciendo que Rumania es una joya turística poco conocida y explotada. Si tienen en mente visitar Europa y ya lo han hecho en otras ocasiones, no dejen de visitarla. Rumania tiene atractivos del nivel de España, Francia o Italia, con mucho menos cobertura mediática y con precios mucho más accesibles… y está muy bien comunicada con las grandes capitales europeas.
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