En artículos anteriores, escribí sobre dos de los numerosos museos de la Ciudad de México: el Museo de las Intervenciones y el Museo-Casa Trotsky, dos lugares conocidos sobre todo por su importancia histórica. La capital mexicana tiene 170 museos y 43 galerías[1], siendo la segunda ciudad del mundo con más, solo superada por Londres. En este, quiero hablar de algunos no tan conocidos de esta metrópoli, ya que cuando se piensa en los que tiene, se suele pensar en: el Museo Nacional de Antropología (MNA), el Museo Nacional de Arte (MUNAL), el Museo Frida Kahlo, situado en la Casa Azul en Coyoacán, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), localizado en Ciudad Universitaria o el Museo Franz Meyer.
Sin olvidar algunos monumentos o edificios históricos que hay por toda la ciudad y que albergan su propio museo en una parte del recinto aparte de albergar otras funciones; un claro ejemplo sería el impresionante Palacio de Bellas Artes, que alberga salas de exposiciones temporales y diversas salas para conciertos y óperas, una de ellas con capacidad para más de 1.600 personas. Pero además, alberga dos museos: el de Arquitectura y el de Bellas Artes, donde se pueden admirar murales de los 3 maestros: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Igual que el Antiguo Colegio de San Idelfonso, dedicado a exposiciones temporales y que tiene un conjunto de murales permanentemente; o el Museo del Templo Mayor, situado en el recinto que alberga los restos del antiguo templo de los aztecas de México-Tenochtitlan. El Impresionante Palacio Postal, obra de Adamo Boari y Gonzalo Garita, alberga en el último piso, el Museo de Historia y Cultura Naval de la Secretaria de Marina.
Pero hay otros museos por la ciudad no tan conocidos, que desde luego merecen una visita. En el sur de la ciudad, en la alcaldía Tlalpan, se encuentra el Museo del Tiempo, concretamente en la Plaza de la Constitución. Fue abierto en 2009 y en él se puede ver la evolución de los relojes y otros medidores de tiempo a lo largo de la historia. Se empieza con los relojes solares y un despertador de vela de la Edad Media, pasando por toda una gran variedad de relojes, como los de Cuco. También hay una gran colección de máquinas musicales: Gramófonos, sinfonolas, fonógrafos, radios, cajas de música o las Rockolas o JukeBox, las famosas máquinas de los bares de Estados Unidos, con numerosas canciones para escuchar. La inmensa mayoría de estos aparatos se escuchan a la perfección. En el museo –considerado como una asociación civil– también se repara y restaura relojes; además se pueden comprar. Yo pude estar hace unos años y también se podía ver un típico organillo con el símbolo del museo. Sin duda es un lugar agradable de visitar y recomendable por lo animoso de esta zona en fin de semana.
Si vamos hacia el centro de la ciudad, en la Colonia Narvarte Poniente hay otro pequeño lugar por descubrir: el Instituto del Arte Mexicano del Azúcar, fundado en 1959 por la repostera y escultora Marithé de Alvarado, una pionera en México en realizar figuras en azúcar de monumentos famosos, edificios, objetos, personas, animales, etc…. Hoy en día, es su hija quien lleva las riendas del lugar. En 2012, se abrió el Museo de Arte en Azúcar donde se exponen algunas de las 2,000 figuras realizadas con este dulce alimento y el cual se pude visitar solo con cita previa. Una vista que tengo pendiente.
En la Colonia Roma Norte, en un bonito edificio art-noveau de la calle Colima, podemos encontrar el Museo del Objeto (MODO), inaugurado en 2010. En él se pueden conocer la historia de México desde su independencia a través de los objetos que ha ido utilizando la sociedad mexicana; desde paquetes de detergentes, botellas, carteles de publicidad a ropa o electrodomésticos. También objetos relacionados con la política, se pueden ver artículos de propaganda de campañas electorales: desde calzado deportivo a protector labial y refrescos con el logo de los candidatos. El museo siempre muestra su acervo a través de exposiciones temporales.
En el centro de la capital de México se pueden ver también alguna serie de museos que quizá han quedado de lado, al estar cerca de otros más famosos. Un ejemplo muy claro es el Museo del Calzado El Borcegui, situado en el edificio de la zapatería homónima en la Calle Bolívar. Fue fundada en 1865 y es una de las más antiguas de México que sigue en funcionamiento. El museo –abierto en 1991– está en el primer piso, la entrada es libre y en él se puede ver toda una colección de miles de tipos de calzado a lo largo de la historia y otros objetos relacionados con el arte. El lugar está dividido en diversas secciones, como: la de calzado deportivo, donde se pueden ver las zapatillas de baloncesto de Magic Johnson; o la del calzado durante diferentes épocas de la historia, desde la época romana o china hasta la actualidad. También están los zapatos espaciales del astronauta Neil Armstrong y como no, hay una sección dedicada a mexicanos famosos, como: María Félix, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska o Jacobo Zabludowsky y otra dedicada a los zapatos que aparecen en la literatura infantil.
Sin duda, la oferta cultural de la Ciudad de México es enorme, no solo por los museos que he mencionado al principio, a los que se puede añadir otros como el: Museo de Geología de la UNAM, el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec o el Museo Universitario del Chopo o por citar solo unos; sino también por la gran cantidad de pequeños museos que siempre son agradables de visitar.
[1] “Lista completa de los museos de la Ciudad de México“, México Desconocido.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.