El grave problema de salud pública que provoca el Covid-19 se va reduciendo a los no vacunados. La población más joven tiene el infortunio de no haber recibido la vacuna todavía, pero muchos la han rechazado. Los negacionistas y anti-vacunas son los que están dando cuenta de las bajas, convirtiéndose de facto en el “grupo de control” que confirma que las vacunas sí funcionan. En México, en la tercera ola, quienes aún no están vacunados representan 90% de las hospitalizaciones.
¿Por qué no se vacuna la gente? Las razones son diversas: posturas recalcitrantes anti- gobierno, libertad egoísta, ignorancia y, sobre todo, fallas de los gobiernos en dar información oportuna. También, el propio bienestar produce la paradoja del rechazo a las vacunas en personas que nunca han tenido contacto con ciertas enfermedades.
Los antivacunas son pocos, pero suficientes para poner en jaque el retorno a la normalidad; son particularmente activistas y efectivos en redes sociales. A nivel mundial, las personas favorables a las vacunas son importantes mayorías: en Estados Unidos y Reino Unido el porcentaje puede llegar a 90%. En México, distintas encuestas muestran enorme disposición a aceptar el biológico: 79%, Statista; 80%, Secretaría de Salud; 92%, Mitofsky.
La ideología política cuenta mucho. En Estados Unidos 46% de los republicanos rechaza la vacuna, mientras que sólo 17% es por parte de los demócratas (Pew Research). Incluso, los estados de tendencia republicana resienten más el golpe: en los últimos 7 días, Florida y Texas han dado cuenta del 32% de las hospitalizaciones y del 25% de las muertes en todo el país. Los estados con menores porcentajes de vacunación son rojos: Alabama 34%, Misisipi 34%, Luisiana 37% y Georgia 38%. El promedio nacional es del 50% (NYTimes).
Hace apenas unos meses, algunas legislaturas estatales dominadas por los republicanos mantenían una cruzada contra las vacunas. En Ohio, la Cámara de Representantes recibió la comparecencia de una doctora antivacunas; y en Tennessee, los legisladores hicieron efectiva la exclusión de los adolescentes de los procesos de vacunación.
Pero, los líderes republicanos ahora están cambiando de opinión. La razón: se le está muriendo el electorado. En un giro dramático, el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, declaró que “las dosis deben llegar a los brazos de todas las personas tan rápido como sea posible”; y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, llaman urgentemente a la gente a vacunarse: “las vacunas están salvando vidas”.
En nuestro país, los rasgos de la población antivacuna tiene las siguientes características: 46% tiene entre 30-49 años de edad; 60% tiene un nivel de escolaridad de secundaria o menor; y 50% tiene un ingreso entre 0 y 3 salarios mínimos (Mitosfky).
En días pasados, en México se puso en duda el adquirir vacunas para los adolescentes. Debería estar claro: la vacuna debe ser universal. Que no nos pase como a los republicanos.
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