La “cúpula del calor” e incendios forestales han impactado este año a Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón, España, Alemania, Grecia, Italia, el Ártico-Siberia, Rusia, Groenlandia, India, China, México, Honduras, Venezuela, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil; en el continente africano los más afectados fueron Túnez y Argelia, entre otras regiones.
Las temperaturas promedio en estas regiones estuvieron entre los 40 y 51 grados Celsius, siendo unas de las olas de calor más impactantes de los últimos tiempos, y los termómetros llevan seis años consecutivos con incrementos sostenidos de calor en todo el mundo. Por ejemplo, la comunidad científica alerta que en el caso del Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta, y el permafrost siberiano se está derritiendo en forma acelerada.
El incremento de la temperatura en el planeta continúa su marcha arrasadora con extensas sequías e incendios forestales, los cuales contribuyen más al calentamiento global al liberar grandes emisiones de dióxido de carbono.
La quema de combustibles fósiles, desde el uso del carbón en la era industrial, ha provocado una catástrofe en el planeta con el cambio climático.
Las huellas de carbón siguen vigentes como generador de energía en muchas naciones como Estados Unidos, China, Indonesia, Pakistán, y en el caso de México, lo utiliza la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para generar energía eléctrica, con lo que se incumplen los compromisos internacionales para transitar al uso de energía renovables, y el gobierno federal mexicano no muestra señales de desaparecer su uso, ni a corto ni a mediano plazo, y de esta manera abona a intensificar los peores efectos del cambio climático.
El carbón es una poderosa fuente de energía y los geólogos nos indican que existen millones de toneladas en el subsuelo, por eso no cesa la explotación a manos de compañías multinacionales.
Esta semana, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) alertó sobre la amenaza del mar a ciudades costeras en el mundo, debido a que el cambio climático provoca el derretimiento de glaciares cambiando los patrones de circulación del mar, el cual se expande mientras se calienta y altera sus niveles como está ocurriendo en el Océano Pacífico.
Pero la información de la NASA apunta a que las ciudades costeras mundiales serán lugares más peligrosos en esta era del cambio climático, y de acuerdo con sus proyecciones del nivel del mar entre 2020 y 2150, advierte la desaparición de playas principalmente en el Pacífico, lo que en el caso mexicano impactaría a Acapulco, Los Cabos, Manzanillo, Mazatlán, entre otras.
El aumento en el nivel de los mares provocará esta situación catastrófica en los próximos 130 años, lo que implica una gran llamada de alerta para todos los gobiernos para que intensifiquen sus programas ambientales para frenar el calentamiento global.
Vale subrayar que el cambio climático no sólo afecta ecosistemas, también es un gran obstáculo para el desarrollo económico y social.
La NASA creó una herramienta ‒en colaboración con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU‒ para que desde cualquier parte del mundo se pueda monitorear cómo van cambiando las costas a consecuencia del calentamiento global, y que al pronosticar escenarios futuros, los gobiernos impulsen planes y políticas para mitigar y adaptarse a la emergencia climática por la que atraviesa el mundo.
La herramienta de la NASA se puede consultar aquí.
Un asunto importante es que esta emergencia climática será abordada por la comunidad internacional en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP26), que se realizará del 1 al 22 de noviembre en Glasgow, Escocia.
Desde hace 30 años se han desarrollado las COP y la última fue en 2015 en París, de donde se desprendió el Acuerdo de París, y ahora se revisarán los compromisos y las metas que han cumplido las naciones para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados C; aumentar la capacidad de adaptación al cambio climático e incrementar los flujos financieros para el desarrollo resiliente y con bajas emisiones de gases efecto invernadero.
Adrián Fernández, director ejecutivo de Iniciativa Climática de México, me precisa que tampoco se ha generado un consenso sobre la eliminación del carbón en la generación de electricidad, y sólo cinco miembros del G-20 han definido fechas para sustituirlo y otros 13 países han establecido restricciones para su financiamiento. Y para cumplir con el Acuerdo de París, todos los países, incluido México, deben retirar el uso del carbón para generar electricidad antes del 2030.
Con el actual gobierno federal México se estancó en las metas para reducción de emisiones y no hay claridad en la política ambiental para alcanzar la meta universal de neutralidad del carbono hacia 2050.
El carbón detonó, como combustible, la era industrial, y ahora es urgente acelerar la transformación de la economía mundial, de lo contrario la devastación por la crisis climática será más impactante que la actual pandemia por COVID-19.
desde luego,lo que está apareciendo con el derretimiento del permafrost, no sabemos que nos repercutirá, son bacterias virus y más cosas que ya no conocemos y menos como atajar.
el problema ya lo tenemos, solo faltan momentos para que surja de manera muy complicada.