Hay lugares emblemáticos en algunas ciudades que siempre han sido sitios de reunión o de manifestación. Pensemos en la Plaçe de la Concorde de París, la Plaza de Mayo o la Avenida 9 de Julio de Buenos Aires, la Plaza de San Pedro en El Vaticano, la Plaza Roja de Moscú o Picadilly Circus de Londres. Lugares muy conocidos que al pensar en ellos se evocan momentos históricos. Un gran ejemplo es el citado lugar de la capital rusa, que durante años fue el escenario de numerosos desfiles y eventos de la URSS: como el desfile del 1º de mayo y el desfile del Día de la Victoria, el 9 del mismo mes, el cual se sigue realizando en la actualidad en la Federación Rusa. Además, se puede considerar el centro de poder del país, ya que el Kremlin –la sede de la presidencia– está en la Plaza Roja, igual que la famosa Catedral de San Basilio.
Otro ejemplo parecido es la Plaza de Mayo de Buenos Aires, un lugar que también ha sido escenario de numerosos eventos trascendentales de la historia argentina y tiene la sede de numerosos edificios importantes. Para empezar, el edificio del Cabildo de Buenos Aires donde se dio inicio a la Revolución de mayo de 1810, que conduciría finalmente a la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata para convertirse posteriormente en la República Argentina. También están la antigua sede del gobierno de la ciudad, la catedral metropolitana, diversos edificios con ministerios e instituciones gubernamentales como el Banco Nacional, y en la parte este, la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo del país. El lugar está conectado con el Congreso de la Nación por la Avenida de Mayo, y ha sido escenario de importantes eventos como la manifestación del 17 de octubre de 1945, con miles de personas para pedir la liberación del entonces Secretario de Trabajo: el Coronel Juan Domingo Perón, que un año después ya era Presidente de la Nación. Diez años después, la plaza fue bombardeada por la aviación naval durante un intento de golpe de Estado, matando a más de 300 personas. Aunque no tuvo éxito, tres meses después, Perón fue depuesto y la plaza tuvo una manifestación de apoyo al golpe. Con el paso de los años la plaza no perdió su importancia; la asociación las Madres de Plaza de Mayo se reunieron ahí durante la dictadura militar (1976-1983), pidiendo saber el paradero de sus hijos desaparecidos. Numerosos presidentes han saludado desde el balcón de la Casa Rosada a la multitud durante su toma de posesión, como: Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner o Mauricio Macri.
Sin duda, un lugar también emblemático es la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, conocido como “El Zócalo”. Esta emblemática plaza es una de las más grandes del mundo y por ella han pasado eventos trascendentales. Es un centro de poder y de homenaje, erigiéndose un mástil con una monumental bandera de la República mexicana.

Hay que decir que la plaza ya era un lugar importante en el antiguo México-Tenochtitlan, buena parte de ella formaba parte del Templo Mayor y además había un gran número de edificios donde residían numerosos miembros de la aristocracia azteca. Tras la caída de la ciudad en manos de Hernán Cortés se empezó a idear la reconstrucción de la ciudad y también de este lugar, utilizando las ruinas de diversos edificios. La plaza se estableció como un rectángulo que estaría rodeada de edificios desde donde se dirigía el virreinato: se erigió la Catedral en el norte de la Plaza, donde había estado el Templo Mayor, al este el Palacio Virreinal (el actual Palacio Nacional), al oeste algunos edificios comerciales y al sur los edificios del Ayuntamiento de la Ciudad.
Con el paso de los años el lugar fue adquiriendo cada vez más importancia como lugar de reunión. No sólo era un centro de poder sino también un lugar de comercio, ya que en la plaza se reunían diversos puestos de comerciantes, incluido el Portal de Mercaderes. La plaza ha ido evolucionando en su fisionomía; a finales del siglo XVIII, fue renovada, se pavimentó el suelo y se llevaron a los mercaderes a otro lugar. Se establecieron bancas de piedra, un sistema de iluminación y se plantaron árboles. En 1812 recibió su nombre actual, en honor a la Constitución de Cádiz. La plaza ha ido cambiando con el paso de los años y adquirió el aspecto actual con una gran explanada en 1958. Con el inicio del nuevo siglo, al igual que todo el Centro Histórico, recibió una profunda renovación.
Por este lugar han pasado algunos de los acontecimientos más importantes del país desde su independencia. En 1821 entró el Ejército Trigarante en la Ciudad de México, comandado por Agustín de Iturbide, llegando al mismo centro de la ciudad, poniendo fin a la Guerra de Independencia. Pero el joven país pronto se vio en problemas, sobre todo tras la Guerra contra Estados Unidos (1846-1848), donde México perdió más de la mitad de su territorio; ya que el 14 de septiembre de 1847 se izó la bandera de Estados Unidos en Palacio Nacional y dos días después el ejército invasor, al mando del general Winfield Scott, desfilaron por la ciudad hasta el Zócalo, para disgusto y rabia de la población.

Pero unos años después fue escenario de la entrada triunfal de Benito Juárez en 1861, tras la victoria liberal en la Guerra de Reforma; aunque poco después Juárez tuvo que dejar la ciudad tras la invasión francesa y la proclamación del Segundo Imperio Mexicano, con Maximiliano de Habsburgo como Emperador. El nuevo monarca no residió en el centro de la ciudad, sino que prefirió el Castillo de Chapultepec; aunque ordenó una renovación de la Plaza y de las calles aledañas y del propio Palacio Nacional. Pero Juárez volvió a entrar triunfalmente en la capital en 1867, presidiendo un gran desfile desde el balcón de Palacio Nacional.
En esa época ya se celebraba anualmente la Ceremonia del Grito, conmemorando el Grito de Dolores de 1810. Cada noche del 15 de septiembre, desde 1845, gracias a una decisión del presidente Antonio López de Santa Anna. Pero en sus inicios, se celebró en la Alameda Central y no fue hasta 1896 cuando se empezó a realizar en Palacio Nacional. Al día siguiente –16 de septiembre– se celebra un desfile militar desde hace décadas. Es a causa de una decisión de López de Santa Anna que a la plaza se le conoce como Zócalo, ya que en 1843 convocó un concurso para construir un monumento a la independencia, pero sólo se construyó la base circular o zócalo. A partir de entonces, además de este lugar, muchas plazas de ciudades mexicanas fueron llamadas “zócalo”.
El lugar siguió formando parte de la historia durante las Fiestas del Centenario de la Independencia en 1910 e Independencia, y poco después durante la Revolución mexicana. En 1913 el lugar fue un campo de batalla durante la “Decena Trágica”, que llevó al derrocamiento y posterior asesinato del presidente Francisco I. Madero. Pero a finales de 1914, Emiliano Zapata y Pancho Villa entraron triunfalmente en Palacio Nacional, dando lugar a la famosa foto de la silla presidencial. El Zócalo, al ser el lugar donde residía el Poder Ejecutivo, era siempre espectador de trascendentales momentos.

Durante los 70 años del gobierno del PRI, la plaza adquirió un mayor simbolismo, ya que cuando muchos presidentes querían conmemorar alguna nueva política o decisión, se reunía al pueblo en el lugar. Por ejemplo, cuando el petróleo mexicano fue nacionalizado por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938, flaqueado por casi todos los presidentes anteriores, celebró la decisión ante miles de personas.
En septiembre de 1982 el presidente Jose López Portillo llevó a cabo la nacionalización de la banca en medio de una grave crisis financiera y lo festejó ante una multitud de simpatizantes priistas que fueron a vitorear la decisión del presidente, quien saludó desde Palacio Nacional. En 1988, tras las polémicas elecciones presidenciales, la oposición celebró numerosos mítines y demostraciones en la plaza. Pero el lugar también fue escenario de momentos dolorosos, como las manifestaciones de estudiantes de 1968, que fueron duramente reprimidas por el ejército y los granaderos; o durante el terremoto de 1985, que el lugar sirvió de atención y refugio para las víctimas. Con el paso de los años sigue siendo escenario de numerosas marchas en contra de la violencia y a favor de los derechos humanos.

Sin duda, el Zócalo es un lugar increíble. Algunas personas podrán pensar que no es tan grande, pero se ha convertido en un lugar icónico, hasta el punto de que mucha gente se refiere al lugar como “El Zócalo” y no como la Plaza de la Constitución. Sólo hay que ver imágenes de algunos conciertos de los últimos años: Roger Waters en 2016 con su gira de The Wall reunió a más de 200 mil espectadores,[1] una cifra parecida a la de Paul McCartney en 2012. También, cantantes o grupos como Shakira, Café Tacuba, Juan Gabriel o Vicente Fernández, han sobrepasado esa cifra. Uno de los conciertos más emotivos fue “Estamos Unidos Mexicanos”, el 8 de octubre de 2017, en homenaje a las víctimas del terremoto del mes anterior, llegando a reunir 170 mil personas.[2] Una buena manera para conocer más de este lugar es repasando algunas de las obras de Salvador Novo o Guillermo Tovar de Teresa.
En la actualidad es un punto de atracción para los capitalinos y turistas, tanto nacionales como extranjeros, principalmente durante las fiestas patrias, ya que las decoraciones conmemorativas suelen estar durante semanas y culminan con la ceremonia del Grito. Este año, a parte de las imágenes de distintos personajes de la independencia, se han añadido las de Quetzalcóatl y de algunos dioses prehispánicos.
[1] https://www.animalpolitico.com/2016/10/roger-waters-zocalo-pena-trump-renuncia/, 2 de octubre de 2016.
[2] https://elpais.com/cultura/2017/10/08/actualidad/1507498315_944684.html, 9 de octubre de 2017.