La confrontación entre Estados Unidos y China pareciera haber llegado a su máximo a finales de julio e inicios de agosto de 2022, también ante la visita de Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes de EU, a Taiwán.
El contexto histórico es significativo. La República Popular China exige para iniciar relaciones diplomáticas respetar la política de “una China”, de la cual Taiwán es parte; así lo aceptó Estados Unidos en 1979. No obstante, las negociaciones bilaterales de Deng Xiaoping con EU durante 1976-1979 resultaron en la aceptación de esta política de “una China” y, al mismo tiempo, permitieron que EU continuara apoyando incluso militarmente a Taiwán. ¿La razón? China y Deng en su momento estaban seriamente presionados ante una amenaza soviética, incluso militar, por lo que aceptaron a regañadientes estos acuerdos, con implicaciones actuales.
La principal diferencia con estos sucesos en 1979 -y la visita de Newt Gingrich a Taiwán hace 25 años como Presidente de la misma Cámara de Representantes de EU- es la significativa creciente presencia de China a nivel global en todos los ámbitos imaginables, incluyendo haberse convertido en la primera economía desde 2014 medido en paridad de poder de compra según instituciones como el Fondo Monetario Internacional. Es decir, y más allá de la profunda alianza estratégica entre China y Rusia desde hace más de dos décadas, China seguramente no hubiera firmado los acuerdos con EU de 1979 en 2022.
Como resultado de la efectiva visita de Pelosi a Taiwán -inicialmente no considerada en su visita por otros países asiáticos- las tensiones bilaterales aumentarán significativamente. El presidente chino Xi Jinping ya había planteado en su encuentro telefónico con Biden el jueves pasado que EU “jugaba con el fuego” con respecto a Taiwán; China considera a Taiwán como su territorio y la visita de Pelosi como una injerencia a su soberanía nacional y con “muy graves consecuencias” según el Ministerio de Relaciones Exteriores de China. La postura histórica y actual de China al respecto es probablemente uno de los pocos aspectos no-negociables e irreductibles, por ello también el envío de cazas al territorio de Taiwán el lunes 1.8.2022 y el anuncio de ejercicios militares desde el 2.8.2022 en su territorio nacional cercano a Taiwán.

Estados Unidos, por otro lado, buscó distanciarse el 1.8.2022 de las tensiones señalando que la visita de Pelosi era una decisión personal y considerando la autonomía de poderes en EU. Las elecciones intermedias en EU en noviembre de 2022 y la muy probable segunda reelección del Presidente Xi Jinping parecieran indicar una mano dura por ambas partes en este conflicto.
Adicionalmente EU ha continuado -y sorprendentemente sin mayores cambios desde la administración de Trump- preparando su confrontación con China en todos los ámbitos imaginables (financiero, tecnológico, político, académico y cultural, entre otros) y, lo novedoso desde la administración de Biden, buscando aliados. Tal ha sido el caso en Asia en mayo de 2022 (vía el Marco Económico Indopacífico, IPEF, por sus siglas en inglés), la reciente Cumbre de las Américas en Los Ángeles en junio de 2022 y diversos esfuerzos durante 2021-2022 en aras de conjuntar estrategias con la Unión Europea contra China. En general los esfuerzos de EU de buscar aliados no ha logrado mayores resultados, también ante la carencia de incentivos específicos para los respectivos países.
China, por otro lado, ha continuado con su insistencia de que terceros países se adhieran a la Iniciativa de la Franja y la Ruta y a varios de sus instrumentos financieros y para la realización de proyectos de infraestructura. En 2022, adicionalmente, anunció en las Naciones Unidas la Iniciativa China para el Desarrollo Global con compromisos financieros para la cooperación sur-sur y, particularmente, renovó compromisos con los BRICS en junio de 2022, de particular relevancia ante la invasión Rusia en Ucrania; ninguno de sus países miembros se han sumado a las sanciones en contra de Rusia. El uso de una moneda común y la adhesión de nuevos miembros fueron de los principales temas, considerando tensiones entre sus miembros y entre China e India.
Lo anterior avizora un extremadamente complejo 2022 -ante las respectivas elecciones-, así como un creciente grupo de instituciones internacionales y esfuerzos respectivos por parte de EU y China de agrupar países en sus iniciativas. En algunas iniciativas -por ejemplo el IPEF y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés)- países como Australia, Corea del Sur, Japón y Vietnam han decidido participar tanto en las iniciativas de EU como de China.
Particularmente preocupante, sin embargo, resulta el corto plazo y lo que falta de 2022: las respectivas elecciones y el escalamiento con la visita de Pelosi vislumbran un significativo factor adicional de incertidumbre para la socioeconomía global y no parecieran existir condiciones para de-escalar esta confrontación bilateral; tampoco que terceros países y/o instituciones (¿las Naciones Unidas?) pudieran intermediar. Hasta inicios de noviembre, con las elecciones intermedias de EU, se presenta un peligroso y desconsolador panorama internacional.
Enrique Dussel Peters
Profesor del Posgrado en Economía y
Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM
http://dusselpeters.com
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