Catar despide progresivamente su mundial 2022 -con enfados desde “occidente” por el acoso progresivo a ultranza- desde el “ultra conservadurismo” musulmán contra el atuendo corpóreo auto independista de la modelo croata Ivana knoll, quien desde antes de empezar la justa mundialista resentía la “falta” de protección a las posibilidades del “ser” de los aficionados asistentes a esta justa mundialista. Por otra parte, Pedro Castillo -en un abrir y cerrar de ojos- vaca en la presidencia peruana, producto de un” autogolpe”, repelido por el poder legislativo peruano. Mientras tanto, Cristina Fernández de Kirchner ha sido inhabilitada este 6 de diciembre por la justicia federal argentina para ejercer cargos públicos “a perpetuidad”. Mientras tanto, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha logrado la aprobación -“a su modo”- de una reforma electoral que dejase en el “limbo” al Instituto Nacional Electoral (INE), mexicano, pues no alcanzó en la cámara mexicana de diputados la mayoría calificada de dos terceras partes -269 votos a favor y 225 en contra- de la reforma con que hace un par de días se buscaba modificar el órgano electoral.
En un principio, me parece que AMLO al parecer no se “cansará” -a pesar de sus limitaciones de edad y tiempo en el poder- y buscará a toda costa impulsar la continuidad con sus “sucesores naturales” (sus más cercanos colaboradores en sus periplos gubernativos, nacionales e internacionales) en la continuación de la agenda de gobierno generada desde el génesis del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
No cabe dudas que la imposición de criterios únicos, antes que una visión consensuada, es lo que tiene al mundo en un caos “inigualable”. Aquí creo que el problema central es la falta de “apertura” al diálogo entre fuerzas opositoras la que ciertamente “entorpece” el diseño de horizontes propicios y consensuados en la búsqueda de soluciones integrales a los ingentes problemas que nos agobian como humanidad y sociedades autónomas. A mi parecer, un ejemplo de ello es que la cuarta transformación republicana impulsada por AMLO no es que carezca de principios humanísticos-sociales básicos par reivindicar los derechos ciudadanos, sino que, en mi humilde opinión, la principal afrenta de este sector de izquierdas, consiste en la idea de imposición de una única resolución de los asuntos públicos de la república azteca desde una visión sesgada de concebir a las distintas clases sociales como fuentes “incompatibles” para renovar los contratos sociales vigentes y garantizados no solo por la constitución mexicana sino por todos aquellos países alrededor del mundo que se precian de plegarse a doctrinas democráticas.
En definitiva, es evidente que la falta de acuerdos y consensos en, torno a los asuntos que competen a las sociedades que no tienen voz ni votos, es lo que “trunca” ciertamente la posibilidad de avances en la gestión de una verdadera democracia nacional mexicana, centroamericana y global. Evidentemente, un ejemplo de ello es el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones unidas (ONU) en donde solamente cinco países-Rusia, China, Francia, Reino Unido y Estados Unidos-tienen el poder de vetar resoluciones que no satisfagan sus intereses particulares.
Posdata: Repetía en el transcurso de este milenio el extinto pensador español José Luis Sampedro que “Conseguir un pensamiento libre en la sociedad actual es difícil porque la democracia está pervertida y secuestrada”; y, es lógico que contra ese desafío -por acción u omisión- todas las organizaciones de sociedad civil, gubernamentales y de cooperación debemos conjuntarnos para reinstaurar convivencias sanas, productivas e innovadoras en base a la ética y fraternidad humanas.
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