Taiwán, ¿centro de las próximas disputas Estados Unidos-China?
Enrique Dussel Peters

Desde la Socioeconomía

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Taiwán, con una crucial participación en la producción de semiconductores especializados y sofisticados, se encuentra en el “ojo del huracán”.

Ilustración: Dave Simonds (Geopol 21).
Ilustración: Dave Simonds (Geopol 21).

Lectura: ( Palabras)

Hemos analizado en esta columna con detalle las confrontaciones crecientes y bilaterales entre las dos principales economías, China y Estados Unidos, bajo el concepto de “la competencia entre grandes poderes”. Esta disputa bilateral con certeza nos acompañará en las siguientes décadas.

Es al menos tan relevante, sin embargo, considerar el concepto de “nuevas relaciones triangulares” ante las arriba señaladas tensiones bilaterales: las disputas bilaterales se verán también reflejadas en terceros países (en América Latina y el Caribe, México, pero también en Australia, la Unión Europea, África y Asia, entre otros). El caso de Taiwán nos parece particularmente relevante en la coyuntura actual.

Históricamente Taiwán ha jugado un papel crucial desde la constitución de la República Popular China en 1949 y de la política de “una China” (incluyendo Taiwán): China sólo accede a relaciones diplomáticas con otros países si las contrapartes rompen relaciones diplomáticas con Taiwán (hoy en día 14 países, 9 de América Latina y el Caribe, reconocen a Taiwán). En la biografía de Deng Xiaoping, Ezra Vogel destaca las complejas negociaciones entre Estados  Unidos y China a finales de los 70: su enemigo común –la Unión Soviética– y la urgencia de obtener resultados por ambas partes permitieron establecer relaciones diplomáticas en 1979; si bien Estados Unidos dejó de reconocer diplomáticamente a Taiwán, se reservó el derecho –y en contra de la explícita opinión de Deng– de seguir apoyando económicamente y particularmente militarmente a Taiwán; es decir, Estados Unidos seguiría apoyando y justificando la existencia de Taiwán a través de su poderío económico y militar. A regañadientes Deng cedió al priorizar el inicio del proceso de reformas y apertura con el apoyo de la inversión extranjera (estadounidense) y ante la amenaza soviética.

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Imagen: DW.

Los aspectos anteriores son fundamentales para comprender esta nueva relación triangular EE.UU.-China-Taiwán en la actualidad. Dos aspectos me parecen importantes a resaltar.

Por un lado, la capacidad de negociación de China ante Estados Unidos en 2021 es inconmensurable con la de la era de Deng Xiaoping: no sólo por haberse convertido en la principal economía desde 2014 –y según el Fondo Monetario Internacional medido en paridad de poder adquisitivo– y su indudable escalamiento tecnológico, sino que también en términos militares, ya que China en la actualidad, y particularmente en Asia, se ha convertido en una potencia militar al menos equiparable a Estados Unidos en la región. Considerando que China ha priorizado su reintegración territorial desde 1949 –Hong Kong, Macao y Taiwán, entre otros–, las posibilidades de un ataque a Taiwán –militar, bloqueo económico y/o una invasión a la “periferia de Taiwán”– ya no resulta tan descabelladas como a finales de la década de 1970 y depende tanto de la potencial respuesta militar y económica de Estados Unidos y terceros países, así como de sus costos económicos.

Un segundo aspecto, más coyuntural, pareciera atizar esta nueva relación triangular. Ante la pandemia del Covid-19 en la cadena global de valor de semiconductores –desplome de la demanda en 2020, reacción en la oferta/empresas y fuerte demanda en el primer semestre de 2021–, Taiwán, con una crucial participación en la producción de semiconductores especializados y sofisticados, se encuentra en el “ojo del huracán”. No sólo ante las restricciones tecnológicas de la Administración Trump desde 2018 hacia China, sino porque paradójicamente China ha incrementado significativamente su participación –y dependencia– en la industria de semiconductores de Taiwán, además del incremento global de semiconductores por parte de la cadena autopartes-automotriz.

semiconductores China
Imagen: Medium.

Estas recientes tendencias –en donde la pronta recuperación económica china es particularmente relevante– han sido drásticas en 2021: la demanda china de semiconductores aumentó en 47% en el primer trimestre y 34% en marzo, además en equipo óptico la demanda y participación china ha sido incluso superior. Esto último debido a que Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSM) ha jugado un papel significativo en esta “nueva relación triangular” como una empresa crítica en la oferta global de semiconductores de alto nivel tecnológico, ante la creciente demanda global y su relevancia para China. Un ataque militar a Taiwán, considerando estos aspectos, pudiera tener enormes implicaciones económicas, además de otras internacionales y militares.

Bienvenidos, entonces, a un análisis puntual y detallado de las “nuevas relaciones triangulares”, también en América Latina y el Caribe y México. Éstas, por cierto, poco tienen que ver con el concepto de la “Guerra fría” (sic) y que ciertos círculos han adoptado: ni China tiene cercanías con la Unión Soviética en la tercera década del siglo XXI, ni Estados Unidos cuenta con la hegemonía económica y militar que logró hasta la segunda parte del siglo XX. Estos conceptos, en muchas ocasiones, más que ayudar, distorsionan, confunden y buscan repetir acontecimientos históricos que prácticamente no tienen relación con el 2021 y el futuro.

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