Resiliencia, eduquémonos para el futuro
Carlos Jonguitud Carrillo
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La idea de que la escuela es guardería, al igual que la percepción que tenían los padres del maestro como una figura débil, se rompió para siempre en esta pandemia.

Imagen: Anya Evdokimova.
Imagen: Anya Evdokimova.

Lectura: ( Palabras)

En el mundo, volver a clases presenciales es el deseo de los trabajadores para la educación, porque estamos ansiosos de convivir, de volvernos a tratar, de poner en práctica la didáctica que aprendimos en esta reclusión y distanciamiento social. Lo poco que sabemos del Covid-19 pone sobre la mesa cuándo y cómo sería el regreso a las aulas… al menos por ahora. Bien sabemos que necesitamos garantías.

¿Por qué volver a las aulas?, si la virtualidad, el home office y las plataformas digitales nos han actualizado tecnológicamente. Queremos volver a las aulas, porque por antonomasia el docente es y ha sido el detector del maltrato infantil, en todas sus formas; el docente es quien primero descubre cuáles son las habilidades de la niñez y las alienta; el docente ya no cree en lo absoluto que la letra con sangre entra, sino lo hace a través de estrategias como las tertulias o filosofía para niños; porque el docente incluye; porque el docente es la base fundamental de la construcción de los líderes del mañana.

La idea de que la escuela es guardería, al igual que la percepción que tenían los padres del maestro como una figura débil, se rompió para siempre en esta pandemia.

Justo por el derecho constitucional de la libre asociación, también el docente se une con otros docentes para hablar de sus prácticas y de cómo pueden mejorar, y es así que el sindicalismo tampoco ha descansado. Sin los trabajadores para la educación el mundo no giraría. Por eso somos tan valiosos como gremio, por eso cuando hablan de revalorización del magisterio nos devuelven lo que siempre ha sido nuestro.

Además de la vacunación, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) plantea una serie de medidas para que, en los países que sea posible, las aulas sean espacios seguros, porque no será la primera ni la última crisis: ellos nos dicen con todas sus letras que debemos estar “mejor preparados y reducir los riesgos ante futuras crisis de salud, peligros naturales y cotidianos, violencia y conflictos”.

El trabajo socioemocional debe ser prioridad para la Nueva Escuela Mexicana, porque ante la abrumadora pérdida de nuestros queridos mexicanos, la enfermedad, el desazón y la incomprensión, sólo queda la resiliencia. Construirla debe ser tarea de todos los que compartimos este país… y este planeta.


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