Primera Abogada de Italia: La Lidia Poët de carne y hueso, y la de Netflix
Antonio M. Prida

De Frente y Derecho

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A los 65 años se convirtió oficialmente en la primera mujer abogada de Italia, abriendo el camino para todas las abogadas y mujeres fiscales que vendrían después.

Lectura: ( Palabras)

Aprovechando la investigación realizada con motivo de mi presentación en la Comisión de Ciencia, Cultura y Derecho de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, coordinada por mis amigos Gerardo Laveaga y Julieta Ovalle, me refiero en esta ocasión a la serie de Netflix “La Ley de Lidia Poët” que mucho recomiendo ver, para contrastar dicho personaje ficticio, basado en la vida real, con el personaje histórico de la precursora de la profesión jurídica en Italia.

Después de que la apartaran de los tribunales por ser mujer, Lidia Poët luchó durante toda su vida para ejercer la abogacía y conseguir que las mujeres pudieran ocupar cargos públicos. Nació en Traversella, una aldea de la provincia de Turín, cercana a Los Alpes italianos, el 26 de agosto de 1855. La joven creció en el seno de una familia acomodada que le puso todas las facilidades para estudiar, primero en el colegio de las señoritas de Bonville, en Suiza, y después en la escuela de secundaria Giovanni Battista Becaria, en Mondovi. Al completar su formación, Lidia obtuvo el título de maestra de escuela secundaria y el certificado de maestra de inglés, alemán y francés. Sin embargo, sus aspiraciones de convertirse en abogada al igual que su hermano Giovanni Enrico, la impulsaron a continuar los estudios y a matricularse en la facultad de derecho de la Universidad de Turín.

Tras cursar su carrera y presentar una tesis sobre “La Condición de la Mujer en la Sociedad y el Derecho al Voto Femenino”, Poët se graduó el 17 de julio de 1881. Durante los dos años siguientes continuó su aprendizaje en la oficina del abogado y senador Cesare Bertea, asistiendo a sesiones en tribunales y a la práctica forense. Después de aprobar los exámenes prácticos y teóricos de calificación en la profesión legal, Lidia solicitó entrenar en la Orden de Abogados y Fiscales de Turín. En protesta por su admisión, Federico Spantigati dejó dicha Orden de Abogados. En efecto Federico, junto con Desiderato Chiaves, se opusieron férreamente al ingreso de la abogada Poët a la mencionada Orden, ya que hasta entonces los únicos miembros habían sido hombres y no todos estaban de acuerdo en que una mujer pasara a formar parte del grupo y menos aún a que ejerciera la profesión de abogado.

Afortunadamente Saverio Francesco Begezzi, el presidente de la Orden, y otros concejales aprobaron su ingreso, argumentando que “según las leyes italianas, las mujeres son ciudadanas como los hombres”. Así, el 9 de agosto de 1883, Lidia Poët se inscribió en el Colegio de Abogados, convirtiéndose en la primera abogada de Italia. Al percatarse de que una mujer había sido aceptada, la oficina del Fiscal General recurrió ante el Tribunal de Apelación de Turín, argumentando que las mujeres no podían ejercer la abogacía, porque la profesión era un “cargo público” y la admisión de mujeres en dichos cargos debía estar especificada en la ley, la cual guardaba silencio al respecto.

Primera Abogada de Italia: La Lidia Poët de carne y hueso, y la de Netflix

La posible inhabilitación de Lidia suscitó un intenso debate público y el 11 de noviembre de 1883, apenas después de tres meses de haber sido admitida como abogada, el mencionado tribunal determinó que su inscripción era ilegal y la inhabilitó. La abogada Poët apeló ante el Tribunal de Casación de Turín, pero este confirmó la decisión del tribunal inferior, dejándola fuera de los tribunales. La mayoría de los periódicos se posicionaron a favor de la abogada y sólo tres se mostraron en contra, sosteniendo que los hombres que la apoyaban eran “únicamente” célibes solteros. Negándose a renunciar a su profesión, Lidia se unió al despacho de su hermano y siguió colaborando como abogada, aunque no pudiera asistir a los tribunales ni ejercer plenamente su cargo. La letrada se dedicó fundamentalmente a la defensa de los derechos de los menores, de las mujeres y de los marginados. Como precursora del feminismo en Italia, Poët se unió al Consejo Nacional de Mujeres Italianas desde su fundación en 1903, dedicándose a la lucha por la igualdad.

Al final de la Primera Guerra Mundial, el 17 de julio de 1919 se promulgó en Italia la Ley #1,176 que permitió a las mujeres acceder a los cargos públicos, lo que permitió que después de 35 años de haber sido inhabilitada, Lidia Poët fuera admitida de nuevo en la Orden de Abogados y Fiscales de Turín y así, a los 65 años se convirtió oficialmente en la primera mujer abogada de Italia, abriendo el camino para todas las abogadas y mujeres fiscales que vendrían después.

El personaje de Lidia creado por Netflix está protagonizado por una joven supuestamente de 28 años en la preciosa ciudad de Turín en 1883, tiempos de Humberto I, Rey de Italia, quien “ejerce la abogacía mientras investiga homicidios”, y “quien husmea en los secretos del cliente para conocer la verdad”. Cuando anulan su colegiación, se argumenta que “el uso de su toga contraviene la moda”, y su hermano Enrico, para tratar de evitar que se uniera a su despacho, le dice que mejor se case ya que “si Dios hubiera querido que fuera abogado no la hubiera hecho mujer sino hombre”. Le dice que “estás tan sola que inventas historias” y que “es una mujer testaruda que toma decisiones precipitadas y que más que justicia busca venganza”. Pese a estas confusiones, estereotipos y “lugares comunes”, la serie entretiene y puede disfrutarse fácilmente.

El personaje de la serie es una mujer chic, avant-garde y liberada que ejerce su sexualidad fuera del matrimonio, fuma opio, rechazó el matrimonio de conveniencia que le pretendieron imponer sus padres y abandona la casa familiar “con valentía” para vivir sola, anda en bici y defiende también a prostitutas y anarquistas. El personaje acaba por fascinar al espectador y deja al público picado cuando Lidia compra su boleto a Nueva York para seguir a su novio en pos del amor y de “la libertad”, la cual en algún momento de la serie se considera sobrevalorada. ¿Será?

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