A continuación, me es grato presentar información estadística sobre el intercambio comercial de México con los países del T-MEC, enero – octubre de 1993 a 2022, de la cual cabe destacar el incremento que ha registrado el envío de productos mexicanos a sus socios comerciales, misma que pasó 82.47% en 2018, a 84.44% del total de la exportación mexicana en el 2022.
En este contexto, también es importante destacar la decreciente participación de Canadá y EEUU como proveedores de México, misma que ha descendido de 77.51%, en el año 1996, a 48.73% en 2018 y a 46.12% en 2022, lo que muestra una menor integración comercial y, consecuentemente, productiva.
Especial referencia hay que hacer al periodo 2018/2022 pues, se supone que existen factores muy importantes para lograr una mayor integración nacional y regional debido a la reestructuración de la economía mundial y del comercio internacional, entre ellos el nearshoring que muchos han ponderado como elemento ideal con este propósito, sin embargo, pareciera que el mismo no ha sido bien aprovechado ni determinante para lograr una mayor integración comercial y productiva de México con sus dos socios del T-MEC, el desarrollo de nuestro país y de la región.
Así mismo, incluyo información sobre el intercambio con Asia, de la cual hay que destacar la creciente participación de Asia como proveedor de México pues, de 1993, en que proveía el 11.08% del total de la importación mexicana, en 2018 fue de 34.5%, en tanto que, para el 2022, el porcentaje de este proceso se incrementó a 37.97%, debido al esquema muy simplista y dañino que se adoptó en la promoción del comercio exterior mexicano de importar insumos, crecientemente, para reexportar con reducido y decreciente valor agregado, lo que ha convertido a la maquila que, durante más de 40 años prevaleció en nuestro país, en un proceso ensamblador, mayormente.
En este sentido, hay que insistir en la necesidad de un proceso que permita a México, aprovechar las oportunidades que presenta el nuevo panorama del comercio internacional, en principio, por las ventajas comparativas que poseemos, así como por las ventajas competitivas que es posible desarrollar, mediante la definición de una estrategia integral que incluya elementos como competitividad, fomento industrial, promoción de las exportaciones y la inversión extranjera directa a través de programas, proyectos y políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo económico de México y de la región.
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