Las alcaldías de la CDMX como gobiernos de participación popular
Erasto Ensástiga Santiago

Desde la izquierda

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¿Cómo politizar al más humilde de los ciudadanos para que adquiera la capacidad y el interés de tomar decisiones? La respuesta debe ser a través de…

Imagen: El Sol de México.
Imagen: El Sol de México.

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Los alcaldes que ganaron la elección del pasado 6 de junio iniciarán funciones el 1º de octubre próximo. Como es sabido, Morena gobernará siete alcaldías y nueve la alianza Va por la CDMX, integrada en su momento por el PAN-PRI-PRD. Con más de la mitad de las alcaldías que gobernará la oposición a Morena, los próximos tres años serán de panoramas desafiantes tanto en la negociación sobre temas de presupuesto como en los de seguridad.

Los próximos tres años serán fundamentales para los gobiernos de izquierda en las alcaldías de la Ciudad de México, ya que tendrán la oportunidad y la necesidad de diferenciarse nítidamente de los gobiernos de derecha, bajo la premisa de gobiernos de participación popular que les permita dejar atrás el estilo tradicional y profundamente antidemocrático de gobierno, que concentra el poder en pocas manos e ignora a la gran mayoría de la población, al decidir por ella sin tomarla en cuenta.

Por gobiernos de participación popular me refiero a poner en práctica una forma de ejercicio del poder a nivel alcaldía, que en cierta medida vaya delegando el poder a la ciudadanía para eliminar la práctica profundamente elitista de exclusión ciudadana en la toma de decisiones de los gobiernos de derecha. Las alcaldías gobernadas por la izquierda deben plantearse la meta de la construcción de un proyecto social, en que la sociedad civil y especialmente los sectores populares tengan un papel protagónico. Por lo que si son consecuentes con estas formulaciones, al tomar posesión de gobierno deberán encontrar fórmulas para que el pueblo participe en la gestión administrativa y se discutan las medidas a adoptar, definiendo prioridades y fiscalizando el quehacer del gobierno y de sus diversas direcciones administrativas.

Por supuesto que no es tarea fácil, se requiere un esfuerzo político y administrativo mayor que pocos gobiernos se atreven a tomar, en un contexto de clientelismo, escepticismo y despolitización en amplios sectores de la población, que en muchas ocasiones les limita razonar y actuar comunitariamente, debido a su baja politización.

16 nuevos alcaldes de la CDMX
Los 16 nuevos alcaldes de la CDMX (Foto: Forbes).

Desde mi punto de vista, unos de los grandes retos de la profundización de la democracia consisten en politizar a la ciudadanía, por lo que me pregunto: ¿Cómo politizar al más humilde de los ciudadanos para que adquiera la capacidad y el interés de tomar decisiones? La respuesta debe ser a través de la generación de las condiciones políticas y estructurales que les motive y les permita participar en la toma de decisiones de los temas relevantes de su comunidad. Por ejemplo, un primer gran paso sería brindar información, pues la democracia existe con gente informada.

Un problema serio que se le ha presentado a delegados y seguramente hoy a los alcaldes, es que cuando convocan a reuniones para hacer recorridos con la población, los que se acercan en su mayoría son los activistas: el trabajador, el representante de la colonia, la mesa directiva del mercado, etc. Así, la inmensa mayoría de la población queda aislada a los llamados de contacto de la autoridad de la demarcación territorial. Por lo tanto, otro elemento central para fomentar la participación popular es escuchar y respetar los problemas más sentidos por la población, y diferenciar claramente entre las necesidades de la gente y lo que nosotros creemos que son sus necesidades.

Para lograr que la ciudadanía participe, también es necesario fomentar la organización en la comunidad y aprovechar las experiencias de autogestión que ya existen. En la Ciudad de México, en los últimos años se han desarrollado programas de participación ciudadana exitosos, como los de presupuesto participativo, mejoramiento barrial o de comedores comunitarios, entre otros. Pero la llave maestra para llegar a la gente y motivar su participación es, sin lugar a duda, convocarlos a discutir y decidir acerca de las obras de la alcaldía y de sus programas sociales, para que a través de debates y consultas la población decida dónde se realizarán las inversiones, prioridades, acciones y obras que deberán ser desarrolladas por la alcaldía, de ahí que el presupuesto sea participativo.

Por último, quizá lo más significativo de una alcaldía como gobierno de participación popular, es que los vecinos conozcan y decidan sobre las cuestiones públicas, pues ésa es la forma más concreta en la que el pueblo puede gobernar, en un momento en que la política sufre un gran descrédito. Por ello, los próximos gobiernos de izquierda, que comienzan sus funciones el próximo 1º de octubre, tendrán el enorme reto de diferenciarse de los gobiernos de derecha, y uno de los principales diferenciadores puede ser la participación popular en la toma de decisiones.

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