¿Qué relación existe entre el botón de una camisa nueva, que cae al estrenarla, con la constatación de que las promesas de campaña de un candidato eran embustes? Ambas situaciones revelan que no hubo la calidad ofrecida. En general la buena calidad de un bien, servicio o proceso sociopolítico implica condiciones de excelencia, define la Real Academia Española.
Esas condiciones se aplican al ámbito de lo privado y lo público. Es decir, contribuir a hacer agradable y valiosa la vida de más de 7,600 millones de seres humanos sobre la Tierra va de la mano con la gestión cualitativa de los actores globales.
Si los sectores manufacturero y de prestación de servicios aplican normas y políticas de calidad, que originaron el concepto de “Control de Calidad”, debía aplicarse al ámbito político ese principio de mayor calidad y vigilar que se garantice.
De ahí las preguntas: ¿Qué es calidad en el siglo XXI? ¿Existe una geopolítica de la calidad? ¿Cómo evaluarla? No se puede comparar la calidad de la democracia de la Cuba que padece un bloqueo multidimensional hace 60 años, con la de Estados Unidos, cuya colosal capacidad militar nunca se ha visto en la historia de la Humanidad, y que se sitúa en la pirámide de la dominación del sistema mundial.
Calidad democrática ya no es sólo electoral; también pesan la bio-política, la reingeniería y las tradiciones, para responder a dos exigencias ambiciosas y difíciles: independencia y desarrollo, explica Leonardo Mortino, del Instituto Italiano de Ciencia Humana.
Calidad implica: seguridad existencial (alimentaria, energética, sanitaria, educativa y en servicios públicos y privados) o política; que va desde la confianza en las autoridades hasta la integridad de los recursos y fronteras. A ello aludió Giovanni Sartori al describir, en 1957, que en la democracia convivían –inevitablemente‒ referencias ideales y reales. De ahí el dilema de Hungría y Polonia, cuyas leyes homófobas y autoritarias los enfrenta con la Unión Europea (UE).
Para comprender la cuestión, estudiosos en plenitud social apelan a la reingeniería humana, centrada en la calidad de vida. Ven las propiedades inherentes a un bien, servicio o condición vital y así juzgan su excelencia o superioridad, para exigir criterios de excelencia cualitativa a los actores globales como: Estados (industrializados o en desarrollo), mega-corporaciones, medios, universidades, Pymes u ONG’s.
Con visión de reingeniería, los ciudadanos deberían verificar la calidad que esos entes ofrecen y, a la par, frenar la impunidad de multinacionales que venden alimentos y medicinas caducas, automóviles inseguros, streaming violentos o softwares espías.
Calidad democrática atisba el delicado vínculo entre lo íntimo y la política global. Es la geopolítica íntima de la analista de la Universidad de Manchester, Elena Barabantseva, que ofrece en su ensayo: Llamar la atención de la geopolítica, a través de la lente de lo íntimo.
Es decir: en geopolítica influyen lo personal, local, regional e internacional. De la desesperación del migrante al huir de su país en busca de asilo o visa, al poder del anfitrión de expulsarlo. Ése es un dilema de gobernanza para la bio-política, donde conviven relaciones de poder, sexualidad, vida en familia, normas socioculturales y dinámicas económico-financieras.
Hoy la geopolítica para tomar decisiones estratégicas ya no es más el determinismo geográfico, sino dinámica que refleja la realidad internacional y su relación con la conducta humana, señala Mackubin Thomas Owens. El cruce con lo emocional y la geografía política evidencia el impacto en la dinámica de la vida físico-emocional, describe a su vez la antropóloga británica Yael Navaro-Yashin.
Por tanto, una geopolítica de calidad produce ciudadanos no analfabetas, que rechazan guerras de ocupación y saqueo, que no se ensañan con los inmigrantes y repudian la distorsión mediática. Sólo así se abonan a una democracia cualitativa.
En espera de que llegue a nuestra realidad esa utopía, hay asuntos pendientes que exigen atención en el cercano 2022. La polarización política en Estados Unidos, que el 6 de enero se hizo presente cuando representantes de los 74 millones de simpatizantes de Donald Trump impugnaron la elección de Joseph Robinette Biden.
A la vez, el futuro de Gran Bretaña que, como declaró Dean Acheson en 1962 “perdió un imperio y hoy no encuentra su razón de ser”. También, su propensión a la traición: a la autodeterminación a un Estado propio de palestinos y kurdos –éstos usados en la ocupación aliada de Irak y Siria‒.
Una es la crítica implacable del internacionalista Hilal Khashan a los líderes árabes del Magreb y el Mashreq “por sus egos”; pues sin importar cuán divididos estén en lo político, coinciden en su intolerancia a las críticas de sus conciudadanos.
Es curioso el optimismo sobre la calidad política en nuestro país, del que la analista de Geopolitical Futures, Allison Fedirka, afirma que éste es el momento de México porque “las estrellas se alinearon” para presentar a este país como el único con oportunidades para mejorar su posición relativa a Estados Unidos, sin importar qué tan leves sean.
Algo es cierto: los espacios reservados para la calidad de vida están en la ciencia, la geopolítica y la medicina donde es letal cualquier falla en sus estrictos protocolos. Asegurar el futuro de una democracia de calidad para más de 7,6 mil millones de habitantes del planeta pasa por suprimir la alienación. El futuro no es sólo el dominio de las máquinas, sino de ciudadanos conscientes de su poder.
Veo que algúnas naciones fuertes económicamente hablando, industria respetable y ante todo una posición geográficamente de gran valor, están acerandose a Rusia y a China con reserva pero lo veo mas como una aventura alejandose de la garra del Tío Sam, sin perder la armonía ni dependencia por supuesto. Y veo que Brasil (Bolsonaro) recientemente se acercó a Putin para mostrar su empatía y postura con el tema Ucrania; que casualidad que Biden en respuesta a ello 2 semanas despues se acerca con Venezuela. México tiene una postura tibia pero nunca le ha molestado Rusia, y hace unos años un acercamiento con China que dicho sea de paso molestó al gobierno estadounidense y les llamó fuertemente la atención para entonces al Presidente en funciones Peña Nieto, recordaron que México es parte del TLCAN y que la 5T no iba…Chile por otro lado quizo hacer lo mismo y tuvo sus consecuencias violentas promovidas por no se quien?….Latinoamerica está siendo empujada hacia los brazos del Oriente, como le pasá a Rusia con China. Deseo saber su opinión acerca del impacto que tendría en los próximos meses en la economía de USA el acuerdo RCEP (Asociación Económica Regional) compuesta por 15 países, cuyo líder es China?, será suficiente contrapeso? tomando en cuenta que USA no es parte de él; y por otro lado, que la India está prácticamente jugando al doblete no deja de sonreir a USA ni a UE; pero es afín a Rusia comercialmente/tecnológicamente. México ya está clavado por las garras de las petroleras de Texas, (fracking); Gracias y saludos.