La Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida y el Colegio de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana A.C. han analizado cuáles son algunos de los principales retos de México para el logro de las metas establecidas por la Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible en el año 2030, particularmente ahora que acabamos de celebrar el Día Mundial de la Alimentación, en su Objetivo 2 (ODS2): “Poner fin al hambre”.
Sin duda el principal reto es asegurar el acceso a alimentos nutritivos y en cantidad suficiente. Porque si bien es cierto que la población urbana también padece desnutrición en alguna proporción, los casos más graves los encontramos en localidades rurales en condición de pobreza extrema.
Y, es que, en las localidades rurales en pobreza extrema, tanto por su nivel de ingreso como por su número en términos relativos respecto al total de la población, no se constituyen en un mercado que pueda justificar económicamente el esfuerzo logístico de hacerles llegar los alimentos nutritivos producidos, que sí están disponibles en los núcleos urbanos densamente poblados y con mayor capacidad de compra.
En términos de política pública, el primer reto consiste en un adecuado diseño, con fundamentos técnicos y científicos, alineados con indicadores y metas medibles y realistamente alcanzables. No menos importante, es asegurar la continuidad de las políticas públicas al pasar de las administraciones gubernamentales. Es inaceptable pensar en reinventar el país cada tres o cada seis años. No hay política pública que ofrezca buenos resultados si no la sostenemos en el tiempo para que madure, se calibre y entregue buena rentabilidad social. Lo que se espera de ella.
Considerando lo anterior, debemos reconocer que el “Hambre Cero” no es sólo responsabilidad gubernamental. El sector privado y las organizaciones de la sociedad civil debemos asumir que México es nuestro país, el único en el mundo que es realmente nuestro, por el hecho de que aquí hemos nacido. Y, en consecuencia, asumir, entre otros temas, el reto del Hambre Cero como un objetivo personal y de nuestras organizaciones.
El Hambre Cero es una tarea de todos. Y en este sentido, sector privado y organizaciones de la sociedad civil debemos velar por el adecuado diseño de las políticas públicas, pero sobre todo por la continuidad de lo que ha estado bien hecho y ha producido resultados positivos en la reducción de hambre en México.
Se preguntará usted, ¿qué papel podría asumir el sector privado para contribuir al logro de las metas del ODS2? Aquí un par de sugerencias:
a) Garantizar ingresos suficientemente remunerativos para todos nuestros empleados. El salario de uno sólo de los miembros de una familia promedio, de 2 a 4 integrantes, debe ser suficiente para adquirir los alimentos de calidad en la cantidad suficiente para satisfacer a todos sus integrantes, además de los otros gastos básicos de un hogar promedio.
b) La industria de la alimentación y los comerciantes minoristas deben asegurar que los alimentos que ofrecen son, no sólo nutritivos, sino también accesibles en términos de precios y distribución (disponibilidad) para la población con los ingresos más modestos y en las localidades más distantes.
Ante el reto de incrementar los salarios, los empresarios socialmente responsables responden: “Quisiera mejorar los salarios de mis empleados, pero es que los costos no me dan. Si los subo, sin trasladarlo al precio final de los productos o servicios, no tendré utilidades. Y si lo los traslado al precio final, pierdo competitividad o incluso me salgo totalmente del mercado”. Difícil dilema.
No se preocupen, para los empresarios socialmente responsables aquí unas ideas:
a) procuren la mejora continua en creatividad, eficiencia y productividad;
b) mantengan un esfuerzo continuo en capacitación del personal y de innovación en nuevas tecnologías; y
c) no menos importante, motiven y estimulen emocionalmente a sus trabajadores para lograr su compromiso con las causas de la empresa. Lo anterior ayuda a disminuir la rotación de personal y a eliminar la curva de aprendizaje ocasionada por nuevas contrataciones. Valoremos a nuestro capital humano y su bienestar como una prioridad para el negocio.
EN PERSPECTIVA, lograr el Hambre Cero en México requiere el compromiso de todos. No sólo porque es un imperativo moral que todo ser humano tenga alimentación nutritiva y suficiente, sino porque el hambre es el detonante más potente de fenómenos sociales negativos como la inseguridad pública y, en su expresión más extrema, de la descomposición social, el crimen organizado y las guerras civiles.
Estimado lector, ¿te gustaría ser parte de la solución?
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