En el mercado de los servicios profesionales, y en particular en la consultoría, hay un dicho muy cierto:
“Sí te parece caro lo que cobra un profesional,
espera a ver el costo de las consecuencias de contratar a un aficionado”.
Sin duda, parte de las distorsiones que padece la economía de México son consecuencia de la insuficiente regulación del mercado de servicios profesionales. Un mercado de servicios profesionales donde la acreditación, cédulas y títulos no son requeridas por el cliente, y generan en automático una oferta alternativa no calificada, desleal y de mala calidad.
Entendemos que la prestación de servicios ocurre principalmente intermediada por empresas u organizaciones de diferentes características; sin embargo, son, en esencia, personas físicas con estudios y es un modo de vida que debemos proteger. Especialmente ahora, cuando la economía informal ya ocupa al menos al 56.6% de los trabajadores en México, produciendo cerca del 23% del Producto Interno Bruto.
En una economía emergente como la de México, donde los servicios ocupan a más de la mitad de la fuerza de trabajo y generan más del 70% de los ingresos totales del país, sin duda es un asunto que merece la mayor atención por parte del gobierno, pero de manera fundamental de nosotros como ciudadanos.
Porque si bien es cierto que nuestros derechos humanos, protegidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señalan que:
También es verdad que el mercado de servicios profesionales en el año 2021 no puede considerarse adecuadamente regulado con una ley promulgada en 1945 por el expresidente Manuel Ávila Camacho, con mínimas reformas. Ley conocida coloquialmente como Ley de Profesiones.
EN PERSPECTIVA, es tiempo de que se vea como una oportunidad al mercado de servicios profesionales para permitirles a los mexicanos un modo digno de vida por la vía del mérito, el esfuerzo y el espíritu emprendedor. A nosotros ciudadanos nos toca poner el esfuerzo y el talento, pero ciertamente son las autoridades gubernamentales las responsables de establecer oportunamente un marco regulatorio para que el mercado de servicios profesionales se desarrolle, y el talento de los mexicanos florezca, disfrutando del legítimo fruto de su trabajo.
¿Usted qué opina estimado lector?
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