Crímenes del Futuro
Avelina Lésper

Arte y Dinero

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Esta sociedad que busca “filosofías” rápidas, encumbra una película aburrida, con problemas de guion, de actuación y con una fotografía en perpetua penumbra.

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Lectura: ( Palabras)

La película Crímenes de Futuro, de David Cronenberg se debería llamar Crímenes del Pasado. Con este filme pretencioso y sobre actuado, Cronenberg llegó muy tarde, pero muy tarde al futuro. Se supone que reflexiona sobre el cuerpo en una historia futurista plagada de los lugares comunes del arte VIP de hace treinta años. Con todos los vicios del cine “intelectual” dan explicaciones, uno de los más elementales errores en un drama, desde Aristóteles y la Poética, la escena es para la acción, no para el discurso. Los personajes parlotean sus teorías, y como los artistas VIP insisten en que ellos son artistas, son muy densos y lo que hacen es arte.

La historia cuenta que en un “futuro” los seres humanos tienen mutaciones en el cuerpo, hacen otros órganos que no saben para qué sirven. La gente es muy morbosa con esos cambios y una pareja de performanceros hace un show de cirugías con público, mostrando sus mutaciones en las entrañas. Esa pareja son Viggo Mortensen y Léa Seydoux, que compiten en quién es más sobre actuado. Viggo tiene una mutación digestiva y habla como si le urgiera un litro de Pepto Bismol. Cronenberg recurre a lo que el performance y el arte transhumanista hacen desde hace años, y lo muestra como vanguardia. La artista VIP Orlan hizo su show de arte VIP con su vicio por las cirugías plásticas que la deformaron, un problema psiquiátrico, y en esta película es novedad futurista.

Las cirugías con público son un género pictórico, llamado “Lección de anatomía” aquí el show de sus personajes está atrasado cinco siglos, la más conocida es de Rembrandt, ese género permaneció hasta el Romanticismo. Los dibujos de órganos y cuerpos humanos es otro género desde el Renacimiento y ahí está Andreas Vasalio y su De Humani Corpore Fabrica de 1543, que siguió con muchos artistas hasta el siglo XIX, en la película muestran unos dibujos mediocres de órganos. Cronenberg aporta nada, insiste en que son una vanguardia ultra atrevida y novedosa.

Cronenberg se olvida que lo más fuerte que puede crecer dentro de un cuerpo, es que un mamífero crezca dentro de su madre y que ella produzca el alimento para ese ser. Sus “operaciones” se quedan en nada frente a una cirugía para cambiarse de sexo.

En el Festival de Cannes la aplaudieron 6 minutos de pie y le cortaron algunas escenas porque eran “muy fuertes”, típico esnobismo de festival. Las críticas hablan de ella con términos filosóficos, y la “explican”. Esta sociedad que busca “filosofías” rápidas, encumbra una película aburrida, con problemas de guion, de actuación y con una fotografía en perpetua penumbra. De risa loca sus personajes, en sus largos rollos, dicen que “están en el futuro”, ¿cómo lo consiguen? el futuro se desvanece en presente y este se convierte en pasado en cada instante. La persona que estaba al lado de mi butaca dormía plácidamente, es lo que se debe hacer en este bodrio pretencioso.

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