Carlos Fuentes y Félix Salgado
Eduardo López Betancourt
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Escribió en su destacado libro “Nuevo Tiempo Mexicano”, un importante análisis sobre el guerrerense, hoy por hoy víctima de una campaña mediática sin precedentes.

Carlos Fuentes Macías, escritor mexicano (Imagen: Confabulario).
Carlos Fuentes Macías, escritor mexicano (Imagen: Confabulario).

Lectura: ( Palabras)

Carlos Fuentes y Octavio Paz son dos grandes baluartes de la literatura moderna mexicana. Tengamos presente que México es productor de notables personajes en el mundo de las letras, a quienes cotidianamente se les otorgan reconocimientos internacionales.

Octavio Paz fue galardonado con el premio más reconocido, como es el nobel de literatura; lamentablemente la inesperada muerte de Carlos Fuentes, le impidió ese privilegio, pero es sin duda uno de los más reconocidos mundialmente por su obra literaria.

Ha sido precisamente Carlos Fuentes, quien escribió en su destacado libro “Nuevo Tiempo Mexicano”, un importante análisis sobre el guerrerense, hoy por hoy víctima de una campaña mediática sin precedentes, acusado de graves hechos en el delicado tema de la libertad sexual. Tal vez como nadie, Félix se ha visto vilipendiado, y sin haber sido juzgado jamás, se le considera en muchos sectores responsable de los delitos que se le imputan. Ante ello el Senador con licencia ha mantenido una conducta silenciosa, provocando aún más el enojo de infinidad de medios de comunicación y comunicadores, a quienes solo les ha faltado señalar los años de prisión que debe pagar Félix. Tal vez como resultado de esa campaña difamatoria fue el de que Salgado Macedonio dejara de ser candidato; el Instituto Nacional Electoral, decidió cancelarle su candidatura, aunque por encuestas alcanzará un triunfo decisivo para gobernar Guerrero.

Claro está que el INE probablemente se llevará un revés y quede en evidencia, ya que el Tribunal Federal Electoral puede devolverle la candidatura a Félix Salgado, pero a pesar de eso, el daño causado ha sido bien aprovechado por los opositores del guerrerense, por lo menos durante algunos días, en que fue nuevamente víctima de ataques despiadados.

Lo que sí es interesante, es saber qué dice Carlos Fuentes sobre Félix Salgado Macedonio en su importante obra, anteriormente señalada. Lo precisa como un hombre de gran contundencia política y digno de admiración; se refiere Fuentes, a cuando Salgado Macedonio en agosto de 1988 subió a la Tribuna de la Cámara de Diputados, ante quien en esa época era el Colegio Electoral, lo hizo con 2 costales al hombro, donde se contenían miles de boletas electorales, cruzadas a su favor y que estaban quemadas, total o parcialmente. Con ello asegura Fuentes, evitó lo despojaran de su victoria, la cual pretendían dársela al candidato del Partido Revolucionario Institucional.

En su brillante retórica Fuentes puntualiza que lo realizado por Salgado Macedonio es histórico, ya que “arrojó un puñado de polvo volcánico en el rostro de la política tradicionalmente practicada en México”, agregó el destacado dramaturgo, que lo hecho por Salgado define los comentarios de poetas como Alfred de Musset, quien relata en las confesiones de un hijo del siglo, las arbitrariedades de la burguesía, en donde “el pasado y el porvenir nunca se divorcian totalmente, sino que uno y otro coexisten en nuestro tiempo; toca al mismo tiempo un suelo de ruinas y otro de semillas”. De manera alegórica sigue diciendo Fuentes “Ruina y semilla, las cenizas de Salgado caen sobre nuestra tierra con su doble rostro, de premonición y recuerdo, son las cenizas, pero también los surcos de una tradición política que viene de muy lejos, se nutre de muchas tradiciones y alimenta muchos fuegos…”, es verdaderamente maravillosa la descripción que hace Fuentes, donde rinde homenaje a la conducta histórica de Félix Salgado Macedonio y agrega que lo que hizo el guerrerense, es notable e histórico, insistimos, que por tanto, “aunque queramos arrojar las cenizas al viento, no podemos apagar el volcán de nuestra historia política y prometer, como la biblia, que derrumbaremos las montañas y elevaremos los llanos”.

Le da un sentido patriótico a la conducta de Salgado, cuando precisa lo grave que hay y la tensión que existe “entre presente y pasado, entre tradición y renovación…”, es evidente que Carlos Fuentes le da a la actitud de Salgado, una dimensión de alto nivel democrático y lo muestra como una gente de primer orden, quien pretende acabar con el “impulso centralizador autoritario, religioso, conservador” y que de esta manera Félix busca “un movimiento descentralizador, democratizador, laico y modernizante”. Agrega además en justa distinción a Félix Salgado, y es que México sigue bajo el control de familias de caciques, jefes locales, guardaespaldas matones a sueldo y por tanto que “el caciquismo sigue vivo en México y Latinoamérica, a todos los niveles de la vida local y concreta”. Obligadamente Fuentes en el reconocimiento que le hizo a Félix Salgado, debe destacarse que tal vez sea de los pocos políticos a los que les ha dedicado tan digna y reconocida deferencia.

Es claro que a Félix Salgado Macedonio no le han perdonado su irreverencia, así como su liderazgo y su raigambre popular. Ahora esos caciques, los hombres del poder, los grandes intereses económicos, pretenderán por todos los medios a su alcance, que Félix no gobierne Guerrero.

Téngase la seguridad que seguirán los embates, las calumnias y las campañas mediáticas. Les fallaron las acusaciones por delitos graves, tampoco, probablemente les funcionó el órgano reaccionario, conservador y antidemocrático, como lo es, en lo que se convirtió el INE. Repetimos, no pararán, continuarán con mayor intensidad las descalificaciones para el guerrerense, pero olvidan que Félix es el pueblo, es quien resiste todo y para quien no habrá tregua, ni espera y mucho menos debilidades.

Lo dicho por Carlos Fuentes sigue siendo para Félix Salgado Macedonio un baluarte histórico de pleno y absoluto reconocimiento.

Algo al final evidente, hace treinta y tres años, Félix derrotó al PRI, lo mostró en toda su dimensión como órgano corrupto, antidemocrático y perverso. Tal vez la historia se repita.

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