Selvas tropicales de fulgurante verdor y humedad perenne; humedales poblados de manglares que exhiben orgullosos sus raíces torcidas e hirsuta vegetación; o cubiertos de pastos en formación militar, que el viento mece caprichosamente.
Mares de incalculable biodiversidad; arrecifes cuyas siluetas volubles de imposible colorido desafían a la imaginación; playas de fina arena blanca, roja y también negra, costas que presumen caprichosas formaciones rocosas.
Bosques de oyamel, sauce y otras especies, áreas desérticas con estructuras geológicas únicas en el planeta y cactáceas endémicas.
Montañas, valles, ríos y lagos. Cascadas en las que el golpe del agua irrumpe en el ambiente anulando cualquier otro sonido; cañadas, islas e islotes.
Eso y mucho más, es México; nuestro México.
Todos estos ecosistemas constituyen el hábitat de un enorme número de criaturas; algunas de ellas, amenazadas y otras, en peligro de extinción.
Mucho se ha escrito, hablado y legislado con el fin de protegerlas y sin lugar a dudas también se han alcanzado numerosas metas.
Sin embargo, aún falta mucho, además, el reto que representa el cambio climático convierte las tareas de preservación en un objetivo cada vez más difícil de alcanzar.
Hoy más que nunca, es imprescindible salvaguardar el generoso patrimonio ecológico de los mexicanos. Para lograrlo, cada uno de nosotros debe hacer su parte, individuos, comunidades, municipios y también los Estados.
México cuenta con la participación activa de numerosas ONG (Organizaciones No Gubernamentales) que dedican esfuerzos de indiscutible trascendencia a la preservación de especies y Áreas Naturales Protegidas.
Estas organizaciones requieren del apoyo incondicional de la Administración para llevar a cabo exitosamente las tareas a las que se han abocado.
La responsabilidad de recuperar, proteger y salvaguardar la riqueza ecológica de México, recae infaliblemente en el Gobierno Federal, cuya ineludible obligación es fortalecer a la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales).
Esta Secretaría y otras dependencias del gobierno cuentan con la participación de científicos, cuya trayectoria es reconocida en México y en el extranjero; la lista sería casi interminable.
Debo reiterar que la responsabilidad de vigorizar a todas y cada una de las instituciones encargadas de proteger los recursos ecológicos de todo el territorio mexicano recae en el Gobierno Federal.
Comencemos el 2022, con la esperanza de que la voz de los científicos será escuchada y la administración tomará las medidas pertinentes para poner un alto al deterioro ecológico de México.
Ya cierto!!!! Viva Mexico!