Los niños necesitan explicaciones sobre la muerte
Asunción Álvarez

Por un mejor final

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Lejos de ayudarles, ocultarles la muerte de un familiar sólo los confunde y les impide manejar el dolor que implica la pérdida que han sufrido.

Imagen: Garcia Lam.
Imagen: Garcia Lam.

Lectura: ( Palabras)

La pandemia que nos ha tocado vivir nos ha obligado a enfrentar la muerte con una frecuencia mayor a la que estábamos acostumbrados y digo esto aclarando que nunca nos acostumbramos a ella y preferimos pensar que se puede evitar o que sucede a otros. Pero lo cierto es que la muerte ha tenido una presencia cotidiana desde hace meses y esto ha sido el caso especialmente para el personal de salud en los hospitales, pero también para muchas personas que han perdido a familiares y amigos; y, en no pocas ocasiones, las muertes se han producido con una rapidez inusitada. A los niños también se les han muerto familiares cercanos, pero con frecuencia sucede que, buscando protegerlos del dolor, se les oculta la situación. Lejos de ayudarles, esta manera de actuar los confunde y les impide manejar el dolor que implica la pérdida que han sufrido.

Nunca estamos preparados para la muerte de alguien querido, pero menos cuando ésta se presenta de manera tan numerosa e imprevista como ha sucedido en esta pandemia. Personas infectadas de la Covid-19 pasaron de estar sanas (o aparentemente sanas) a enfermarse de gravedad y morir en cuestión de días. Una situación muy diferente a la que vive una persona, junto con sus familiares, que padece una enfermedad crónica, la cual paulatinamente lleva a la muerte. Con todo lo doloroso que resulta anticipar el desenlace final, esta situación tiene la ventaja de que permite a todos prepararse para la separación que se espera y realizar las acciones que ayudan a que el final de una vida sea más consolador, tanto para quien termina su vida como para quien sobrevive a la persona que muere. Hay lugar para las despedidas, para acompañarse y decirse las cosas que se necesitan y todavía se pueden decir.

Siendo sinceros, antes de la pandemia no siempre se aprovechaba esa oportunidad para hablar y para despedirse de las personas que están por morir porque formamos parte de una sociedad en la que, como en tantas otras sociedades occidentales, predomina una actitud de negación ante la muerte, lo que en pocas palabras significa que cuando se hace presente actuamos como si no estuviera. Preferimos no hablar de lo que está pasando, en parte como un intento de protección frente a una realidad triste, pero también porque no aprendimos a tener conversaciones directas y claras sobre la muerte. Y esto explica que los adultos no sepan cómo hablar del tema con los niños. Posiblemente, cuando ellos mismos lo fueron, hicieron preguntas relacionadas con la muerte sin obtener respuestas, pero dándose cuenta de que no debían hablar de eso. Crecieron sin aprender a hablar de la muerte, suponiendo además que la muerte era algo malo y que no debía hablarse de ella. ¿Por qué, si no, el silencio que enfrentaron?

ninos aprenden de la muerte
Imagen: Charlotte Pardi.

Una cosa es que la muerte cause dolor y angustia y otra cosa es creer que la muerte es algo malo cuando ésta forma parte de la vida. Cierto que hay muertes que quisiéramos prevenir, fallecimientos que quisiéramos postergar y que sentimos terriblemente injusto que algunas personas mueran, sea por la forma en que lo hacen o por su condición (ser muy jóvenes o dejar hijos en pleno crecimiento), pero la verdad es que desde el momento en que se empieza a vivir se puede morir por muy diversas razones. Esto es así para todos los seres vivos y los niños lo constatan a muy temprana edad, sea con animales que a veces son sus mascotas o con familiares que dejan de existir. Es algo que perciben con naturalidad y curiosidad, mientras los adultos no les transmitan sus propios prejuicios y limitaciones para tratar el tema.

En los últimos meses he tenido la oportunidad de comentar este tema en diferentes espacios. Por un lado, en pláticas en las que he participado con Elvira Cerón, psicoterapeuta, tanatóloga y coautora conmigo de Un adiós en armonía.[1] En ellas nos han invitado a hablar de la muerte y del duelo en los tiempos especiales que estamos viviendo. En los intercambios que hemos tenido con el público hemos respondido a su inquietud de no saber cómo hablar con los niños de la muerte cuando se les muere un familiar y cómo ayudarlos. Hemos subrayado la importancia de hablar con la verdad, pero adecuándose al nivel del niño y utilizando palabras que entienda. Los niños comprenden mucho más de lo que en general suponen los adultos y necesitan que les respondan a sus preguntas cuando han percibido que algo ha pasado, pero igualmente hay que informarles si no se han dado cuenta. Es fundamental darle explicaciones en lugar de evasivas. Frases como “se fue de viaje”, “se durmió para siempre”, “se fue a vivir a otra parte”, no le sirven. Con ellas el niño no entiende por qué esa persona querida se fue a otro lado sin despedirse y dejándolo. Y pueden causarle daño, el dolor de sentirse abandonado, traicionado o no querer dormir por temor a que le suceda lo mismo.

Si se le explica, un niño puede comprender que alguien murió porque su cuerpo ya estaba muy desgastado o porque padecía una enfermedad que no se pudo curar. Y posiblemente haga algunas preguntas; por ejemplo, si otros también van a morir o si él mismo morirá. Y siempre, el mejor consejo es decir la verdad, pero también preguntar qué piensa. A lo mejor lo que más le preocupa es qué pasara con él si determinada persona muere y hay que darle la seguridad de que habrá quien cuide de él. Además de dar respuestas, al hablar del tema con el niño, se le permite ser parte de lo que como familia se está viviendo, que es compartir el dolor; se le puede invitar a que exprese lo que siente o lo que le querría decir a la persona que ya no está. Desde luego, esto lo hará dependiendo de su edad. Alguien pequeño podrá hacer un dibujo y alguien más grande una carta. De esta manera el niño puede despedirse, honrar a la persona que ha sido parte de su vida y formar parte de un ritual compartido, un elemento importante cuando se vive un duelo. Existe una extensa literatura dedicada a los niños que puede ayudar a los padres a introducir el tema de la muerte con sus hijos.[2]

ninos aprenden de la muerte
Imagen: Sarah Wilkins.

El otro espacio en que he comentado, recientemente, la comunicación sobre la muerte con los niños ha sido con mis alumnos de la carrera de medicina que cursan la materia optativa El médico ante la muerte. Por un lado, hemos tratado el tema de la muerte y los niños cuando estos son pacientes que no se pueden curar, mismo que ya he comentado en un artículo anterior. Por otro lado, hemos discutido la comunicación con el niño cuando una persona cercana muere, el sentido tratado a lo largo de este artículo. Muchos de mis estudiantes han compartido su experiencia recordando cómo se les ocultó la muerte de un abuelo, un tío o un primo cuando eran niños, algunos de 5, 6 o 7 años. Hay que decir que no fue el caso de todos y que algunos recuerdan cómo les hablaron de la muerte y qué beneficioso fue para ellos el poder participar en los rituales que siguieron. Pero quienes no fueron informados coinciden en decir que sabían que pasaba algo muy importante, porque percibían las conductas extrañas y las emociones de los adultos.

Suele ignorarse que los niños son muy sensibles a todas las acciones de los adultos, especialmente de sus papás y familiares cercanos; se cree que si no se dice es como si algo no pasara. Es un grave error, pues los niños reconocen que algo triste que trastoca la vida está pasando, pero les falta entender qué es realmente lo que sucede y por qué. Seguramente les dolerá saber que ha muerto alguien que quieren, pero están preparados para escuchar esa noticia; lo que más les afecta es no entender la razón de esa ausencia y, a falta de otra, se darán su propia explicación y pueden llegar a pensar que la persona se fue por su culpa, por algo que hicieron o dejaron de hacer.

Varios de mis alumnos hablaron de la tristeza y enojo que sienten o sintieron por no poder participar en el funeral de la persona fallecida y por haber tardado tanto tiempo en saber lo que verdaderamente sucedió: que su familiar había muerto. Hay personas que arrastran a lo largo de su vida un dolor que les fue negado expresar. Algunos de mis estudiantes han hablado después con sus padres de la experiencia que tuvieron y éstos les explicaron que creían hacer lo correcto, proteger a su hijo, o que simplemente no sabían cómo hacer las cosas de otra manera. Comentar esto con mis estudiantes ha sido muy enriquecedor. Tienen claro cómo debe hablarse con los niños cuando se les muere una persona importante y tendrán la ocasión de recomendar lo mismo cuando en su práctica como médicos deban dar este consejo a los familiares de un paciente que muere.

En Un adiós en armonía hablamos de la importancia de educar a los niños, desde pequeños, sobre la muerte. Enseñarles que es una parte de la vida y mostrarles, cuando la enfrentan (en pandemia o no), que el dolor que acompaña la muerte también es parte de la vida, pero se puede afrontar mejor cuando se está acompañado; aprenderán así a dejarse consolar y a consolar. Para esto se necesitan maestros, padres y adultos que así lo entienden y que puedan hablar con los niños con claridad y empatía, permitiendo que hagan todas las preguntas que necesiten. Es posible que muchos adultos no estén preparados para esto, y en ese caso, es deseable que busquen orientación para hacerlo porque los niños merecen ser respetados en su derecho a ser informados e incluidos cuando les toca padecer una muerte en su vida.  


Referencias:

[1] Este libro, publicado por Grijalbo en 2015, lo escribimos para transmitir a los lectores que no es tan difícil como suele creerse hablar de la muerte y que sirve mucho hacerlo. En esta pandemia donamos la versión PDF para que cualquier persona interesada pueda leerlo.

[2] Algunos ejemplos: La gota de agua de Inés Castel, El mejor truco del abuelo de Dwight Holden, El pato y la muerte de Wolf Erlbruch.

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3 respuestas a “Los niños necesitan explicaciones sobre la muerte”

  1. Como siempre muy atinadas y adecuadas tus aportaciones a este fenómeno y particularmente, con el manejo de estos temas con los niños. MUCHAS FELICIDADES y gracias por darnos una línea que seguir y ofrecer a las personas en ese trance.

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