Una novela llamada México
Alejandro Zertuche

Observador Auto-Referente

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Los mexicanos nos encontramos en suspenso y expectantes de lo que depara el siguiente capítulo sin entender cómo en unidad podemos participar para mejorarlo.

Imagen: Planeta.
Imagen: Planeta.

Lectura: ( Palabras)

Nuestro país se ha convertido en la novela de la que todos hablan. Los mexicanos nos encontramos en suspenso y expectantes de lo que depara el siguiente capítulo sin entender cómo en unidad podemos participar para mejorarlo.

Un paradigma como mexicanos, que arrastramos desde la llegada de los españoles a nuestras tierras, está intensamente ligado a la creencia de que necesitamos héroes para que nos rescaten. Tan es así que sin importar lo mal que ejecute su rol un personaje político, puede llegar a ser aceptado por un posicionamiento percibido en algún acto “vendido” como heroico. Como inconscientemente nos vemos incapaces de lograrlo por nosotros mismos, el “sí se puede” lo hemos convertido en nuestro mejor cántico dejando la esperanza en manos de otros.

Esto no es referencia sólo de la actualidad, en realidad ha sucedido desde siempre. Es una acción oportunista de la política y personajes públicos que se ha manejado históricamente aún y cuando hoy la gente supone que está más enterada da la situación. “Para muestra un botón” menta el dicho, y como ejemplo claro, en los últimos meses hemos visto cómo nuestro presidente, después de ir de bajada en la calificación acerca de su aceptación gracias al manejo de la pandemia, ha regresado a la cresta de la curva. Es claro que la fecha de este último crecimiento llegó con las vacunas para el Covid y seguro se administrará por meses.

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Imagen: Depositphotos.

Sin importar cómo estuviera llevando el proceso de la pandemia, hubo un acto heroico que se vendió a la perfección en la llegada del primer lote de vacunas y la esperanza de salir del miedo. Aún y cuando los que él llama “sus enemigos” le atacaron por detectar claramente que no eran suficientes dosis y que el proceso estaba lleno de medias verdades, la mayoría de la gente lo asumió como un acto de salvación para los mexicanos. Todo esto gracias al miedo y la crisis de salud en la que estuvimos atrapados por meses y en donde un pequeño acto logró que se vislumbrara la luz en medio de la oscuridad. Esa simple acción conectó con ese paradigma histórico que nos mantiene a los mexicanos ciclados sin avanzar como país, más allá del turismo y el tequila.

Cambiar un paradigma como éste, que se ha convertido en un agente cultural de los mexicanos, no es nada sencillo y posiblemente no logremos hacerlo en esta generación. No sólo se percibe en el tema de la relación ciudadano-político, también se puede observar en la forma en que seguimos a los artistas, futbolistas o cualquier tipo de personaje que nos permite experimentar lo que no somos y que inconscientemente nos gustaría ser. Nos achicamos ante otros y no reconocemos conscientemente que tenemos muchas virtudes para salir adelante.

Hoy podemos observar cómo existe una mayoría de personas que se queja constantemente y muy pocos haciendo algo para cambiar la historia que sólo se escribe desde el poder. No únicamente desde el gobierno, sino de todas las trincheras que lo representan en México.

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Imagen: El Comercio.

Queda claro que en el capítulo actual de la novela llamada México, nuestro presidente ha monopolizado los roles de escritor, productor, guionista, maquillista, asistente de director, supervisor de guion, director de sonido, etc. La mayoría de los ciudadanos sólo estamos actuando el papel que nos dicta. Todo esto sucede para darnos cuenta de lo alejados y desinteresados que hemos estado de la política en México. La responsabilidad de lo que sucede no es únicamente del presidente, sino de todos los mexicanos.

Cada vez hay más ciudadanos entendiendo esto, sin embargo, el sistema no permite mucho movimiento e intromisión. Hoy existe un enfrentamiento entre poderes en México, lo cual le costará de alguna manera a una mayoría; esto sucederá sin que se pueda detener y la oportunidad está en el entendimiento para poder compartirlo cada vez con más personas. Empezar a empoderar al ciudadano permitirá que se inicie una transformación para la participación en la agenda sin que se pierda el gran propósito de poder escribir un mejor capítulo para nuestro país.

La novela podemos escribirla entre todos, aún y cuando nos tardemos en llegar a este punto, es momento de empezar a construir e integrar unas líneas en el escrito que permitan equilibrar y mejorar la situación para todos. ¿Estás preparad@ para participar con pluma y papel?

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