Sobre la estupidez humana
Héctor Mendoza

La pluma ecléctica

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Russell creía que el problema del mundo moderno residía, precisamente, en la seguridad de los estúpidos y las dudas de los inteligentes.

Imagen: Yorokobu.
Imagen: Yorokobu.

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“Se han dado cuatro tipos de épocas en la historia del mundo: épocas en las que todos pensaban que lo sabían todo, épocas en las que nadie creía saber nada, épocas en las que los inteligentes pensaban que sabían mucho y los estúpidos que sabían muy poco, y épocas en las que los estúpidos pensaban que sabían mucho y los inteligentes, que sabían muy poco. El primer tipo es el de la estabilidad, el segundo es el del lento declive, el tercero es el del progreso y el cuarto es el del desastre.

“El triunfo de la estupidez”, Bertrand Russell.

Partiendo de la idea antes presentada, creo sinceramente que en nuestro país nos encontramos no en la Cuarta Transformación (4T), como algunos pretenden, sino en la cuarta etapa planteada por Russell. Una etapa en la que las personas estulticias están seguras de todo lo que dicen y de todo lo que hacen, mientras que mucha gente inteligente de nuestro país vive llena de dudas.

Ciertamente que en mi país vivimos en un mundo al revés, con una sobresaturación de información, que facilita, por ejemplo, las noticias falsas, afirmaciones falsas que, en nuestro caso, son dadas desde el propio Poder Ejecutivo; fake news que se propagan más rápido que un huracán y de las cuales, por ser tantas y tan abundantes, hacen dudar hasta a las personas más inteligentes.

Pareciera que en este momento la regla general es que los estultos creen tener todas las respuestas, en tanto que los doctos o instruidos viven en la eterna duda.

De acuerdo con Cipolla ‒profesor italiano que escribió un ensayo sobre la estupidez humana‒ desde Darwin “… todas las especies [del reino animal] … deben soportar sus dosis cotidianas de tribulaciones, temores, frustraciones, penas y adversidades. Los seres humanos, sin embargo, poseen el privilegio de tener que cargar con un peso añadido, una dosis extra de tribulaciones cotidianas, provocadas por un grupo de personas que pertenecen al propio género humano”; que no son otros ‒en opinión de este maestro‒ que los estúpidos.

Para Cipolla los estúpidos son peores e incluso más peligrosos que las mafias, ya que al ser un grupo ‒no organizado‒ no se rigen por ninguna ley. No hay un cabecilla o líder identificado o identificable, están dispersos entre la sociedad, y lo mismo el estúpido puede ser tu vecino o tu hermano, incluso agregaría yo, puede ser uno mismo sin que nos hayamos dado cuenta.

Carlo M. Cipolla propone cinco leyes que, similares a las leyes de la naturaleza, él considera que son inevitables. Helas aquí:

1. Siempre e inevitablemente, todo el mundo subestima el número de individuos estúpidos en circulación.

2. La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

3. Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

4. Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que, en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

5. El estúpido es más peligroso que el malvado.

En este contexto veo las declaraciones de mi presidente y de los políticos de la llamada 4T, y no puedo olvidar que las reflexiones de Russell, en su crítica en contra de los estúpidos, tiene como preámbulo una anticipación a los actos de barbarie de los nazis. Russell creía que el problema del mundo moderno residía, precisamente, en la seguridad de los estúpidos y las dudas de los inteligentes.

Finalmente, y a modo de conclusión, quizá yo mismo sea un perfecto estúpido al quedarme callado ante el grave daño que, evidentemente, se puede anticipar para mi país con las malas decisiones políticas del actual régimen. De la llamada 4T, ¿o deberíamos llamarla la 4E?

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