En el arte siempre existe el peligro de las falsificaciones y peor aún, el peligro de los estafadores. En el Museo Alemán de Ciencia en Múnich, Alemania, un empleado de 24 años, con poca vergüenza y menos inteligencia, se robó cuatro pinturas y las sustituyó con burdas falsificaciones. Las noticias no especifican quién las falsificó, pero por la pésima factura, sospecho que fue él mismo. Las vendió a una casa de subastas.
Se dieron cuenta, por la denuncia de un posible comprador, entraron a la bodega y vieron que las pinturas que estaban almacenadas nada tenían que ver con las fotografías catalogadas de los originales. La selección del ladrón son la hermosa La leyenda de la rana y la princesa de Franz von Stuck de 1891 y las otras son de Eduard von Grützner, Franz von Defregger, y una cuarta pintura que no pudo vender.
Para vergüenza del museo, el empleado afirmó que se las robó porque estaba en shock de ver lo fácil que era tomarlas e irse, de hecho, los robos fueron en 2018 y hasta ahora, se dieron cuenta. El museo está especializado en ciencia así que ese acervo, que son donaciones de coleccionistas, lo almacena y es exhibido en raras ocasiones, prefieren exhibir teléfonos celulares y ese tipo de cosas.
Los sorprendente fue que el juez decidió no darle condena porque lo vio “muy arrepentido” y que bastó que regresara el dinero de sus robos, porque obviamente, no puede regresar las obras. Hay varias cosas incomprensibles en este veredicto tan benévolo. Primero, si alguien roba en una tienda o un banco detienen a los ladrones incluso con violencia, y los llevan a la cárcel. Segundo, la casa de subastas debería de ser investigada por comprar obras sin justificar su procedencia, como es el protocolo. Tercero, la facilidad, el acervo de un museo se pierde y se considera que el dinero lo restituye, las obras de arte, en general valen más que el dinero, porque son irreparables e insustituibles. Los generosos coleccionistas que donan sus obras, y los museos que las acumulan y no las cuidan.
Ahora, si no quieren pasar por este proceso complicado, que implica investigaciones, búsqueda y tiempo, les recomiendo un tipo de arte que no pasa por estas dificultades: Arte VIP. ¿Cómo se pude saber si un plátano pegado en la pared es el original o es una falsificación?
¿Cómo pueden saber si la caja de cartón, las bolsas de plástico, las latas vacías, los pedazos de carne, son falsificaciones? ¿Quién va a identificar si una montaña de caramelos es la original? No hay manera. En el Arte VIP, así como no hay originales, tampoco hay falsos. El ladrón de ese museo alemán debió elegir otro tipo de arte para que no lo atraparan. En el arte VIP como la mayoría de las obras las rehacen en los museos a partir de instrucciones, que dicen: pintar un punto en la pared, poner una manzana en un pedestal, regar sangre en el piso; carecen del concepto de original y falso, todo es sustituible. El día que decidan ser falsificadores, el arte VIP les va a permitir burlarse de la ley.
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