Estados Unidos se encuentra en una seria encrucijada en términos de una iniciativa de largo plazo de cooperación internacional y revitalizar la agenda en instituciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el sistema de instituciones de la Organización de las Naciones Unidas y múltiples instituciones vinculadas con el sistema de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial, no sólo en el ámbito económico-comercial, sino que también en el educativo, cultural y de la cooperación y el desarrollo internacional.
¿Cuál es el contexto? Desde 2017 Estados Unidos reconoció una “competencia entre grandes potencias” (great power competition) y que se ha reflejado en una generalizada confrontación entre ambas potencias, tanto bilateralmente como en instituciones como la OMC y en otras regionales como la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, por sus siglas en inglés). La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) liderada por China y con 15 miembros (incluyendo países como Australia, Corea del Sur, Japón y Vietnam) y su entrada en vigor del mayor tratado de libre comercio (TLC) mundial sin la participación de EU son concebidas como una “amenaza” más por EU.
Todo lo anterior es significativo ante la más reciente visita del presidente Biden en mayo de 2022 a Asia. Uno de los resultados, probablemente el más importante, fue el lanzamiento de un nuevo bloque económico asiático, por el momento denominado como un Marco Económico Indopacífico (IPEF, por sus siglas en inglés). El lanzamiento del bloque es significativo desde varias perspectivas. Por un lado porque la administración Biden –y no obstante haber participado personalmente en la construcción del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés)–, el TPP definitivamente no será apoyado por la administración Biden, al igual que por su antecesor Trump, ante la falta de consenso en el legislativo estadounidense y en otras instituciones civiles. Según esta primera propuesta del IPEF –por el momento con 13 miembros “interesados”, incluyendo a EU, Australia, Corea del Sur, Japón y Vietnam, entre otros (al igual que en el RCEP)– no existirían por el momento compromisos arancelarios y la propuesta se concentran en cadenas de valor resilientes, energías limpias, infraestructura y fiscalización global, así como comercio justo y resiliente. Más allá de la clara influencia de las prioridades sobre la propia administración Biden de 2021 –publicado en 2021 por la Casa Blanca–, el punto de partida común es claramente la creciente influencia de China en la región asiática y global. Sin embargo, esta preocupación común no es suficiente: la iniciativa no integra contenidos básicos y, sobre todo, no responde al reto de Biden de lograr consensos básicos en EU: si no logra consensos en el legislativo sobre el TPP –iniciativa lanzada con el liderazgo estadounidense–, ¿por qué sí lo logrará con el IPEF? El argumento de que no requiere el visto bueno del legislativo dado que no incluye compromisos específicos (como los arancelarios, por ejemplo) pareciera ser muy débil y confuso; los tiempos políticos y electorales en 2022-2023 también serán críticos para dificultar una discusión al respecto en EU.
Más allá de lo preliminar e inicial del IPEF, encubre la dificultad de Estados Unidos –bajo Trump y Biden– de plantear una iniciativa global con incentivos para terceros países; el IPEF más bien pareciera buscar concretar un “friend-shoring” destacado por Yellen, Secretaria del Tesoro de EU, con el objetivo de crear un frente contrario a China, por el momento buscando no permitir un enfrentamiento directo al todavía no integrar a Taiwán. Para terceros países en América Latina por ejemplo, IPEF no es de mayor relevancia: múltiples países están participando tanto en el RCEP y el IPEF –particularmente Japón que insistió, sin éxito, con Biden en la participación de EU en el TPP– y refleja que la política exterior de EU, por el momento, no es una prioridad y que independientemente del partido político, tampoco logrará consensos legislativos para ofrecer incentivos nuevos y significativos, ni siquiera sólo en el ámbito arancelario. Habrá que ver, cuando se definan temas más puntuales, si países como India continúan en el IPEF.
Lo anterior refleja las serias dificultades de EU, en este caso de Biden, de presentar una iniciativa con efectivos incentivos para terceros países, más allá de un planteamiento general de preocupación ante China. Para países como México la iniciativa no ofrece mayor claridad o certidumbre en el mediano y largo plazo tanto en su relación con EU como con China y en su decisión actual ante la solicitud de China de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT) y en el marco de las disposiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en contra de economías de no fueran de mercado.
Enrique Dussel Peters es profesor del Posgrado en Economía y
Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM
http://dusselpeters.com
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