Somos seres humanos y venimos a experimentar esta vida con todo, nos guste o no. Todos en algún momento de nuestra existencia viviremos alegrías, tristezas, miedos, enojos, humillaciones, dolor, pérdidas, felicidad, plenitud, caídas, enfermedades, amores y desamores. Eso es literalmente la experiencia de ser humano.
Nos hemos creído las ideas de que la vida debiera ser fácil y con ello nos perdemos de la experiencia completa. Rechazamos el instante que vivimos y preferimos aferrarnos a nuestro pasado o a los deseos del futuro. No nos damos cuenta de que estamos ciclados y con ello fortalecemos el programa de creencias que hemos elaborado de forma inconsciente.
Hemos dejado de mirarnos a los ojos cambiándolo por las imágenes de redes sociales. Nos hemos separado como humanidad porque no hemos logrado descubrirnos a nosotros mismos y, por lo tanto, apuntamos hacia nuestro exterior. Somos una generación racionalmente irresponsable.
Venimos a este mundo a descubrirnos y llevar esa experiencia a la vida, a vivirla en vez de quedarnos en el “querer vivir”. Tenemos la oportunidad de aprender a asumir nuestros sentimientos y pensamientos como nuestros y comenzar a vivir en libertad. No se trata de salirse de las reglas, se trata de aportar para romper las que no permiten al ser humano vivir libre y en coherencia con su vida.
Llevamos más de un año en esta crisis de salud que nos ha puesto a prueba y no hemos podido superarla. Seguimos apuntando al exterior, polarizándonos sin observar que la bola de nieve crece cada vez que no entendemos que es la conciencia la que nos ayuda a salir adelante con el reto.
Limitar al ser humano desde el miedo sólo seguirá sumando para provocar una cuarta ola, una quinta y así sucesivamente. Cuando no hay entendimiento y ni conciencia, generamos la posibilidad de crear un nuevo ciclo de aprendizaje a través de una nueva ola. Con el miedo podremos controlar por un tiempo y detener la velocidad de la bola de nieve, sin embargo, se requiere que se vaya instalando en la sociedad un nuevo proceso cognitivo acerca de lo que estamos enfrentando para salirnos del camino y así no ser atropellados por ella.
Es momento de detenernos. No podemos seguir haciendo lo mismo buscando pretextos para culpar a alguien más de lo que nos pasa. Hagámonos conscientes de que vivimos en un planeta que nos brinda abundancia en todo para que podamos vivir sin escasez de nada. La Tierra nos enseñó al principio de la pandemia lo que hemos olvidado, nos mostró nuestra incoherencia con el planeta y aun así no hicimos nada al respecto. Cuando se abrió la posibilidad de hacer algo, nosotros únicamente buscamos salir y olvidar lo que experimentamos durante esa etapa.
Nosotros mismos estamos enfermando al mundo y a todo lo que lo habita. Lo hemos enfermado de miedo, de rabia, de rechazo, de separación, de ambiciones desmedidas, de tristeza, de reclamos, de envidias y de muchas otras experiencias que vivimos al no estar conscientes de lo que significa la palabra humanidad.
Hay que sumar más amor, comprensión, integración, coherencia, libertad, compatibilidad, armonía, plenitud, felicidad y todo aquello que genera el equilibrio de la vida. Si esto lo aplicamos en lo individual, seguro abonaremos a los esfuerzos de los valientes que ya lo han hecho, se requiere de una sumatoria constante para lograr una transformación que impacte al planeta.
Lo primero que podemos asumir es que todos somos parte de esta enfermedad. Por lo tanto, la mejor vacuna será la de hacernos responsables de lo que nos sucede y aprender a observarnos sin juicios ni separación. Esto nos abre a entender y hacernos conscientes de que nosotros podemos salir de esto si empezamos a movernos como una sola humanidad con un propósito que impacte en colectivo, dejando atrás las diferencias de los clanes con creencias y ambiciones distintas que únicamente nos polarizan. Esta vacuna es de valientes, ¿te la vas a poner?
Este tipo de artículos enriquecen al ser humano. Ayudan a eliminar creencias negativas, generadas desde antes del nacimiento, o por gentes con interesaes creados y que manipulan al ser humano.