El trayecto de Piedras Negras es largo hasta nuestros días y por eso recibí con agradecimiento y entusiasmo el magnífico libro que me hizo llegar su autor Carlos Hernández González […]
El trayecto de Piedras Negras es largo hasta nuestros días y por eso recibí con agradecimiento y entusiasmo el magnífico libro que me hizo llegar su autor Carlos Hernández González (para los cuates Pavón) en dónde puntualmente relata el urdido y tramado del hilo fino de una ganadería emblemática, hasta la fecha.
139 años han transcurrido desde la gestación y la misma familia Los González ha tenido la responsabilidad de darle cause a la divisa negra y rojo hoy a cargo de Marco Antonio González Villa.
Piedras Negras fue la primera ganadería mexicana que se presentó en España. Primero tres toros en Santander en julio de 1929 y luego otros 3 alrededor del mismo mes en San Sebastián otros 3 para ser lidiados por Cagancho, Heriberto García de Hidalgo y Manolo Bienvenida. Toreó un novillo Sidney Flanklin.
Entre los que han administrado el hato familiar, está Don Wiliulfo quién falleció el 21 de agosto de 1941 y su hijo mayor, don Romárico González vio por ella hasta 1953, cuando don Raúl González se puso al frente. Al morir don Raúl, heredó la ganadería a su hijo don Marco Antonio González Villa.
el libro La Legendaria Hacienda de Piedras Negras es una joya y seguramente se podrá conseguir en Texcoco el próximo 24 de marzo día que se inaugura la feria de Texcoco con Víctor Puerto, Fermín Spinola, El Chihuahua y Angelino de Arriaga con los toros de Piedras Negras. Su lidia será motivo de nostalgia y de reconocimiento pleno a una familia que mantiene su afición y principios intactos desde hace más de cien años.
¡Cabría no perdérselo!
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
Cuando inicia sesión por primera vez utilizando un botón de inicio de sesión social, recopilamos la información del perfil público de su cuenta compartida por el proveedor de inicio de sesión social, según su configuración de privacidad. También obtenemos su dirección de correo electrónico para crear automáticamente una cuenta para usted en nuestro sitio web. Una vez que se crea su cuenta, iniciará sesión en esta cuenta.
De acuerdoAcuerdo
Conectar con
Permito crear una cuenta
Cuando inicia sesión por primera vez utilizando un botón de inicio de sesión social, recopilamos la información del perfil público de su cuenta compartida por el proveedor de inicio de sesión social, según su configuración de privacidad. También obtenemos su dirección de correo electrónico para crear automáticamente una cuenta para usted en nuestro sitio web. Una vez que se crea su cuenta, iniciará sesión en esta cuenta.
A muchos nos dio alegría saber que una de las ganaderías más emblemáticas de nuestro país con un historial longevo y con muchas anécdotas curtidas durante la historia del toreo, lidiaba en La México. Incluyendo haber lidiado en España un encierro mexicano y tantas más, como que en su plaza de tientas falleció tentando en los ochenta del siglo pasado, el 27 de enero de 1981, uno de los toreros mexicanos más representativos de nuestro país, Jorge “El Ranchero” Aguilar, quien ahí también nació.
Sin embargo, de ahí a opinar que el toro “Siglo y
Medio” fuera para indulto inobjetable, medía un gran trecho.
Entre las dudas de Gerardo Rivera, por lo poco toreado que se encuentra el matador
tlaxcalteca y que nunca se planteó con confianza, no recuerdo que el bovino por
el lado izquierdo se desplazara como por el derecho y en la suerte de varas no
fue particularmente encelado.
Peccata minuta
dirán algunos, pero sí vale la pena reflexionar que el público más bien
ocasional que solicitó y obtuvo el perdón, refleja que en el ánimo de las
neo-asistentes está implícito exigir ese homenaje y lo piden sin reflexionar
del todo en las condiciones de los astados, lo cual así será, pero es bueno
anotarlo para que quién decide que es el juez, lo tome en cuenta.
El sexto de la tarde “Siglo y Medio” de Piedras
Negras, ganadería tlaxcalteca que sobrepasa esa edad desde su fundación como
hacienda, tuvo la gran cualidad de la emotividad en la embestida y en su
embroque humillaba al dirigirse a la muleta, por el izquierdo se quedaba un
poco corto.
Gerardo Rivera lo toreó más con habilidad que, con empaque y una
parte del público, pidió el honor del indulto con mucha fuerza, mientras otros
se dedicaron a protestar la labor del tlaxcalteca.
El juez de plaza Jorge Ramos, entre muchas protestas, desde el punto de vista de
muchos (incluido el mío), injustificadamente lo oficializó y así se convirtió
en el primer astado de esa ganadería en lograrlo en La México.
Gerardo y Marco
Antonio González dieron la vuelta al ruedo pero no hubo la grandeza del pleno
reconocimiento para el criador y el torero, yéndose este último en hombros
entre denuestos.
Antonio García “El Chihuahua”, torero mexicano (Fotografía: Al Toro México).
Así se remató una tarde en que la generalidad de
los astados con los pelajes que caracterizan a la divisa, se vinieron
físicamente abajo en los primeros compases de muleta, aunque por momentos sus
embestidas tuvieron buena cadencia. El del cierre fue un muy buen toro, pero
desde mi prisma, fue exagerado el homenaje.
Lució el capote de Rivera y Angelino, así
como algunos pares de banderillas de ambos y de Antonio García “El Chihuahua”, al que de plano le tocó un lote infumable
y además se llevó un golpazo en la cara.
Rivera no hizo la suerte suprema en sus dos toros, el
primero por echarse antes de que la ejecutara, el segundo por el mentado
homenaje.
¿La semana próxima como la anterior, será de
indulto? Poco tiempo faltará para saberlo. Hasta entonces.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.