Los orígenes del resultado electoral 2021
Andrés A. Aguilera Martínez

Razones y Costumbres

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El resultado electoral refleja una realidad existente que hoy, más que nunca, impera atención: la unificación de los mexicanos. Y no es una pose o un recurso retórico, es una necesidad. La crispación social es latente que…

Imagen: Líder Empresarial.
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Lectura: ( Palabras)

Este domingo México acaba de vivir una de las jornadas electorales más complejas de su historia democrática. Se disputaron más de 21 mil puestos de elección popular, entre los que se destacan 15 gubernaturas, 500 diputados federales, 30 congresos locales, que implican 1,063 diputados, además de 1,926 ayuntamientos. Para ello el Instituto Nacional Electoral (INE) instaló más de 161 mil casillas de votación en las que votaron poco más de 48 millones de personas, que representan alrededor del 52.5% del padrón, lo que significa una participación inédita para una elección intermedia, pues en las últimas el porcentaje había sido inferior al 40%.

De ese tamaño fue la necesidad de la gente por participar, demostrar su apoyo a las ofertas políticas que se postularon en la contienda y de manifestar, de alguna forma, su respaldo o rechazo a las políticas públicas ordenadas desde el Ejecutivo Federal y respaldadas por su movimiento político.

Los resultados que lanza el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), arroja que el 49.8% de diputaciones federales corresponderán a los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Verde Ecologista de México (PVEM), Encuentro Social (PES), Fuerza Por México (FxM) y Redes Sociales Progresistas (RSP), que son el bloque que apoya al Ejecutivo Federal, en tanto que la llamada Alianza Opositora, conformada por los partidos: Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), obtendrían el 40.7%, mientras que el partido Movimiento Ciudadano (MC), tendría el 7.2%, lo que implica que el 48% de la Cámara de Diputados estaría en control de las fuerzas políticas opositoras.

partidos políticos
Imagen: Reporte Índigo.

Este panorama electoral, de primera impresión, nos deja a la vista varias reflexiones. Primeramente, el país se encuentra políticamente dividido en dos facciones: una que apoya las políticas gubernamentales emprendidas por la actual administración y autollamada “Cuarta Transformación (4T)” y otra que antagoniza diametralmente con ella. Con esto se constata que la popularidad del Presidente de la República sigue teniendo amplios márgenes de aprobación, al tiempo que también se observa que ha crecido considerablemente su rechazo.

En segundo término, se observa que esta polarización ha consolidado dos bloques muy marcados entre los mexicanos que, si bien siempre han existido, hoy, más que nunca, son patentes y están profundamente confrontados: los afines a la 4T que representan a un número importante de personas, comunidades y grupos históricamente segregados e ignorados y, por el otro, quienes han tenido el control político, económico y social del país a lo largo de su historia, en particular durante las últimas cuatro décadas; en posturas públicas que, hasta el momento, parecieran ser antagónicas e irreconciliables.

El resultado electoral refleja una realidad existente que hoy, más que nunca, impera atención: la unificación de los mexicanos. Y no es una pose o un recurso retórico, es una necesidad. La crispación social es latente que, aunado al rencor acumulado y a las condiciones económicas, ponen en grave riesgo la estabilidad nacional. La confrontación jamás abona, siempre resta y –en consecuencia– condena al país no sólo al estancamiento, sino a una posible involución.

@AndresAguileraM

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