Llamado a la conciencia: responsabilidad ciudadana y sensibilidad institucional ante COVID-19
Manfredo Martínez

Sociedades del Siglo XXI

94 opiniones • veces leído

La falta de una implementación estandarizada de protocolos de prevención ha impedido un impacto sostenible contra la enfermedad.

Lectura: ( Palabras)

La COVID-19 es noticia cada vez que surge una nueva variante y se incrementan las atenciones hospitalarias; y, ahora a 30 meses de la irrupción “inesperada” del SARS-CoV-2 parece que el “relajamiento” en las instituciones públicas y en el seno de las mismas sociedades de nuestra región ha vuelto a activar las “alarmas” de la impostergable responsabilidad compartida estado-sociedad; pero también, la necesaria e imperiosa sensibilidad desde la gestión pública de la enfermedad.

Y aquí pongo dos ejemplos a los que se debe poner atención. En primer lugar, la red “Mexicanos Unidos vs COVID” –convergencia republicana que pide liberar los antivirales para el COVID– denuncia que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), aunque aprobó en enero de 2022 la adquisición de éstos, todavía “no se tienen en el país”. Por otra parte, se hace evidente la falta de insumos para la contención de la pandemia en el sistema sanitario hondureño de acuerdo con reportes de prensa, pues los centros de contención contra la enfermedad adolecen de las herramientas e infraestructuras para responder científicamente a la afección.

No cabe duda de que la latencia de la COVID-19 ha sido constante desde la detección de los primeros casos a escala global; no obstante, creo que la falta de una implementación estandarizada de protocolos de prevención, atención y respuesta a la enfermedad ha impedido hasta el momento un impacto sostenible contra la enfermedad.

Hemos venido viendo casos patentes –Donald Trump, en su momento, Y, ahora Andrés Manuel López Obrador, entre otros– que han hecho una oda al populismo, al anteponer sus propias visiones e ideologías sectarias del mundo, en un contexto de crisis sanitarias como la de este trienio, a las posibilidades de una gestión objetiva de la pandemia.

Creo que la base para avanzar en la gestión “sostenible” de la pandemia actual, que nos tiene “sumergidos” en oscilantes estrategias públicas, privadas y comunitarias de contención de la misma; hay valores que se deben rescatar y sobre todo potenciar en la vorágine de esta tragedia universal contemporánea, causada por éste patógeno “detectado” primigeniamente en territorio chino, y tienen que ver –a mi parecer– con los principios éticos de empatía, corresponsabilidad, prudencia, amor al prójimo, sentido de pertenencia a la comunidad, gestión pluralista de las sociedades, enfoque intercultural en los relaciones interpersonales, y; sobre todo una comprensión inter complementaria de nuestras realidades.

Esto lo podemos observar a lo largo de la pandemia, en donde ha habido una ingente y constante transferencia de conocimientos interdisciplinarios, producto de la aplicabilidad de herramientas y mecanismos digitales en la exponencialidad del mensaje, para entender cómo se puede concebir por ejemplo una pandemia como la actual en un mundo globalizado donde permean terminologías mutables como sociedad de la información y sociedad del conocimiento y luego reproducidas en otras.

En conclusión, pienso que la pandemia actual solo puede convertirse en endémica –estacionaria y manejable– en tanto no se obvien los distintos protocolos aconsejados por estudiosos en la materia.

Posdata: Datos de prensa de BBC News, actualizados este 5 de julio referían lo siguiente:

“Cuando muchos creíamos que finalmente podíamos relajarnos y olvidarnos de la COVID, dos nuevas sub variantes del coronavirus conocidas como BA.4 y BA.5 están llevando a algunos países a volver a estar en alerta.

Estas dos sub variantes de ómicron son consideradas las más contagiosas hasta el momento, porque tienen mutaciones que les permiten evadir la inmunidad.

Esto hace que ni las vacunas existentes ni las infecciones previas de COVID permitan evitar su transmisión.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en junio la subvariante BA.5 fue detectada en 62 países y la BA.4 en 58.

El organismo también informó que la BA.5 se convirtió en la principal fuente de COVID en el mundo”.  

Más columnas del autor:
Todas las columnas Columnas de

Deja un comentario

Lo que opinan nuestros lectores a la fecha