La Tulumización

La “Tulumización” es un concepto que no existe, pero se refiere a Tulum.

Es muy parecido a la “Cancunización” (por Cancún), o a la “Xcaretización” (por Xcaret), en los pueblos de Quintana Roo.

Se trata de un complejo proceso de gentrificación en toda esa zona.

Sacar a los pobres y meter a los ricos, no es una cosa nueva.

Es parte de la depredación de los pueblos y la selva (en México) desde hace mucho tiempo.

Este proceso existe en el país de muy diversas formas. Casi siempre con resultados muy negativos para la comunidad.

El Tren Maya, correrá a través de mil 525 kilómetros sobre la península de Yucatán y se visualizan diversos problemas en el futuro.

Según AMLO, mil 400 kilómetros de estas vías no tienen problema y sólo el tramo 5 (que va de Cancún a Tulum) puede tener alguna duda, dado el cambio de vía que se realizó.

Es de esperarse que continúe la Tulumización, la Cancunización, y la Xcaretización.

Y es más posible que los nuevos dueños y visitantes lleguen a saquear y rapiñar esta zona –por la buena o por la mala–.

Hace un par de semanas, un grupo de artistas levantó la voz con la alerta sobre los impactos ecológicos que causará el Tren Maya en esta zona.

Especialmente en el tramo 5, que correrá de Cancún a Playa del Carmen (49.8 km.) y de Playa del Carmen a Tulum (60.3 km).

“El Tren Maya está destruyendo la selva, nuestro patrimonio natural”, dijeron los artistas.

Sin embargo, para AMLO y los grupos que apoyan la obra, el Tren Maya será una forma de progreso.

Para los diseñadores de la estrategia, el Tren Maya acercará la modernidad y será un elemento vital para el desarrollo de la comunidad.

Y para corroborarlo se habló de Miguel Quintana –dueño de Xcaret, Xel Ha y muchos otros sitios turísticos– que han generado muchos “empleos”… Sí, ¿pero de qué tipo?

Existe una infinidad de sitios arqueológicos en Yucatán.

Muchos de ellos descubiertos y abiertos al público y muchos otros que requerirán de una gran inversión para entender su importancia histórica.

De igual forma existen cientos y miles de cenotes por todos lados.

Como dato histórico, la península de Yucatán se formó por el choque de un meteorito en esa zona que dejó como resultado enormes extensiones de laja y de cantera encimadas entre sí.

Entre esas grietas corre el agua y de esa agua se forman los Cenotes.

Hay un turismo público –que manejan los ejidos y sus organizaciones– y un turismo privado.

Miguel Quintana, es un rico empresario privado dueño de Xcaret, Xel Ha y ya abrió Xibalbá (Lugar Oculto), muy cerca de Valladolid, Yucatán… Él se confiesa seguidor de AMLO y la 4T.

En Xibalbá unió varios cenotes para recrear una “experiencia subterránea” que recrea “el inframundo” de la cultura maya… Según él.

Pero nadie recuerda los destrozos y modificaciones dentro de los Cenotes que realizó su equipo de ingenieros… O sea, rapiñaron el lugar.

Sus negocios son una especie de Disneylandia –o Mayalandia–. Con seres folclóricos, de tradiciones muy extrañas. Para un turismo muy barato (caro para el de México), hecho muy al estilo gringo. 

Es cierto, sus negocios generaron muchos empleos… ¿Para quienes? 

Si este proceso sigue adelante, generará su desarrollo… Sin incorporar a la comunidad local.

¿Será justo?… NPI.

El Tren Maya

Dice Jorge Zepeda Patterson: “Este lunes Andrés Manuel López Obrador se quitó la casaca de líder de fracción política y se colocó la de presidente, al darse a la tarea de razonar la justificación del Tren Maya y responder, con relativo detalle, a las objeciones sobre el presunto daño que causaría esta obra al medio ambiente”, (Milenio, 29/III/2022).

Desde el inicio del Tren Maya hubo muchas voces en su contra.

Ejidatarios, comuneros, en una carretera que inició su construcción en época de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y que desde ese tiempo nunca cumplió con las reglas de expropiación e indemnización de los terrenos.

Estos ejidatarios siguen una lucha legal por el pago de sus tierras y demandan ser consultados… O continuarán con sus protestas.

Para los que están a favor, se trata de una apuesta histórica al desarrollo de la región. “Resultará en un beneficio. Esta parte del mundo es una de las regiones del planeta con más potencial, donde se conjuga la naturaleza, recursos humanos, cultura, calidad de vida y geografía”… Dicen.

Los que están en contra expresaban: “No queremos otra Mayalandia, no queremos ser sujetos folklóricos para la curiosidad de los visitantes, no queremos ser ‘pueblos mágicos’”… Lo cual es muy cercano a la realidad.

Me surgen algunas preguntas:

¿Cómo se medirán los beneficios del desarrollo regional en esa zona?

¿Cómo se asegurará la participación de las comunidades y de los habitantes de la Península en este proceso?

¿Cómo se encausará el “proyecto turístico”, que sólo beneficia a la gente de recursos y a los extranjeros sin incluir a los dueños de estas tierras?

¿Cuáles serán las estrategias del Tren Maya para la masiva recolección de basura que llegará… Del abastecimiento alimentario que detonará… Y de la llegada de grupos criminales?

Más que decir “Sálvame del Tren”, deberíamos exigir salvarnos de un proyecto que (como muchos otros) tardará mucho tiempo en asentarse, arraigarse y demostrar su utilidad.

Sálvame Del Tren

Los artistas firmantes del desplegado #SelvameDelTren, le dijeron a AMLO, sin ningún tono agresivo: “No somos sus adversarios, somos mexicanos”.

Es momento de exigir que una obra pública tan gigantesca –como el Tren Maya– no ocasione deterioros y perjuicios irremediables en una zona tan sensible como la Península de Yucatán.

Quizá AMLO tenga una respuesta sobre el beneficio económico de la obra.

La verdad está en juego el Sureste Mexicano… Y es complicado.

Es cierto, se necesita desarrollo, crecimiento y mejorar los niveles de vida en muchas comunidades… ¡Pero no a cualquier costo!

Eso no se solucionará con la llegada del Tren Maya.

La Cueva Del Delfín

El PAN hizo un juego de la Casa Gris con Legos… Están muy orgullosos… AMLO caminaba en una alberca… ¡Ya es su Mesías!

¡Vientos huracanados!, si no me piden supervisar al SAT nos veremos por acá la próxima.

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