La representación del mundo nació de la observación. Estudiamos nuestro entorno para hacer de la recreación una síntesis y una reinterpretación, con esas búsquedas, la representación nos deberá dar una guía de nuestro entorno y de nosotros mismos.
Por eso el arte es conocimiento. Al representar nos representamos, es la visión del artista, la que se plasma como una versión del mundo. Lo que el artista toma y es llevado a la obra, es un fragmento minúsculo de esa realidad, y se expande como la única versión, porque es su versión. Esa versión no tiene por qué ser realista, porque la realidad no existe en el arte. Existen interpretaciones y estas son el artificio de la creación.
El fenómeno de la representación ha creado distintos formatos para plasmarse, el artista al construir esa visión y darle materialidad toma los elementos para que eso tenga una forma determinada y es ahí en donde la división surge, de un plano a un volumen.
La escultura hace del volumen y el espacio que ese volumen debe ocupar, su principal presencia. Pensemos en la mente y la imaginación. Al recordar y observar algo lo llevamos como una imagen mental, ya no es real, se seccionó y depositó en nuestra memoria.
Esa imagen la proyectamos fuera de la mente, la podemos llevar a una superficie plana, un papel. Como un dibujo o un grabado, o un lienzo con una pintura, porque los valores que buscamos son principalmente la línea, el color y la composición. Si pesamos en esa imagen y tratamos de llevarla a una escultura sus valores son el volumen, el material, la textura, el color de ese material.
La escultura entonces hace un uso metafórico de esos volúmenes y texturas. La presencia de sus formas establece su contexto. A diferencia de la instalación que necesita del contexto para existir, depende de ese espacio, la escultura crea el contexto porque le da significado a ese espacio. Es por eso que podemos ver una escultura en cualquier lugar y por su sola presencia la reconocemos como una escultura.
Desde las esculturas primitivas, a las del Renacimiento o del Barroco, la escultura hace que su entorno se trasforme y trastorne. El espacio mismo puede cambiar sus dimensiones, y de ser indefinido es definido, es decir, la escultura define fronteras que surgen desde su espacio al exterior.
Las esculturas primitivas, rescataron las formas más elementales para simplificar la complejidad de la violencia de la naturaleza. Esto fue guiando a la creación a una invención formidable, la geometría, que se establecido como un eje de la existencia material y espiritual de los seres humanos y como un eje en el arte mismo. La línea recta y el círculo, construyeron al mundo como lo conocemos hoy, la geometría es parte de la esencial del conocimiento humano.
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