La Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, mostró su inquietud respecto a la violencia que se vivió en México durante las campañas políticas previas a las elecciones del 6 de junio pasado.
En la inauguración de la cuadragésima séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Bachelet dijo que se alarmó con el alto nivel de violencia en el contexto de las elecciones más grandes en la historia moderna de México.
La expresidenta de Chile hizo hincapié en el asesinato de 91 de políticos, de los cuales 36 eran candidatos a un cargo de elección popular, que se presentaron desde el inicio de las campañas en septiembre del año pasado.
¨Me alarmó el alto nivel de violencia política en el contexto electoral. Al menos 91 políticos y miembros de partidos políticos, entre ellos 36 candidatos electorales, fueron asesinados durante el período electoral que comenzó en septiembre de 2020¨, resaltó Bachelet.
La Alta Comisionada también subrayó las numerosas amenazas y amedrentamientos que pusieron en peligro la vida de los políticos con sus familias, partidos políticos, y funcionarios públicos comprometidos con el proceso electoral.
Asimismo, hizo énfasis en la violencia de género y sexual de la que fueron víctimas mujeres en el desarrollo de la contienda electoral con campañas de difamación.
¨Los partidos políticos de todo el espectro se vieron afectados y las mujeres se enfrentaron a la violencia de género, incluida la violencia sexual y las campañas de difamación¨, advirtió la Bachelet.
Michelle Bachelet le exigió a las autoridades mexicanas que se investiguen estos actos criminales para dar con los responsables y poner fin a la impunidad.
¨Es fundamental asegurar la rendición de cuentas por estos actos y garantizar su no repetición¨, explicó.
Violencia descontrolada

No podemos pasar de vista, el que considero el problema principal cuando hablamos de seguridad/violencia en México, la violencia contra la mujer que se vivieron en estas elecciones y que se vive diariamente.
Aunque los resultados de estos comicios dictaron que 8 mujeres serán gobernadoras – una cuarta parte de las entidades del país – la violencia en redes sociales, las descalificaciones públicas, amenazas y asesinatos estuvieron a la orden del día.
Aunque el hecho no haya derivado en la pérdida física de una mujer, puede ser considerado un tipo de violencia discursiva fue lo que ocurrió en Guerrero con la candidatura de Félix Salgado Macedonio.
Un hombre acusado formalmente de agresión sexual que pierde su candidatura a gobernador de esta entidad, por no transparentar los gastos de precampaña, y no por este delito que se le imputa, pone en su lugar a su hija bajo el seudónimo de la ¨torita¨ para que así se le reconozca y pudiera ganar la elección, como terminó sucediendo.
Más allá del acto nepotista, esto es una muestra de la poca importancia que se le da a la mujer en México, tan esa así que puede ser usada como objeto o vía de acceso a un espacio de poder.
Hablando en términos generales, es evidente que la violencia en México está fuera de control, llegamos al punto de tener más de 60 homicidios dolosos diarios, según las cifras oficiales de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Parece que nos hemos acostumbrado a esas alarmantes cifras, similares a las del saldo de pérdidas en una guerra.
Eso es lo preocupante. Hemos adaptado a nuestra cotidianidad leer que ayer mataron a 63 personas y que hoy ese número subió a 70, ya nada de esto nos hace saltar de asombro.
Y el gobierno federal sólo nos dice que están trabajando, pero el crimen organizado cada vez aumenta su poder territorial y de ataque.
Pobres diagnósticos, nulos resultados
Si no dimensionamos que esto es un grave problema que debe de resolverse, las y los gobernantes no podrán la especial atención que merece esto que estamos padeciendo desde muchos años atrás.
El gobierno o las y los aspirantes a cargos públicos, generalmente, cuando hacen propuestas para resolver los temas de seguridad lo hacen desde la superficialidad. Piensan que con aumentar el número de fuerzas policiales hará más seguro el país, algo que no es necesariamente cierto.
Entonces, si no se hace un diagnóstico certero de las causas del problema, las soluciones que se le den serán ineficaces. Por más resultadista que suene, esto nos lleva a dar pasos a ciegas y a destinar recursos, tiempo y capital humano en una estrategia que no nos lleva a ningún lado.
Podemos decir que la estrategia para ofrecer seguridad a las candidatas y candidatos de esta elecciónque propuso el presidente, Andrés Manuel López Obrador falló por completo.
Los datos están a la vista, estas fueron las segundas elecciones más violentas, en cuanto a asesinatos, desde el año 2000, sólo por detrás de los comicios de 2018.
Lo peor en la percepción de la situación de seguridad por parte del gobierno viene cuando el presidente, en su conferencia matutina posterior a las elecciones, agradeció al crimen organizado ¨por portarse bien¨ en este proceso electoral.
Son unas declaraciones nada empáticas para las víctimas, no sólo de la violencia en las campañas sino de la generalizada en todo el país. Una falta de respeto a quienes hoy lloran la partida repentina de un ser querido a manos de unos criminales.
El presidente parece no entender que al crimen organizado no se le agradece, se les combate y neutraliza. Es responsabilidad del mandatario garantizar seguridad, porque es un derecho fundamental.
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