La derrota en las pasadas elecciones de junio en la Ciudad de México golpeó en lo más profundo de las bases de Morena, que la llamada izquierda pierda la mayoría de las alcaldías en la capital no es una cuestión menor, pese a que el resultado a nivel federal fue positivo. 

La Ciudad de México es el bastión más importante no sólo para López Obrador, sino para el futuro político de su partido en este país, tan es así que apenas se supieron los resultados de los comicios, inmediatamente empezaron a mover la maquinaria y hacer cambios drásticos. 

El primero de ellos fue nombrar a Martí Batres como nuevo secretario de gobierno de la Ciudad de México, uno de los operadores más importantes con amplio bagaje desde la administración de Marcelo Ebrard como jefe del entonces Distrito Federal. 

Batres fue el designado por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum para hacerse cargo de las reuniones con los alcaldes electos de la oposición, mientras ella esperaba a que se diera inicio al proceso de transición.

La Comisión de Transición debió haberse conformado una vez que el Titular de la Alcaldía recibió su constancia de mayoría (hecho que ocurrió el pasado 11 de junio) pero en la Gaceta Oficial de la CDMX se modificó la fecha para el 1ro de septiembre, apenas un mes antes de que entren en funciones. 

Ese hecho fue ampliamente denunciado por los alcaldes opositores, ya que no dejaban tiempo suficiente a llevar un proceso normal de transición, sumado a que las ¨reglas del juego¨ se cambiaron después de que se realizaron las elecciones. 

Hoy los alcaldes de UNACDMX denuncia que recibirán unas alcaldías en bancarrota y con poco margen de maniobra a pocos días de asumir sus respectivos cargos.

Dificultar el gobierno de la oposición

El gobierno de la Ciudad de México tiene muchas deudas pendientes, la más importante es hacer justicia a la tragedia ocurrida en la Línea 12 del Metro, seguida de lo relacionado en materia de seguridad y justicia. 

Eso ha permeado la aceptación de Sheinbaum entre las capitalinos y capitalinos, el manejo del desplome de un tramo de la Línea dorada que provocó la muerte de 26 personas y dejó heridas a más de 100 generó muchísima indignación no sólo en la capital sino en gran parte de la República. 

No sólo eso, también se suma las represiones por parte del cuerpo de granaderos – que supuestamente habían desaparecido según Sheinbaum – principalmente en manifestaciones del movimiento feminista, llegando a usar gas pimienta y otros artefactos de contención innecesarios para la naturaleza de la protesta. 

Por todo esto, se tuvieron que tomar decisiones para que la atención no se siga centrando en los aspectos negativos de la actual administración, sino en sus adversarios con el propósito de que cualquier error sea señalado como si no estuvieran capacitados para gobernar. 

Lo que denuncia los alcaldes de UNCDMX es alarmante, que les estén entregando una alcaldía en bancarrota habla mucho de los gobiernos salientes y de la dinámica de confrontación que buscan perpetuar. 

En un momento tan complicado en donde se necesitan recursos para atención de las escuelas, atención de hospitales, acciones en materia de seguridad, entre otras prioridades de las y los capitalinos que habitan en las alcaldías ganadas por la oposición. 

Impedir que se alargue la victoria de la oposición

Sin dinero para poder operar, las alcaldesas y alcaldes no tendrán más opción que buscar financiamiento por otras vías y eso comprometerá sus mandatos hasta el último día. 

Por ejemplo, fuentes dijeron a Voces México que la alcaldía Miguel Hidalgo tiene una deuda superior a los 20 millones de pesos por la luz del alumbrado público, eso ya es una desventaja para iniciar un mandato. 

Si a esto le sumamos que gran parte del trabajo de limpieza y recolección de basura en la demarcación es realizado por privados, nos encontramos con una alcaldía sin dinero y endeudada, es decir, entre la espada y la pared. 

Parece que la estrategia de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum y de su administración es entorpecer por completo la labor de los alcaldes de oposición para evitar que esta ola no se haga más grande en elecciones futuras.

Porque mucho del éxito de Morena, depende de su éxito en la Ciudad de México por lo que Sheinbaum no quiere ser reconocida como quien hizo perder la confianza al movimiento obradorista y el partido en el gobierno entre la población capitalina. 

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