El gran periodista y destacado ecologista Alejandro Ramos Magaña, es defensor a ultranza de la preservación del medio ambiente, por ello, uniéndome a su lucha, y en particular, dedicándole este artículo, toco el tema de una de las zonas más bellas de la Ciudad de México, Xochimilco, lugar que constantemente sufre afectaciones que ponen en riesgo, no sólo su impactante belleza, sino los grandes beneficios que nos proporciona; la preservación de la flora y fauna en dicha zona resulta preponderante, por ende, estamos obligados a respetarlas de manera contundente.
Xochimilco se localiza al sureste de la capital mexicana y posee una superficie de 122 km². Su nombre es un topónimo de origen náhuatl, deriva de las palabras xōchi (flor); mīl (milpa, campo cultivado) y -co (locativo), por lo tanto, se puede traducir como “Milpa de flores”. Goza de diversas costumbres y ferias, como la del dulce cristalizado, del amaranto y del olivo, de la nieve, sin dejar de lado la festividad de “La flor más bella del ejido”, sólo por mencionar algunas.
El pueblo de Xochimilco es de los más antiguos, data desde que se instalaron los xochimilcas en el siglo X, estableciendo su altépetl (entidades políticas independientes, con su propio gobernante, llamado Tlatoani en náhuatl); sus tradiciones son en verdad elocuentes y dignas de conservar, por ejemplo, mantienen la tradición del Niñopa, que se realiza cada 2 de febrero.
El Xochimilco del siglo XXI sigue teniendo tradiciones de hace 500 años, aunado a que su población originaria es sumamente grata y afable, contar con un amigo de ese lugar es real privilegio; sus casas son sitios muy agradables, las puertas siempre están abiertas para sus visitantes; sin embargo, han sufrido la embestida urbana tras edificarse infinidad de colonias, dando lugar a una conflictiva en cuanto a servicios públicos. En síntesis, Xochimilco se ha visto invadido por gente foránea, la cual en diversidad de ocasiones no mantiene el mismo comportamiento que la población de origen, y ello conlleva diversas vicisitudes.
No debemos olvidar su hermoso lago que también ha venido sufriendo desastres, ante el impactante crecimiento urbano y peligrosa contaminación del agua, muchas de sus especies se han visto amenazadas y hoy están al borde de la extinción, tal es el caso del ajolote. Resulta indispensable ser estrictos para poder conservar el sinnúmero de especies en ese bello y recreativo lugar capitalino; en este sentido, proponemos se declare a Xochimilco zona limitada al crecimiento urbano, manejando una política ecológica severa en beneficio de tan simbólica y fundamental área, no sólo grata en lo turístico, sino esencial pulmón para la Ciudad de México.
Amén de la denominada mancha urbana, Xochimilco sostiene un gran conflicto en lo referente a la descarga de aguas negras y grises, donde la basura y múltiples contaminantes van directamente a los canales, debido a ello, las chinampas presentan salinización, hundimientos e inundaciones. Sin duda, sobre este renglón se han hecho estudios y esfuerzos, empero no han sido suficientes, ya que la flora y fauna siguen deteriorándose. Se ha pretendido dragar para el saneado de canales; sin embargo, insistimos, la contaminación es patética.
Xochimilco en 1987 fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, de ahí que se prohíban obras e infraestructuras, lo cual no se cumple y la tala de árboles es sistemática. Volviendo al tema del ajolote, cuya denominación proviene del náhuatl axolotl, sufre las peores consecuencias; cabe apuntar, la existencia de ese pequeño y sinigual anfibio es histórica, fue venerado por las culturas precolombinas, ya que en él encontraban la reencarnación del dios Xólotl. A la par del ajolote, hay otras especies endémicas, como el crustáceo conocido como acocil, quien también es llamado “Rana de Moctezuma” o ahuejote.
Tengamos presente, Xochimilco es morada de más de 400 especies de aves migratorias, inclusive algunas se establecen de manera permanente, como los pelicanos, garzas y cardenales. Así, volvemos a recalcar, la lucha para librar a Xochimilco de los problemas ecológicos resulta primordial, ya que de continuar la destrucción, se asevera que los canales turísticos y aquellos dedicados a la agricultura, pueden desaparecer en los próximos 30 años.
Existen infinidad de trabajos del Instituto de Biología de la UNAM, mismos que deben ponerse en práctica en Xochimilco, para evitar daños en sus áreas verdes y, en especial, para alimentar sus zonas acuíferas. Xochimilco, tengamos presente, en la época prehispánica constituyó una importante y extensa red de vías navegables, mismas que fueron ingente sorpresa para los colonizadores españoles.
Xochimilco debe superar los grandes problemas que le afectan terriblemente en todos los sentidos, sin dejar de lado esos que aquejan a productores agrícolas y prestadores de servicios turísticos.
Xochimilco ha sido por esencia un lugar de gran atracción, no únicamente para capitalinos y mexicanos en general, sino aún más para visitantes extranjeros. Sus chinampas son creadas de manera notable, mantienen presencia desde hace siglos en el cultivo de hortalizas, que es una de sus mejores y más connotadas representaciones.
Hay infinidad de estudios para rehabilitar canales, no sólo de Xochimilco, sino también de lugares colindantes como San Gregorio y San Luis de Tlaxialtemalco; lo importante es ponerlos en práctica.
Xochimilco debe cuidarse y preservarse. Es obligación de todos.
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