¿QUO VADIS? La guerra comercial China-EE.UU.: ¿perspectivas para 2022?
Enrique Dussel Peters

Desde la Socioeconomía

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Dependerá de la administración Biden cómo abordar la problemática y que dependerá seguramente de su estrategia general con respecto a China, la cual no se ha definido hasta el momento.

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Hemos insistido en esta columna sobre el abierto conflicto entre Estados Unidos y China desde 2017 –para la administración Trump bajo el concepto de “competencia entre grandes potencias”; para la administración Biden como “competencia administrada”– y puntualmente en el ámbito comercial. Hasta finales de 2019 EE.UU. había impuesto aranceles de 25% a 250,000 millones de dólares (prácticamente la mitad de las importaciones provenientes de China) y un 15% a otros 120,000 millones de dólares.

Como resultado de las negociaciones y de la “tregua comercial” de enero de 2020 el arancel a estas últimas se redujo del 15% al 7.5% y China se comprometió a incrementar sus importaciones desde EE.UU. en 200,000 millones de dólares con base en su máximo alcanzado en 2017 y hasta diciembre de 2021. El acuerdo, tomando como base 2017, es significativo: durante enero 2020-diciembre 2021 China debiera haber incrementado sus importaciones, considerando que se redujeron durante 2017-2020, en 381,000 millones de dólares. ¿Qué ha sucedido al respecto?

Es importante recordar los recientes cambios estructurales en el comercio exterior de Estados Unidos. Desde 2015 China se había convertido en el primer socio comercial de EE.UU., desplazando a Canadá y a México; en 2017 el comercio entre ambos llegó a su máximo, con el 16.34% del total de EE.UU. Desde entonces, sin embargo, y resultado de las confrontaciones múltiples y particularmente en el ámbito comercial, China redujo drásticamente su participación en el comercio de EE.UU. hasta alcanzar el 13.49% en 2019; México y Canadá se convirtieron en los principales socios comerciales.

No obstante, en 2020 y hasta noviembre de 2021, China recuperó su presencia en el comercio de EE.UU. y alcanzó el 14.26%, todavía ligeramente por debajo de México y Canadá. En el ámbito de las importaciones –crucial en los acuerdos arriba señalados de enero de 2020– hasta 2020 las importaciones de EE.UU. provenientes de China todavía se encontraban por debajo de las importaciones de 2017 y, hasta noviembre de 2021 indican que en 2021 pudieran alcanzar niveles ligeramente superiores a los de 2017. Es decir, China está muy lejana de aumentar en 200,000 millones de dólares de 2017, como se comprometió en enero de 2020.

china estados unidos

Lo anterior se verifica mediante el puntual análisis de Chad P. Bown del Peterson Institute for International Economics hasta noviembre de 2021: las exportaciones de EE.UU. provenientes de China de los productos acordados fueron de 221,900 millones de dólares (un 62% de lo acordado entre ambas partes); el análisis contribuye en el análisis sobre los efectivos alcances  de las importaciones de China desde EE.UU. en productos agrícolas, manufacturados, energía y otros. Los resultados reiteran el examen anterior: China no cumplirá en 2021 con los acuerdos definidos en la “tregua comercial” de enero de 2020.

China podrá argumentar que no es posible cumplir con el incremento acordado ante los embates del COVID-19 en el comercio internacional y específicamente entre EE.UU. y China; la generalizada incertidumbre y los todavía existentes aranceles a su comercio, así como la prohibición de EE.UU. a sus exportaciones a China que considera tecnológicamente sensibles también abonan a los argumentos desde una perspectiva china.

Dependerá de la administración Biden cómo abordar la problemática y que dependerá seguramente de su estrategia general con respecto a China, la cual no se ha definido hasta el momento. Una respuesta extrema –legal y formal– pudiera ser enfrentar la situación simplemente considerando el incumplimiento de China y escalar aún más la confrontación comercial iniciada por Trump hasta enero de 2020.

La otra respuesta extrema pudiera implicar no responder al incumplimiento, aunque las presiones internas –tanto de los partido demócrata como republicano– serán significativas. Lo más probable es que el incumplimiento se convierta en una “moneda de cambio” para que Estados Unidos exija otros aspectos en la relación bilateral: acusaciones sobre violación de los derechos humanos, el tema de Taiwán y la competencia tecnológica entre ambas economías.

El resultado de estas próximas negociaciones entre ambos países será muy significativo para terceros como México. Los escenarios arriba expuestos esbozan que las tensiones comerciales y generalizadas entre ambas potencias subsistirán en 2022 y bien pudieran escalar de nueva cuenta. Dada su relevancia para México –Estados Unidos y China son nuestro primer y segundo socio comercial– bien valdría prepararnos ante esta escalada, también en el contexto de un posible tratado de libre comercio con China ante su propuesta de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPA) de septiembre de 2021. ¿Será?


Enrique Dussel Peters: Profesor del Posgrado en Economía y Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM
http://dusselpeters.com

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