¿QUO VADIS? Impacto de las estrictas medidas de confinamiento en China
Enrique Dussel Peters

Desde la Socioeconomía

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Las estrictas medidas implementadas por China ante el COVID no sólo afectarán el crecimiento económico de China, sino que también a cadenas globales de valor específicas.

Lectura: ( Palabras)

Con el avance de Omicron a nivel mundial –millones de contagiados en el mundo–, también en marzo de 2022 el COVID-19 ha incrementado los contagios en China: después de meses de contar durante 2021 y 2022 con menos de 200 contagiados diarios, en marzo de 2022 se han registrado más de 5,000 casos diarios; tan solo ciudades como Shanghái a finales de marzo incluso más de 1,500.

Como el único país del mundo implementando una política de cero tolerancia, las medidas por parte de las autoridades chinas –con una población superior a los 1,400 millones de habitantes– pudieran parecer draconianas: en caso de registrarse casos de COVID-19 en un municipio o ciudad todos los residentes deben realizarse múltiples estudios durante varias semanas; si uno los residentes resulta positivo tanto la familia como vecinos deben permanecer en cuarentena al menos durante dos semanas y pueden normalizar sus actividades solo con la certeza de contar con resultados negativos. Incrementalmente –y dependiendo de los resultados de los estudios de los residentes– las medidas pueden limitar el transporte en un municipio o ciudad, cerrar las empresas, llevar a cabo controles para entrar y salir del municipio o ciudad, hasta confinar por completo los respectivos municipios o ciudades, regulando las salidas de los hogares sólo para la compra de alimentos. Estas medidas se relajan y eliminan hasta que los nuevos contagios se reducen a cero.

Con el reciente incremento de los casos detectados las medidas han sido significativas: el seis de marzo Jilin City, con más de 3.5 millones de habitantes y capital de la provincia Jilin y el 13 de marzo Shenzhen, con casi 18 millones de habitantes, fueron completamente confinadas; el aumento de casos en Shanghái bien pudiera implicar el confinamiento de varios municipios o hasta de la ciudad. Hasta finales de marzo las ciudades completamente confinadas representaron el 8.5% del PIB de China en 2020 e incluyendo las parcialmente confinadas con medidas todavía menos estrictas –incluyendo a Shanghái– representaron el 18.5% del PIB chino.

confinamiento china

Estas drásticas medidas buscan, en general, descartar un contagio masivo en la amplia población china; la estrategia, de igual forma, ha permitido un grado de “normalidad” de actividades cotidianas y productivas todavía impensable en la mayoría de los países. Esta estabilidad política también es relevante en 2022 ante la realización de las “dos sesiones” en marzo –de la Asamblea Popular de China y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo de China– y del 20 Congreso Nacional del Partido Comunista de China en el segundo semestre de 2022 en el cual muy probablemente se defina la reelección del presidente Xi Jinping.

En el ámbito económico las implicaciones seguramente serán significativas. Por un lado, China difícilmente logrará en 2022 el crecimiento esperado de 5.5%, y ante las dimensiones del confinamiento por el momento que bien pudiera aumentar. Las implicaciones, sin embargo, también serán globales: las ciudades de Shanghái, Shenzhen y Jilin City, por ejemplo, hospedan importantes líneas de producción de Toyota, Volkswagen, Tesla y Foxconn, entre otras; esta última como el principal proveedor internacional de Apple. Shenzhen, de igual forma, es una de las principales ciudades internacionales de manufactura de productos electrónicos. En algunos casos el sector público chino ha permitido que los trabajadores de las empresas vivan en las mismas en aras de no interrumpir los procesos productivos bajo confinamiento, aunque estas medidas sólo son temporales.

Es decir, las estrictas medidas implementadas por China ante el COVID con certeza no sólo afectarán el crecimiento económico de China en 2022, sino que también a cadenas globales de valor específicas (autopartes, electrónica y telecomunicaciones entre otras) en China y a nivel global. Como ha sucedido desde 2021 con la escasez de semiconductores, es probable que en 2022 también se presenten problemas en la cadena de suministros globales dependientes de China y con fabricación en Shenzhen y Shanghái.

Estas tendencias son significativas para comprender las expectativas de crecimiento y flujos de comercio e inversiones, particularmente para economías como la mexicana, altamente dependientes del comercio internacional y de la importación de partes y componentes para su reexportación en cadenas como la electrónica y autopartes-automotriz; ésta última, por ejemplo, se vio significativamente afectada en su producción y exportaciones por la escasez de microprocesadores en 2021. Es decir, las expectativas internacionales y para México de crecimiento en 2022 no sólo se verán ensombrecidas por la invasión rusa a Ucrania, crecientes tasas de interés y altísimos costos de transporte -los costos marítimos de contenedores de la costa oeste de EU a Asia aumentaron 12 veces en los últimos 24 meses-, sino que también ante los efectos del COVID-19 en China y la potencial interrupción de cadenas globales de valor.


Profesor del Posgrado en Economía y
Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM
http://dusselpeters.com

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